“Son La Lucha”, es un grupo dedicado a continuar la tradición del son jarocho en Washington D.C. Todos migrantes, de alguna manera, y volcados al trabajo con otros migrantes de múltiples latitudes. La naturaleza del grupo es esa, voluntad por conectar, mediante los espacios comunes y las distintas voces.
El grupo hace con su trabajo una labor de regresar algo a la comunidad. No es un grupo que tenga como factor común el lugar de origen, por ello, el son es una forma de establecer puentes para generar comunidad desde la música.
Sembrar semillas de consciencia con la música, se asumen como una agrupación musical combativa, elemento que concretan en cada rasgueo y en la forma en que moldean la protesta. Es decir, encontrar el sentido político en la fuerza que brinda la escena sonera, cobrando una sutil importancia en el actual contexto en EUA.
Se consideran continuadores de lo que las generaciones anteriores hicieron. Su condición de migrantes, se hermana de forma ingeniosa: se mezclan imaginarios de un mexicano, que toca el cajón, que migró desde los ocho años, y que tiene en México puestos unos ojos de nostalgia por la patria a la que pertenece, más como una forma de conectarse con su familia y su padre; un multiinstrumentista peruano, ejecutante de varios géneros, conoció al son en un vagón del metro, y que se prendó de él por lo incluyente del espacio al que llegó. Le permitió encontrar una voz para expresar emociones concretas; un estadounidense, músico también especialista en instrumentos cordófonos, y que, a la mano de un paisano suyo, decidió explorar instrumentos mexicanos y música tradicional, e investigar qué más había más allá de la banda o el mariachi. Por último, otro mexicano, músico lírico y rockero, migrante reciente y ávido de encontrar un espacio cultural que lo acerca, aunque fuese de oído, con su jarana segunda, a su matria.
Por el agrupamiento han pasado hombres y mujeres de distintas nacionalidades. El nombre surge en una comida entre Óscar y otro compañero, que, después de un show y, hablando de armar un proyecto musical, se preguntaron, ¿por qué hacemos esto? Su respuesta fue: “Por la lucha”. Así, cuando se refieren a ellos, se afirman como un constante ser mediante la lucha pro migrante.
La pandemia ha mermado a la comunidad sonera de DC, no tanto por la enfermedad en sí, sino por la naturaleza del género. Es decir, el son invita al fandango, a la reunión, al canto y al baile. Reunirse a ensayar, es siempre un pretexto. Así que, han procurado mantenerse lejos de los contagios para poder, aunque sea poco frecuente, ensayar y mantener la tradición. También han echado mano de la tecnología y han asistido a talleres virtuales.
“Son La Lucha” está conformado por doce personas; sin embargo, en entrevista para Once Noticias estuvimos cerca de Alfredo Castro (requinto), Óscar González (cajón), Pavel Trujillo (jarana segunda) y Diego González (jarana tercera).
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