El mundo enfrenta una disminución en prácticamente todos los frentes y actividades tradicionales.
Será temporal, en función de la recuperación de las economías de los países, de las corporaciones, de las familias y de cada persona.
Pero un lastre asoma ya como legado de la pandemia: las deudas en todos los niveles y casi para todos.
Ya en el primer trimestre del año, expuestos los primeros efectos económicos de las medidas para enfrentar la emergencia sanitaria, la deuda global se situó en 258 billones de dólares.
De acuerdo con el Instituto de Finanzas Internacionales, esa cantidad representa 331% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ubica la deuda de América Latina en 62% del PIB regional, con mayor peso en Argentina, Brasil, El Salvador y Uruguay.
La región está en una situación más débil que en la crisis derivada de las hipotecas, en 2008.
A diferencia de la deuda de los gobiernos, que estructuralmente no pueden quebrar, los corporativos recurren al callejón sin salida de los despidos y las quiebras.
Un ejemplo ilustrativo, la industria de la moda minorista global, negocio que, si se midiera como país, sería la séptima economía mundial.
Marie Driscoll es conocida como la gurú de las tendencias del consumo en la moda.
Sus proyecciones son un referente. Habitualmente atinadas, fueron trastocadas por la pandemia.
Iniciamos este año con un nivel muy bajo de desempleo y con un fuerte consumo, y parecía que este año sería estelar, iniciamos negociaciones con China, y parecía que la economía estaba lista para comenzar a crecer”, dijo Marie Driscoll.
Para las personas, los apoyos directos de los gobiernos han ayudado, en promedio, a sólo 12 de cada 100 adultos.
Como millones de jefas o jefes de familia alrededor del mundo, Manolio Ricardo Alejandro se convirtió en deudor por la pandemia.
Trabajaba como free lance en la industria fílmica en Argentina, doble de acción.
Pero las restricciones de movilidad pusieron un fin abrupto a su empleo y, por supuesto, a sus ingresos.
Dejamos de pagar los servicios, las tarjetas, el gas, la luz, ni los abro, pues no tengo con qué pagarlo”, comentó Manolio Ricardo Alejandro.
Lo paradójico es que la vía natural para superar la escasez de dinero y sobrevivir es ¡Contratar más deuda!.
Eric Parrado, economista en jefe del Banco Interamericano de Desarrollo, señala que la escasez de dinero es la constante en esta época, así como la opción a la mano.
Las multilaterales tienen que apoyar a esos países que están sufriendo temas de liquidez, que tienen necesidad de apoyo en términos del presupuesto”, indicó Eric Parrado.
Y en el caso del BID, afirma, se ha financiado a los países miembros con 24 mil millones de dólares durante la pandemia.
En un mundo monetizado, no podría ser de otra manera, quienes tienen dinero, lo prestan.
Va a requerir mayor financiamiento sin lugar a dudas, por eso se requiere también un pacto internacional, una respuesta multilateral mucho mayor a la que tenemos hoy. Una respuesta multilateral que se extienda a los países de ingreso medio que enfrentan limitaciones estructurales y que no están considerados aún en los mecanismos multilaterales de cooperación asistencial y concesional. Esto va a requerir asistencia de liquidez de emergencia”, mencionó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal.
Mientras tanto, las deudas continúan avanzando en un mundo agobiado.