En medio de la oscuridad tres coches llenos de personas atravesaban la Ciudad. Los hombres cargaban mariconeras de las que era un misterio su contenido. Sus rostros también se ocultaban en las sobras de sus gorras. El recorrido inició desde el mercado de La Viga y siguieron hasta la avenida Tlalpan donde se veía el gusano se autos que no se despegaban, una camioneta blanca, un taxi y un carro negro con dirección al sur.
El camino siguió hasta Periférico Sur donde se metieron en un laberinto de pequeñas calles y callejones, cruzaron un puente que dejaba ver entre la oscuridad que estábamos en Xochimilco, las chalupas flotaban solas en el agua negra que las balanceaba lentamente.
Al mismo tiempo en el Centro de la Ciudad, Daniel trabajaba hasta que supo que aquel gusano se movía con destino a su casa. Inmediatamente tomó su casco y subió en una motocicleta para darle alcance antes de que lograran su cometido.
La caravana de autos con hombres de gorras y mariconeras paró en seco y todos descendieron de los autos, abrieron las cajuelas y sacaron lo que provocaría el ruido de aquella noche.
La motocicleta y el pecho de Daniel cortaban el frio viento de la capital, que parecía atravezar la piel de las manos. Al entrar en el laberinto de callejones topó de frente con el convoy de autos y hombres que lo esperaban.
Él también traía mariconera, aceleró la moto hasta quedar a unos metros de los autos, el silencio imperaba hasta que aquellos hombres activaron lo que traían entre manos. Las guitarras y bocinas rompieron frente a Daniel.
Eme Mala Fe salió entre los carros que ya sonaban banda y reguetón, saludo a Daniel y le dijo:
Pues aquí estamos carnal, tu dirás a dónde hay que ir”.
Daniel hizo un par de llamadas para coordinar la llegada de Eme Mala Fe y el equipo Negro a la casa de su novia Jasmín, que recibió la primera serenata de esa noche.
Daniel le habla a su celular y decía:
Ya bájate rápido, pero sin que se dé cuenta, porque necesitamos una extensión para la bocina”.
Después caminó unos metros y se metió a casa, sacó un ramo de rosas envueltas con papel y moño.
De las mariconeras algunos sacaron chelas, otros sus teléfonos, o carteras, uno que otro tenía un suero escondido para curar la cruda de la noche anterior, Víctor sacó su cámara y comenzó a grabar desde que bajó de la camioneta blanca.
Los autos siguieron por una calle hasta que se transformó en terracería.
Un hombre y una mujer esperaba al convoy bajo una ventana, todos bajaron y sacaron las guitarras, conectaron la bocina y comenzaron a cantar “Tu Pendejo” el nuevo lanzamiento de Eme Mala Fe, hasta que la silueta de una mujer se asomó por esa ventana.
La dinámica de las serenatas comenzó en las redes sociales del cantante, donde fue sorteando las serenatas.
Según comentó a Once Noticias, la nueva canción está dedicada a “toda la banda enamorada y las serenatas son una manera de agradecerles porque recibieron bien chido la nueva rola y quería devolverles un poquito”.
La canción terminó y Daniel entregó las rosas a Jasmín, se dijeron unas palabras de enamorados mime tras su familia salió a la calle, comenzaron las fotos y los aplausos. Eme agradeció la confianza de recibirlo con cariño en sus hogares y sobre todo por el apoyo a su carrera porque reconoció que son los fans los que hacen posibles esos momentos.
Jamín dice que tiene cuatro años siguiendo el trabajo de Eme Mala Fe, que es parte de los gustos en común con su novio Daniel y que jamás esperaba verlo cantar en su ventana un 14 de febrero y menos acompañado de su artista preferido.
Estoy super feliz, quiero gritar, correr, brincar. Nunca esperaba que un día viniera para cantarnos. Sí había visto lo de las publicaciones, pero no pensé que fuera a venir. Apenas hablé con Daniel y me dijo que estaba trabajando y de repente escuché la música”, comentó Jasmín.
La familia se quedó en medio de la calle platicando y riendo, El Equipo Negro se replegó y el gusano de autos comenzó a moverse de nuevo entre el polvo y la noche para seguir complaciendo a los fans del cantante.