El Presidente Andrés Manuel López Obrador participó, de manera virtual, en la Cumbre por la Democracia, con mandatarios de varios países.
Afirmó que es necesario asegurarse que el propósito central del Gobierno sea buscar la felicidad del pueblo, contar con un Gobierno del pueblo y para el pueblo.
En nuestro tiempo existe todavía una mezcla de oligarquía y democracia, o una democracia simulada y mediatizada, es decir, en algunos países impera la democracia con fachada de oligarquía. Por ejemplo, ¿Cómo hablar de democracia si dominan las élites y no las mayorías? ¿Cómo hablar de democracia si no existe separación del poder económico del poder político? ¿Cómo hablar de democracia si en los últimos tiempos se ha dado la concentración de la riqueza en pocas manos, más ofensiva en la historia del mundo?” comentó el mandatario.
Además, el jefe del Ejecutivo Federal dijo que muchos de los grandes crímenes contra la humanidad, a lo largo de la historia, han sido cometidos en nombre de dios o en nombre de la democracia.
Por ello, el mandatario mexicano exhortó a los líderes mundiales que lo escucharon a regresar a los principios fundacionales de muchas naciones que se asumen como democráticas.
En 1776, la declaración de independencia de Estados Unidos planteó la búsqueda de la felicidad como uno de los derechos fundamentales de las personas y estableció que garantizarlo era una de las funciones del Gobierno” mencionó.
También recordó que el Artículo 1 de la Constitución francesa de 1793 establece que el fin de la sociedad es la felicidad común y que el Artículo 24 de la Constitución de Apatzingán de 1814 (en México) señala que la felicidad del pueblo y de cada uno de los ciudadanos consiste en el goce de la igualdad, seguridad, propiedad y libertad.
Ante esto, el Presidente López Obrador dijo que la íntegra conservación de estos derechos es el objeto de los gobiernos y el único fin de las asociaciones políticas.
En la Cumbre estuvieron los primeros ministros Justin Trudeau, de Canadá; Kaja Kallas, de Estonia, y Pushpa Kamal Dahal, de Nepal, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, así como los presidentes de Costa Rica, Rodrigo Chávez; de Finlandia, Sauli Niinistö; Gitanas Nauseda, de Lituania; Mack Sally, de Senegal, y Hage Geingob, de Namibia.