A pesar de que la noche del sábado y la madrugada del domingo la situación en las calles de varias ciudades de Francia fue relativamente más tranquila, un ataque perpetrado contra el domicilio del alcalde de L’Hay-les-Roses, Vincent Jeanbrun, ha vuelto a sacudir la tensión en el país. En este incidente, tanto la esposa como el hijo del alcalde resultaron heridos.
Este suceso se produce apenas 6 días después de la trágica muerte de un joven de 17 años a manos de la policía, lo cual ha avivado aún más las protestas y los disturbios en diversas localidades francesas.
La situación actual se ha visto agravada por los datos alarmantes que se han registrado hasta el momento: más de 3 mil personas han sido detenidas, y cientos de negocios han sido saqueados, incendiados o vandalizados, además de numerosos vehículos destruidos. Estos actos de violencia han generado un clima de temor e incertidumbre entre los comerciantes y empresarios, quienes temen convertirse en las siguientes víctimas de la destrucción.
Ante la magnitud de la crisis, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha convocado una reunión urgente para abordar la situación. En dicha reunión participarán la primera ministra, el ministro del Interior y el ministro de Justicia, con el objetivo de encontrar soluciones y medidas efectivas para restablecer el orden y la seguridad en el país.
En respuesta a estos eventos preocupantes, la Asociación de Alcaldes de Francia ha convocado a una protesta nacional que se llevará a cabo el próximo lunes en todos los ayuntamientos del país, como una forma de manifestar solidaridad con el alcalde afectado y exigir medidas contundentes por parte del gobierno para detener la violencia y proteger a los ciudadanos.
La presencia de aproximadamente 45 mil elementos de seguridad y vehículos blindados en las calles de diversas ciudades no ha logrado frenar completamente los disturbios. La población, especialmente aquellos que poseen negocios, se encuentran preocupados y temerosos de sufrir los estragos de la destrucción que ha caracterizado estos eventos.
Alexandre Manchon, dueño de una tienda en Marsella, lamenta la situación: “Ya no hay nada que funcione porque todo fue arrasado, todo lo rompieron, no hay nada que pueda usar“.