En el sur de Texas, el sueño americano para centenas de migrantes les arrebató la vida, debido a que fallecieron ahogados o al cruzar el desierto desde México a Estados Unidos y nunca fueron identificados.
En lo que va de este año, han fallecido por deshidratación o ahogados en el Río Bravo 830 migrantes, de acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional.
“Las cifras crecen. Esto, hace unos cinco años, ocupaba 30% de mi tiempo. Y luego el último par de años 50% y ahora ocupa alrededor 75% de mi tiempo”, dijo el forense de Texas, Sorinne Stern.
En las cruces de sus tumbas está colocado el nombre género “John Doe”.
El director del Centro de Derechos Humanos, Eduardo Canales, dijo que una gran cantidad de no identificados están ahí.
Además, indicó que junto con otros activistas coloca botellas con agua para evitar que las y los migrantes se deshidraten en su camino, pero sus esfuerzos no son suficientes.
Por otra parte, el forense del condado de Webb, en Laredo, Texas, no se da abasto para tratar de identificar 250 cuerpos encontrados este año. Una credencial de elector resulta clave para ubicar a las y los fallecidos o un número telefónico entre la ropa para comunicarse con sus familiares.
Familiares de la personas migrantes no los identifican
En muchas ocasiones, familiares de la personas migrantes niegan el parentesco por desconfianza, lo que impide que el cuerpo sea repatriado.
A veces no, nos lo dicen, pero luego llaman a miembros de la familia y luego piensan que somos ‘coyotes’. No saben quiénes somos. No confían en nosotros añadió Sorinne Stern.
Asimismo, las y los traficantes de personas abandonan en el desierto a quienes no pueden seguir el ritmo del grupo.
“Ellos no están en condiciones adecuadas para hacer el viaje. Esta es un área muy peligrosa, porque no saben qué camino tomar. Si tienen algún teléfono, a veces, cualquier cosa que pueda revelar su ubicación, van a ser sacados del grupo, Estarán caminando sin teléfonos, si se lastiman o se enferman, o algo sucede, se quedarán atrás”, explicó el alguacil del condado de Brooks, Urbino Martínez.
No obstante, estos peligros no frenan la migración.
Nataly Lugo, migrante venezolana, dijo que hay que continuar, ya que no hay salida para devolverse, ni alternativa para devolverte.