En Myanmar, se manifestaron este jueves por sexto día consecutivo contra el Golpe de Estado que derrocó a Aung San Suu Kyi, mientras Estados Unidos anuncia sanciones contra la Junta.
La gente se echó a la calle a pesar del miedo a las represalias dos días después de que el uso de la fuerza por parte de la policía causara varios heridos, dos de ellos en estado grave.
Una joven recibió un disparo en la cabeza y su situación es crítica.
Más de 200 personas, incluidos miembros de la Liga Nacional para la Democracia (LND), el partido de Aung San Suu Kyi, han sido detenidas desde el Golpe de Estado del 1 de febrero, según una ONG que ayuda a los presos políticos.
Entre los arrestados, figuran el vicepresidente de la cámara baja del parlamento, una persona cercana a Aung San Suu Kyi y varios responsables locales.
Este jueves 11 de febrero, los manifestantes se congregaron de nuevo para exigir la liberación de los detenidos, el final de la dictadura y la abolición de la Constitución de 2008, muy favorable a las fuerzas armadas.
“¡No vayáis a la oficina!”, coreó un grupo de manifestantes delante del banco central de Myanmar en Rangún, la capital económica, en respuesta a los llamamientos a la desobediencia civil lanzados horas después del Golpe de Estado.
Nos manifestaremos hasta que Aung San Suu Kyi, exjefa de facto del gobierno civil y Win Myint expresidente de la República, sean liberados”, declaró un empleado del banco.
Por otra tarde, decenas de personas se manifestaban por la ciudad, y algunos hombres llevaban falda.
En otras ciudades del país también se celebraron protestas.
La comunidad internacional ha condenado la escalada de violencia contra los manifestantes.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este miércoles que su Gobierno estaba reduciendo el acceso de los generales birmanos a mil millones de dólares en fondos en Estados Unidos y dará a conocer más sanciones esta semana.