
China anunció este domingo que dejará de publicar sus controvertidas estadísticas sobre COVID-19 que han sido criticadas por su desfase con la actual ola de la epidemia que golpea al país.
La Comisión Nacional de Salud de China, que ejerce como ministerio, dejará de notificar las cifras diarias de casos y de muertes vinculadas a COVID-19, como venía haciendo todos los días ante los medios de comunicación.
El ente no dio ninguna explicación, ya que las estadísticas no reflejan la inédita ola de contagios que golpea a China desde que el pasado 7 de diciembre se relajaron las estrictas medidas sanitarias de la política “cero COVID”.
Antes, las pruebas PCR, que eran casi obligatorias, permitían seguir con fiabilidad la tendencia de la epidemia.
Ahora, las personas contagiadas se hacen pruebas en casa y habitualmente no reportan los resultados a las autoridades, lo que impide tener cifras fiables.
“A partir de hoy, ya no publicaremos los datos diarios sobre la epidemia”, indicó la Comisión Nacional de Salud.
El ente agregó que ahora el Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) publicará informaciones sobre la epidemia, orientados a tener referencias y a la investigación, pero sin precisar qué datos ni la frecuencia de los recuentos.
Los chinos, que constataron que había una discrepancia entre el nivel de los contagios en su entorno y las estadísticas, recibieron el anuncio con sorna.
“Estadísticas falsas”
“Finalmente despertaron y se dan cuenta de que no pueden engañar a la gente con cifras subestimadas”, escribió un usuario de la red social Weibo.
“Ya era la hora”, asegura otra persona, mientras que otro internauta celebró la noticia afirmando que era la oficina más grande de fabricación de estadísticas falsas del país.
Otra controversia que desacreditó las estadísticas oficiales es una nueva metodología impuesta, según la cual, sólo las personas fallecidas directamente de una insuficiencia respiratoria vinculada al virus se contabilizaban.
Desde que se levantaron las restricciones, las autoridades chinas solo han notificado de manera oficial seis muertes por COVID-19.
Muchos crematorios informaron recientemente de una llegada inusualmente alta de cadáveres. Una situación que ha sido ignorada en gran medida por los medios chinos, pero que las autoridades han comenzado a mencionar.
La gran metrópoli de Cantón con una población de 19 millones de habitantes, anunció el aplazamiento para “después del 10 de enero” de las ceremonias funerarias.
“Si se decide, por parte de las familias, no organizar una ceremonia de despedida, entonces el cuerpo podrá ser incinerado directamente como en tiempos normales”, precisó la autoridad de la ciudad en una nota publicada en la noche del sábado.
Una versión anterior del comunicado invocaba “un importante volumen de actividad reciente” para justificar la medida. Sin embargo, posteriormente, se retiró la mención, ya que las autoridades desean dar la imagen de una situación bajo control.
Numerosos hospitales se encuentran bajo presión frente al aumento de enfermos por COVID-19 y la escasez de medicamentos contra la fiebre.
Algunos gobiernos locales comenzaron a presentar estimaciones de la amplitud de la epidemia.
Las autoridades sanitarias de Zhejiang, al sur de Shanghái, señalaron que el número de contagios diarios superaban ahora la barrera del millón en esta provincia, de unos 65 millones de personas.
En Qingdao, una ciudad de 10 millones de habitantes del este del país, se registraron medio millón de contagios diarios, según un encargado municipal de salud citado por la prensa oficial.
En Pekín, se notificaron el sábado un gran número de personas contagiadas y pidieron hacer todo lo posible para mejorar la situación y reducir la tasa de mortalidad.