El gobierno turco inicio la cacería de constructores y contratistas como presuntos responsables de los derrumbes de edificios que dispararon el número de víctimas mortales tras el devastador sismo.
La policía detuvo este sábado a los primeros 12 de 113 contratistas contra los que hay órdenes de aprehensión. Se les imputa el derrumbe de edificios en las provincias de Gaziantep y Sanliurfa, dos de las más castigadas. Se espera que se produzcan más detenciones en próximos días.
Al menos seis mil edificios colapsaron por el terremoto de magnitud 7.8 que sacudió al sur de Turquía y el norte de Siria, que en conjunto contabilizan ya más de 28 mil personas fallecidas.
Los fiscales han iniciado una oleada de investigaciones en las provincias afectadas. El ministerio de Justicia turco ordenó a los fiscales de las 10 provincias que establezcan “divisiones especiales de investigación de delitos relacionados con el terremoto”.
En las regiones afectadas de ambas naciones la ayuda humanitaria internacional fluye muy lentamente, particularmente en la zona siria de conflicto armado.
Según la ONU, al menos 870 mil personas necesitan comida urgentemente y, solo en Siria, unos cinco millones de habitantes se quedaron sin casa.
Damnificados sirios se concentran en campamentos instalados en escuelas.
“Huimos bajo la lluvia y el frío y no encontramos ningún lugar donde quedarnos aparte de esta escuela. Hay tiendas y cosas están bien. Esperamos que nuestra casa sea reconstruida”, dijo Ahmed Omar, refugiado de Al Atarib en Siria.
El director de la Organización Mundial para la Salud, Tedros Adhanom, llegó este sábado a la ciudad siria de Alepo en un avión con 37 toneladas de suministros médicos de emergencia.
Visitó hospitales y centros de refugio con las autoridades sirias y anunció que el domingo llegará otra ronda con más de 30 toneladas de ayuda.