Desafían a la naturaleza, a las fronteras políticas y a las autoridades, reacias a admitirlos, en recorridos a pie poco creíbles si no fueran ciertos.
Miles de haitianos transitan un mínimo de 6 mil kilómetros en una ruta que parte de la isla La Española hasta algún punto de Colombia.
La verdadera odisea de las caravanas de 500 a mil migrantes, incluidas mujeres embarazadas y recién nacidos, comienza en el cruce a Panamá por la selva del Darién, una de las regiones más peligrosas del mundo.
Es muy difícil pasar ahí, esta selva, porque es muy peligroso, hay mucha agua, y es difícil”, mencionó un migrante haitiano en la selva del Darién, Panamá.
Los guías les cobran 300 dólares para sortear serpientes, abismos, ríos y al “Clan del Golfo”, el cártel colombiano predominante.
Esta ruta es muy difícil porque hay mucho barro, hay que atravesar ríos, hay mucha loma. Es muy difícil. Las mujeres en embarazo, las mujeres con niños se cansan mucho. Esto es muy largo es muy difícil”, explicó Andrea Santoscargadora y guía de migrantes.
Y cuando la fatiga se presenta, aún falta cruzar Centroamérica hasta México, donde esperan miles más de rechazados por el Gobierno de Joe Biden.
Ahora un poco de dolor, un poco de dolor, pero eso no me hace nada. Mi destino es Estados Unidos”, dijo John , migrante haitiano.
Y cómo no migrar, si la recesión económica por la pandemia de COVID disparó la condición de pobreza en sus países, a 209 millones de personas, 22 millones más de la cifra que se tenía antes.
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