Miles de personas e instancias en todos los niveles en varios países se han sumado a la batalla legal para librar de la pena de muerte a la mexicoamericana, Melissa Lucio.
Condenada por la muerte de Mariah, la más pequeña de sus 12 hijos, Melissa ha pasado más de una década en el corredor de la muerte en Texas, Estados Unidos, por un crimen que asegura no haber cometido.
Ha recibido el apoyo en programas de televisión a nivel nacional, de políticos y congresistas, de organizaciones no gubernamentales y más para obtener el indulto.
La organización The Innocence Project mencionó que en el juicio de Lucio, el médico forense testificó que las contusiones y heridas en el cuerpo de Mariah sólo podían haber sido causadas por abuso. Sin embargo, los patólogos que han revisado la evidencia han llegado a la conclusión de que este testimonio era falso.
La autopsia de Mariah mostró signos de un trastorno de coagulación de la sangre, que causa hematomas profundas en todo el cuerpo. En el momento de su muerte, Mariah estaba recuperándose de una lesión en el brazo, que el médico forense también dijo que era una muestra del abuso. Sin embargo, un cirujano ortopédico pediátrico que revisó la evidencia llegó a la conclusión de que el testimonio del médico forense era engañoso y que “no hay nada acerca de la “fractura de Mariah” que indica que fue el resultado de un acto o abuso intencional” , este era un tipo de lesión muy común entre los niños como resultado de una caída desde una gran altura.
La evidencia principal en su condena fue un interrogatorio coercitivo de siete horas.
Sus otros hijos fueron testigos del accidente, pero no los llamaron a testificar.
“Confiamos en que Dios va a parar esto, que Dios va a parar la ejecución y que ella va a recibir la justicia que nunca recibió antes”, mencionó Michelle Lucio, nuera de Melissa Lucio.
De la calidad de la acusación, habla el hecho de que el fiscal inicial de su caso, Armando Villalobos, cumple hoy una condena de trece años en un penal federal por soborno y extorsión.
Su familia no pierde la esperanza, aunque ver a Melissa a menos de una semana de la ejecución programada para el próximo miércoles es muy duro.
Este jueves volvieron a visitarla con un horario ampliado, mientras respondían a una entrevista.
“Hoy son cuatro horas. El sábado son cuatro horas y el lunes y martes ocho horas”, dijo John Lucio, hijo de Melissa Lucio.