
El pasado 14 de abril, Kentucky aprobó una proyecto de ley que no permite la interrupción del embarazo después de las 15 semanas de gestación. En un primer momento, el proyecto había sido vetado por el gobernador, Andy Beshear, pero ésto fue anulado por una mayoría parlamentaria.
Esta ley, de acuerdo con medios locales, prohíbe que un médico realice, induzca o intente realizar o inducir un aborto después de las 15 semanas de embarazo, excepto en una emergencia médica y no incluye excepciones para los casos de violación e incesto.
Además, detallan medios, esta ley también tipifica como delito grave que el personal médico practiquen un aborto a una menor a menos que tengan el consentimiento por escrito de uno de los padres o del tutor legal, incluso en casos de incesto.
De igual manera, la nueva ley impone una serie de reglas para los servicios de salud, como informar la cantidad de veces que las mujeres resultaron embarazadas o si dieron positivo en pruebas de enfermedades de transmisión sexual.
La población de Kentucky perderá su derecho al aborto, si los tribunales no intervienen inmediatamente para bloquear las nuevas restricciones que impiden que los proveedores ofrezcan servicios de aborto. pic.twitter.com/lpcn9kOqsN
— Latinos for Planned Parenthood (@Latinos4PP) April 13, 2022
Tales requerimiento fueron considerados por organizaciones civiles Kentucky como violaciones a la privacidad de la paciente y que tienen como fin disuadir que busquen atención médica. “La ley tendría efectos devastadores debido a la gran cantidad de barreras que las personas deben sortear para abortar, desde demoras para enterarse de que están embarazadas”, describió en un comunicado la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles.
Cabe mencionar que los estados de Oklahoma y Florida también aprobaron esta semana restricciones contra la interrupción del embarazo, siguiendo el ejemplo de Texas, cuya Corte Suprema ratificó una ley que prohibía el derecho al aborto incluso en situaciones de violación o de incesto.