La inteligencia artificial es una tecnología de alto riesgo para la paz mundial, aseguró Antonio Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El líder de la ONU instó a tomar medidas urgentemente contra esta tecnología a la que calificó como “sin precedentes”.
“Está claro que la inteligencia artificial va a tener un impacto en todos los aspectos de nuestra vida. La IA generativa tiene un enorme potencial para el bien y para el mal a gran escala”, dijo Guterres.
Reconoció que estas tecnologías pueden erradicar la pobreza, luchar contra el hambre, curar el cáncer y potenciar la acción climática, sin embargo, hizo una advertencia por el uso para acciones militares.
“Las aplicaciones militares y no militares de la inteligencia artificial pueden tener consecuencias graves para la paz y la seguridad mundial”, señaló el Secretario General de la ONU.
Por eso, pidió que para fines de 2026 se establezca un instrumento vinculante para prohibir los sistemas de armas letales autónomos, que funcionan sin supervisión humana y que “nunca se retire” a las personas del control de las armas nucleares.
Agregó que cada vez se utiliza más la inteligencia artificial en materia de seguridad, incluso por la ONU, para identificar esquemas de violencia, vigilancia de los altos el fuego o reforzar el mantenimiento de la paz, la mediación y los esfuerzos humanitarios, pero recordó que pueden ser tecnologías de doble filo, porque “pueden ser utilizadas también por personas malintencionadas”.
“El uso malintencionado de sistemas de inteligencia artificial con fines terroristas, delictivos o estatales podría causar niveles terribles de muerte y destrucción, traumas generalizados y profundos daños psicológicos a una escala inimaginable”, agregó.
En este contexto, dijo que se necesitan urgentemente mecanismos para la gobernanza de la inteligencia artificial.
Mientras tanto, reiteró su apoyo a la creación de una “entidad de Naciones Unidas” para ayudar a optimizar los beneficios de la inteligencia artificial y reducir los riesgos, como ya hacen el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) o el grupo de expertos de la ONU sobre el clima (GIEC).