Opositores al Golpe de Estado en Myanmar arrojaron este miércoles pintura roja en la calle para denunciar la feroz represión que ha provocado centenares de muertos entre los partidarios del retorno a la democracia.
Myanmar sigue inmersa en el caos tras la intervención militar del 1 de febrero que derrocó del poder a la dirigente civil Aung San Suu Kyi.
La represión de las nuevas autoridades castrenses se endureció.
Según un recuento de la ONG Asociación de Asistencia a los Presos Políticos (AAPP), al menos 714 manifestantes murieron y unos 3 mil fueron detenidos.
Como en Tailandia, Camboya o Laos, Myanmar festeja esta semana el Año Nuevo budista y los opositores al golpe quieren aprovechar este periodo festivo para organizar acciones impactantes en la calle.
Este miércoles, lanzaron pintura roja en estaciones de autobús y en las aceras de varias ciudades, repitiendo una acción realizada hace algunos días.
El objetivo de esta huelga es recordar a nuestros mártires que murieron en la lucha por la democracia”, dijo un opositor.
“Esperamos la caída de la dictadura” o “Acabemos con la era del miedo”, eran algunos de los mensajes que se podían leer en las calles de Mandalay, la segunda ciudad del país.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció este martes su temor ante la posibilidad de que Myanmar se vea inmersa en un conflicto generalizado como el de Siria y pidió a los estados que tomen medidas inmediatas, decisivas y eficaces para obligar a la junta militar a acabar con su campaña de represión y masacre de la población.