La policía antidisturbios en Myanmar fue desplegada en los principales cruces de Rangún para dispersar a los centenares de manifestantes que se concentraron para denunciar el Golpe de Estado y reclamar la liberación de Aung San Suu Kyi.
Desde el Golpe de Estado militar del 1 de febrero, miles de ciudadanos han salido casi cada día a las calles para protestar y pedir que restauren la democracia.
En algunas localidades, la policía y el ejército recurrieron a la fuerza pero en Rangún, de momento, se mostraron prudentes, limitándose a patrullar y a acordonar algunos puntos clave de la capital económica del país.
Este viernes, la policía avanzó hacia los manifestantes, la mayoría sentados y gritando lemas prodemocracia, para que se dispersaran, sobre todo en la principal avenida de la ciudad.
Al menos dos personas fueron detenidas, incluyendo un periodista japonés que trabaja a cuenta propia, Hiroki Kitazumi.
Cerca del cruce de Myaynigon, un barrio residencial, los manifestantes levantaron barricadas con tablas y alambradas para impedir el paso de los policías.
¡El fracaso de la dictadura es nuestra causa, nuestra causa!”, gritaban los manifestantes.
No se registraron heridos, aunque el ambiente en Rangún es muy tenso desde este jueves, cuando se autorizó una concentración promilitar en una zona del centro de la ciudad que, en general, está vetada a las manifestaciones.
La protesta derivó en enfrentamientos entre activistas prodemocracia y promilitares.