Este martes, la primera ministra británica, Liz Truss, aseguró no sentir “ninguna vergüenza” y prometió seguir adelante con su controvertido plan económico, tras dar una dramática marcha atrás que la debilita y presagia otros focos de tensión en sus propias filas.
En el poder desde hace menos de un mes, la líder conservadora de 47 años que sucedió a Boris Johnson está teniendo un difícil comienzo, en pleno congreso de su partido que se celebra hasta el miércoles en Birmingham, en el centro de Inglaterra.
A dos años de las próximas legislativas, cuando la oposición laborista aparece como gran favorita en las encuestas, la jefa de Gobierno defendió como “responsable” su plan económico, muy criticado por incluir importantes bajadas de impuestos financiadas con deuda pública.
Ante la mala acogida de mercados, votantes y algunos de sus propios diputados, la administración anunció el lunes que abandonaba una de sus medidas estrellas: la supresión del tramo impositivo más alto, de 45%, para las rentas superiores a 150 mil libras anuales (170 mil dólares).
“Creo que no hay absolutamente ninguna vergüeza en que un líder escuche a la gente y responda, y ese es el tipo de persona que soy”, declaró Truss al canal privado Sky News.
Tras haber afirmado recientemente que la polémica supresión del tramo impositivo de 45% era iniciativa exclusiva del ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, acabó dándole su confianza “absoluta”.
La falta de cifras sobre el tamaño del paquete presupuestario, la falta de proyecciones sobre su impacto y la perspectiva de financiarlo incrementando la ya muy abultada deuda pública, hizo tambalearse los mercados financieros británicos la semana pasada.
El banco central se vio obligado a intervenir con una compra de bonos del Tesoro a largo plazo para evitar la quiebra de fondos de pensiones y el Fondo Monetario Internacional (FMI) llamó a no aumentar la desigualdad en plena crisis del coste de la vida recortando los impuestos en favor de los más ricos.
Kwarteng fijó el 23 de noviembre como fecha para su próxima declaración fiscal. Una fuente del Gobierno dijo que el Tesoro estaba considerando adelantar eso, pero lo más probable es que cualquier cambio se anuncie una vez que el parlamento se reanude la próxima semana.
Promesas de Boris Johnson
Mientras tanto, otro frente se perfila como la próxima complicación para el Gobierno de Truss: la revalorización de las prestaciones sociales.
La primera ministra aseguró que aún no se ha tomado “ninguna decisión” sobre su incremento, en un contexto de inflación históricamente alta, en torno a 10%.
Haciendo temer una nueva rebelión parlamentaria, algunos destacados diputados conservadores afirmaron que podrían votar contra un aumento inferior a la inflación y la cuestión ya provocó disensiones dentro del propio Ejecutivo.
La secretaria de Estado de Relaciones Parlamentarias, Penny Mordaunt, quien está en el Gabinete de ministros principales de Truss, dijo que los beneficios deberían aumentar en línea con la inflación.
Mientras que Damian Green, parte de la facción centrista del partido, dijo que dudaba que cualquier recorte en los términos reales pasara una votación parlamentaria.
“Siempre he apoyado, tanto en lo que respecta a las pensiones como a nuestro sistema de bienestar, que se actualicen siguiendo la inflación”, aseguró la secretaria de Estado de Relaciones Parlamentarias, Penny Mordaunt.
Varios de los exministros de Johnson, convertidos ahora en simples diputados, recordaron a Truss que debe ceñirse al programa con el que su antecesor obtuvo en diciembre de 2019 la mayor victoria electoral conservadora en 40 años.
Durante el congreso del partido, uno de los pesos pesados, el exministro Michael Gove, subrayó que los conservadores deben garantizar que se “cumplen” los compromisos del programa de 2019, después de que Truss aboliera recientemente una moratoria aplicada a la explotación de hidrocaruburos por el sistema de fracturación hidráulica.
Haciendo cada vez más patentes las divisiones internas, la ministra del Interior, Suella Braverman, acusó a algunos de intentar derrocar a Truss.
“Estoy muy decepcionada de que miembros de nuestro propio grupo parlamentario hayan querido dar un golpe de estado y hayan socavado la autoridad de la primera ministra de forma poco profesional”, afirmó Gove.