Los programas “Jóvenes construyendo el futuro” y “Sembrando vida” ayudan a la población de El Salvador y Honduras.
Sus participantes han encontrado oportunidades de empleo permitiéndoles desistir su intención de migrar.
Con ambos proyectos se han creado 20 mil empleos directos y 23 mil indirectos en los dos países centroamericanos, desde su inicio en junio de 2019, y tras su reactivación cinco meses después de que inició la pandemia, informó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal.
“La migración sea una opción y no una obligación y por lo tanto, se trata de un Plan que pueda integrar un espacio económico entre estos países”, dijo Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de Cepal.
En Honduras; 56% de los participantes que tenían intención de salir, sólo 1.8% lo hizo.
“Yo no he emigrado, pero sí lo he intentado. Justo cuando yo lo iba a hacer, fue cuando yo me di cuenta del proyecto ” Jóvenes construyendo el futuro” y la verdad es que me solucionó tantas cosas porque llegaron justo a tiempo, cuando una madre más lo necesitaba”, señaló Erika Pineda, hondureña beneficiaria de “Jóvenes construyendo el futuro”.
“Mis hijos han tenido la intención de emigrar hacia el norte, específicamente a Estados Unidos, pero ahora con el Programa “Sembrando Vida” los veo que ellos ya están entusiasmados para trabajar no irse pal otro lado”, afirmó Alejandro, campesino beneficiario de “Sembrando vida”.
En El Salvador, se logró que 55% de los incorporados que planeaban emigrar, sólo lo hiciera 0.6%.
“No vamos a decepcionar a la gente que está confiando en nosotros. Los salvadoreños somos hombres y mujeres de trabajo. México y El Salvador vamos de la mano en busca del desarrollo”, campesino de El Salvador beneficiado de “jóvenes construyendo el futuro”.
El dinero es canalizado directamente por el Banco del Bienestar a los beneficiarios, no a los gobiernos centroamericanos.
“Ya tengo la tarjeta, me van a depositar para pagar y poder comprar otras cosas como materiales que se necesitan”.
Este año, Guatemala, Haití y Cuba serán incorporados en ambos proyectos, que forman parte del plan de desarrollo integral de Centroamérica en el que participan gobiernos e instituciones financieras internacionales.
“Es un costo sí, a cinco años de 45 mil millones de dólares, pero 70% de estos proyectos son de inversión. ¿Entonces quién va a invertir? A veces el sector público, pero mucho el sector privado”, concluyó Alicia Barcena.