Internacional

¿Qué pasa en Francia? Cronología de protestas contra la reforma de pensiones

Macron reiteró su deseo de que su reforma de pensiones siga "su camino democrático" a la espera de su eventual validación por el Consejo Constitucional.

La anulación de la visita del rey Carlos III es el último episodio de la saga de la reforma de las pensiones en Francia, que registra desde hace más de dos meses protestas masivas radicalizadas en la última semana.

A continuación, los principales momentos de este impopular proyecto.

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La primera ministra, Élisabeth Borne, reveló el 10 enero el proyecto que contemplaba el retraso de la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y adelanta a 2027 de la exigencia de cotizar 43 años, en lugar de 42, para cobrar una pensión completa.

Durante la campaña de su reelección en abril de 2022, Macron prometió retrasar la edad a 65 años, pero meses después se dice abierto a que sea un año menos de cara a lograr un proyecto consensuado y aplacar el rechazo naciente.

Inicio de la movilización

El 19 de enero, los ocho principales sindicatos consiguieron movilizar a más de 2 millones de manifestantes, según la central CGT, y a 1.12 millones, según las autoridades, en la primera gran jornada de protestas.

Pese al rechazo de dos de cada tres franceses, según los sondeos, el Consejo de Ministros adoptó su proyecto el 23 de enero.

Protestas masivas

El 31 de enero, la segunda movilización se convirtió en la mayor protesta contra una reforma social en tres décadas –antes de ser desbancada semanas después–, con entre 1.27 y 2.5 millones de manifestantes, según la policía y los sindicatos respectivamente.

Borne mantuvo su proyecto, pero el 4 de febrero ofreció concesiones sobre las “carreras largas“, esperando despejar las reticencias de los diputados de la oposición de derecha con los que planeaba lograr la mayoría.

Debates tensos

El 6 de febrero, el pleno de la Asamblea Nacional (Cámara Baja) inició el examen del texto, en un contexto de presión con dos nuevas jornadas de protestas el 7 y el 11.

Los debates estuvieron marcados por los cruces de reproches entre el Gobierno y el partido La Francia Insumisa (LFI, izquierda radical).

La obstrucción parlamentaria de esta formación y el límite de tiempo de debate impuesto por el Gobierno provocaron que los diputados no lograran pronunciarse sobre la reforma a tiempo.

El 2 de marzo, el proyecto llegó al Senado, dominado por la oposición de derecha favorable a su adopción.

Movilización “histórica”

La movilización del 7 de marzo, a llamado de los sindicatos que querían “paralizar” Francia, es histórica: entre 1.28 millones (policía) y 3.5 millones de manifestantes (CGT).

Los sindicatos pidieron en vano a Macron una reunión, advirtiendo una situación explosiva.

Las protestas entraron en una nueva fase, con huelgas prorrogables en sectores clave como los transportes, la energía o la recogida de basuras en París.

El doble “sí” del Senado

El Senado aprobó el proyecto en primera lectura el 11 de marzo y, tras una reunión de la comisión mixta entre senadores y diputados, dio su visto bueno final el 16 de marzo a la espera de la votación en la Asamblea.

Imposición

Al temer perder la votación en la cámara baja el 16 de marzo, Macron decidió minutos antes, adoptar su proyecto por decreto, en virtud del polémico artículo 49.3 de la Constitución francesa.

La decisión radicaliza la contestación social. Desde ese día, cientos de manifestantes, en su mayoría jóvenes, recorren cada noche París y otras ciudades quemando contenedores de basura a su paso, en su pulso con la policía.

Adopción definitiva

El 20 de marzo, la Asamblea rechazó dos mociones de censura contra el Gobierno de Borne –una por nueve votos de diferencia–, lo que implicó la adopción definitiva de la reforma.

En paralelo, la huelga se recrudeció en las refinerías, obligando al Gobierno a ordenar la vuelta al trabajo de algunos huelguistas.

La alcaldía de París estimó en 10 mil toneladas la basura acumulada en sus calles el 17 de marzo.

Protestas violentas

Los sindicatos no tiraron la toalla y movilizaron entre 1.89 millones (policía) y 3.5 millones de personas (CGT) el 23 de marzo en nuevas manifestaciones, marcadas por un aumento de los disturbios por elementos más radicales.

Las organizaciones acusan a Macron de incendiar las calles con su entrevista de la víspera, en la que asumió la “impopularidad” de la reforma y cargó contra la oposición, las centrales sindicales y los manifestantes radicales.

Un total de 457 personas fueron detenidas y 441 policías y gendarmes resultaron heridos, según las autoridades.

Cancelación de visita real

Este 24 de marzo, el rey británico Carlos III aplazó su visita prevista a partir del domingo a Francia, a pedido del presidente Macron, por la creciente tensión social.

Macron reiteró su deseo de que el proyecto siga “su camino democrático” a la espera de su eventual validación por el Consejo Constitucional y rechazó “poner en pausa” su reforma como piden los sindicatos.

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