Esta mañana, la Fórmula 1 anuló la celebración del Gran Premio de Rusia, como consecuencia de la invasión del ejército ruso a Ucrania. El evento estaba programado para el 25 de septiembre de 2022 en la ciudad de Sochi.
“La Fórmula 1, la FIA (Federación Internacional del Automóvil) y los equipos discutimos el posicionamiento de nuestro deporte y la conclusión es que, teniendo en cuenta la opinión de todas las partes afectadas, es imposible organizar el Gran Premio de Rusia en las circunstancias actuales”, explicó la F1 en su cuenta de Twitter.
Esta decisión, de acuerdo con medios internacionales, también es resultado de que varios pilotos, entre ellos los campeones del mundo Max Verstappen (2021) y Sebastian Vettel (2010, 2011, 2012 y 2014) exigieron la cancelación de la carrera. “Es horrible ver lo que pasa. Por mi parte, no iré”, dijo Vettel en una conferencia de prensa.
Asimismo, este 25 de febrero, el equipo Haas (un equipo estadounidense de carreras de Fórmula 1) mostró unos coches completamente blancos, sin referencias a su patrocinador principal Uralkali (una empresa rusa especializada en la potasa) a fin de dejar atrás los colores azul, blanco y rojo que habitualmente lucían sus monoplazas, como la bandera rusa.
El director de la escudería, Günther Steiner, declaró que la semana próxima se anunciará el futuro de la colaboración entre Haas y Uralkali (cuyo jefe es Dimitri Mazepin).
A statement on the Russian Grand Prix pic.twitter.com/OZbbu9Z8ip
— Formula 1 (@F1) February 25, 2022
Rusia prometió que responderá a estas medidas punitivas y anunció que está dispuesto a enviar una delegación a Minsk, capital de su aliado Bielorrusia, para llevar a cabo negociaciones con Ucrania. “Vladimir Putin está dispuesto a enviar a Minsk una delegación rusa de alto nivel para negociaciones con una delegación ucraniana”, declaró el secretario de prensa de la presidencia rusa, Dmitri Peskov.
Cabe recordar que la madrugada del 24 de febrero, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció su decisión de lanzar “una operación militar” en Ucrania, luego de semanas de tensión en la frontera y de negociaciones diplomáticas entre Rusia y Occidente. Poco después de su discurso empezaron a escucharse explosiones en varias ciudades ucranianas.
Ese mismo día, el ejército ruso tomó el control de la zona de la central de Chernóbil, contaminada aún por la radioactividad del accidente nuclear de 1986. Desde entonces, cerca de 100 mil habitantes ucranianos huyeron de sus hogares y miles buscaron refugio en el extranjero. Las y los primeros refugiados comenzaron a llegar a Hungría, Rumania o Polonia.
“Rusia tendrá que hablar con nosotros tarde o temprano. De la manera en que podremos poner fin a los combates y parar la invasión. Cuanto antes tenga lugar esta conversación, menores serán las pérdidas, incluso para Rusia”, dijo el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski.
Segundo día de invasión
Esta mañana también, de acuerdo con medios internacionales, las tropas rusas rodearon las limitaciones de Kiev en el segundo día de invasión, por lo que fueron registrados combates en algunos vecindarios de la capital, entre ellos el aeropuerto de Gostomel de Ucrania.
Más tarde, el Ministerio de Defensa ucranio confirmó en un mensaje en Twitter la llegada de fuerzas rusas a las afueras de Kiev. Militares ucranios, dijeron medios, comenzaron a defenderse de fuego ruso a poco más de 3 kilómetros del Parlamento ucranio.
Hasta el momento, se estiman que hay 137 víctimas, la i mayoría civiles, y más de 300 heridos.