Hay incertidumbre en Guatemala, pues hoy debía rendir protesta como nuevo presidente del país el izquierdista Bernardo Arévalo, sin embargo, esto no ocurrió.
El Congreso no se reunió a las ocho de la mañana para instalar un nuevo Legislativo que debería haber facilitado la toma de transmisión de poderes.
Fue hasta las 18:00 horas, cuando el Congreso se instaló con 101 nuevos diputados.
La comisión de credenciales del Congreso frenó la posibilidad de dar registro al Partido Semilla de Arévalo y sus diputados tuvieron que rendir protesta como “independientes”.
Además, se falló para ninguno de ellos ocupe la presidencia de la Mesa Directiva del Legislativo durante este año. Mientras que la Corte de Constitucionalidad convocó a una sesión extraordinaria del Poder Legislativo para este lunes.
Conforme a la Constitución, a las 16:00 horas terminó el mandato constitucional del presidente Alejandro Giamattei.
Las largas del Legislativo, impidieron la ceremonia en que Giamattei entregaría la banda presidencial a Arévalo.
Los invitados internacionales, entre ellos, la canciller de México, Alicia Bárcena, pidieron al Congreso permitir la transición de poderes.
“El pueblo guatemalteco expresó su voluntad democrática en elecciones libres, justas y transparentes: avaladas por la comunidad internacional, a través de sus misiones de observación electoral, esa voluntad debe ser respetada”, manifestó Luis Almagro, secretario General de la OEA.
La enviada de Estados Unidos, Samantha Power, aseguró que Arévalo ya es presidente de Guatemala desde las 4 de la tarde, como establece la ley.
Conforme pasaron las horas, en la calle, aumentó la tensión… Desde temprano, indígenas mayas marcharon en ciudad de Guatemala para respaldar a Arévalo.
Por la tarde, los manifestantes rompieron el cerco policiaco para hacer presión y obligar a sesionar al Congreso.
Todo el domingo, Arévalo sostuvo reuniones con la canciller Alicia Bárcena; los presidentes de Chile, Gabriel Boric y de Colombia, Gustavo Petro; el rey de España, Felipe Sexto; la enviada estadounidense, Samantha Power, y con el canciller de la Unión Europea, Josep Borrell.