En Unicef hay preocupación ante el aumento de hostilidades en Ucrania y por la amenaza inmediata que esto supone para la vida y el bienestar de los 7.5 millones de niños del país, sostuvo la directora ejecutiva de Unicef, Catherine M. Russell.
Dijo que el uso de armas pesadas a lo largo de la línea de contacto ya ha destruido en los últimos días diversas infraestructuras hidráulicas e instalaciones educativas esenciales. A menos que se ponga fin a los combates, decenas de miles de familias podrían resultar desplazadas, lo que aumentaría drásticamente sus necesidades humanitarias.
Unicef está trabajando en todo el este de Ucrania para ampliar los programas que salvan las vidas de los niños y niñas. Esto incluye el transporte de agua potable en camiones a las zonas afectadas por el conflicto; el preposicionamiento de suministros de salud, higiene y educación de emergencia tan cerca como sea posible de las comunidades que se encuentran cerca de la línea de contacto”, agregó Russell.
De igual manera informó que hay colaboración con los municipios para garantizar que los niños y las familias necesitadas reciban asistencia inmediata. Los equipos móviles que reciben apoyo de Unicef también están proporcionando atención psicosocial a los niños y niñas traumatizados por la inseguridad crónica.
“Los últimos ocho años de conflicto han infligido un daño profundo y duradero a los niños y niñas que viven a ambos lados de la línea de contacto. Los niños y niñas de Ucrania necesitan la paz desesperadamente, y la necesitan ahora mismo”, añadió la directora ejecutiva de Unicef.
La Unicef se hace eco del llamamiento del secretario general, para que se llegue a un acuerdo sobre un alto al fuego inmediato y hace un llamamiento a todas las partes para que respeten sus obligaciones internacionales de proteger a los niños y niñas de cualquier daño, y para que garanticen que los agentes humanitarios puedan llegar de forma segura y rápida a los niños necesitados, comentó.
Finalmente, Catherine M. Russell también hizo un llamado a todas las partes para que se abstengan de atacar las infraestructuras civiles de las que dependen los niños, incluidos los sistemas de agua y saneamiento, las instalaciones sanitarias y las escuelas.