Elektra, Ámbar y Kiki reciben clases de socialización y obediencia desde que forman parte del programa “Cambiando un destino”.
La mayoría de nuestros perritos son por abandono, situación de abandono o de rescate animal o de antirrábico”, explicó Gabriel Romo Méndez, del área de adopciones de la Fundación Antonio Haghenbeck y de la Lama.
Al llegar a ese lugar, reciben atención médica y si lo requieren, rehabilitación física.
Cuando llegamos a tener perritos con alguna necesidad especial en cuanto a amputación de alguna extremidad, alguna falla neurológica, quizá por algún atropellamiento, cosas así, tratamos de darle ejercicios para que los perritos puedan salir adelante en términos de adopción”, dijo Felipe Tavera Téllez, coordinador de rehabilitación, manejo y sanidad animal de la Fundación Antonio Haghenbeck y de la Lama.
Pero lo más importante es su recuperación psicológica, emocional, que venzan el miedo.
Vemos casos muchas veces de agresión, de reactividad en perros, de muchas cosas que son producto de una mala socialización temprana y además del miedo que tienen ante estímulos a los que, pues normalmente tiene una experiencia negativa con esos estímulos, tanto perros, personas, ruidos, camiones, coches”, agregó Felipe Talavera.
Se trata de rescatarlos, que se sientan confiados y seguros, crearles rutinas.
Los albergues caninos son una solución para los perros en situación de calle o que han sido abandonados por sus dueños. Sin embargo, la mayoría de estos centros están saturados en cuanto a su población. ¿Las causas?, el número de adopciones que otorgan es menor al número de perros que ingresan a los albergues.
Hasta este lugar van a llegar los adoptantes, que buscan perros con ciertas características especiales.
Nosotros le decimos perros adoptables y son de características chicas, es un perro chico y si es de menos de cinco kilos es mucho mejor, de una energía baja, que no sea desastroso y esos son los perros más adoptables”, indicó Gabriel Romo.
Ahora vamos con otro albergue a San Mateo Atenco, Estado de México. Desde hace dos años que Sergio Rosales lo fundó y se puso el objetivo de no rebasar su capacidad.
El número es de 60 perros, yo no puedo meter a uno más y podrían ver que tengo espacio, pero la cuestión es: no sabemos cuánto tiempo va a estar aquí este perrito que acaba de llegar, por lo tanto, yo no puedo poner en riesgo la calidad de vida que viven dentro del albergue”, dijo Sergio Rosales Medina, fundador del albergue Lea y Maya.
Algunos refugios se han convertido en centros de hacinamiento, por lo que instancias como la Agencia de Atención Animal, en la Ciudad de México, buscan su regulación.
La etiqueta de protección animal no necesariamente garantiza bienestar animal o no necesariamente garantiza que hay una actividad que se está haciendo bien, y esto ha venido transitando a lo largo de los años, es por eso que una de las premisas que marca la ley es que las organizaciones de la sociedad civil deben estar registradas en el padrón de asociaciones que actualmente ya tiene la agencia”, dijo Carlos Esquivel Lacroix, titular de la Agencia de Atención Animal CDMX.
Además de alimentación, los perros necesitan convivencia, corregir conductas, salir a pasear.
Es una responsabilidad de todos, no es una responsabilidad ni del gobierno exclusivamente, ni de las asociaciones de protección animal ni del sector gremial o educativo o de la industria privada”, añadió Carlos Esquivel.
Hay mucho que trabajar en los albergues; comencemos por no abandonar a nuestros perros.