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Docencia, una experiencia completa dentro de las aulas

Con el contexto actual derivado de la pandemia mundial, y sus efectos en México, la educación no se ha visto ajena a los reveses que ha implicado. Para los y las docentes, ha significado una urgencia para adaptarse al uso de las tecnologías de la información.

Para Ariel Contreras, quien tiene 44 años dedicados a la docencia universitaria, no ha sido fácil, porque él es un profesor presencial. Su vida docente ha transcurrido entre las aulas de la Facultad de Filosofía y Letras y de la Escuela Nacional Preparatoria, ambas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Para mí, respirar el aire de mi grupo es fundamental. Es una experiencia completa que no se puede transmitir a través de una pantalla. El docente es un actor que requiere la atención del grupo. En clase uno ve el interés o la distracción de las personas. A través de una pantalla es difícil. He hecho uso de las TICS, sin embargo, tienen frialdad. Reconozco algunas ventajas, por ejemplo, hay alumnos o alumnas que no se animan a participar en clase presencial y en pantalla vencen ese temor y se desempeñan con mayor facilidad”, dijo el docente en una conversación con Once Noticias.

Pese a las nuevas modalidades de educación, el profesor no ha modificado, en esencia, su manera de dar clases.

“Procuro la intervención de los y las estudiantes, para discutir, para que tengan caminos de aprendizaje propios. He procurado despertar la curiosidad y alimentarla, a través de presentaciones, muchas películas, lecturas, escritura”.

La vida docente de Ariel Contreras ha transcurrido entre las aulas de la Facultad de Filosofía y Letras y de la Escuela Nacional Preparatoria, ambas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Perdió la cuenta de las generaciones que ha visto pasar, aunque guarda en su memoria a cada una de ellas. Ingresó a las filas docentes de la UNAM, en 1973, aunque empezó tres años antes como adjunto en una universidad privada.

“También soy egresado de la Facultad”, expresó con un aire de orgullo universitario.

Ariel no suele mostrar su nerviosismo frente al aula, su seguridad es una de las particularidades que ha adquirido como docente, a lo largo de tiempo, sabe que es fundamental para transmitirlo a los y las estudiantes. Sin embargo, en la conversación con Once Noticias su risa denota cierto nerviosismo, “si digo algo que no va, me dices” afirma y se acomoda para charlar.

Orgullo de ser docente

Soy parte de la generación del siglo pasado y tengo algunas visiones de la docencia. Siempre he rechazado la violencia en la escuela. Rechazo ver a la docencia como complementariedad salarial y no como una convicción, como una actividad de orgullo pleno y que es demandante”, relató.

Ariel fue parte de esa generación que puso en jaque a un sistema y a un gobierno, en los sesenta. Su espíritu rechazó la violencia del Estado hacia los y las jóvenes que buscaban un mejor país. En clases, suele compartir algunos recuerdos de esos años y siempre invita al estudiantado a mantener viva esa memoria de lucha.

El profesor sigue siendo estudiante toda su vida. Yo he aprendido mucho de las alumnas y alumnos. Todo el tiempo. Dar clases no significa ser un apóstol, como decía Vasconcelos, dar clases implica divertirse, jugar y sobre todo, estudiar, estudiar siempre y mucho”, expresó.

Reconoció que este trabajo ha sido posible también por el apoyo de sus colaboradores: “son profesionales que me ayudan como adjuntos, no cobran un salario, pero creo que les he contagiado el amor por la docencia y el amor por la literatura. Mis adjuntos fueron mis alumnos y ahora me apoyan: Daniel Juárez, Rafael Muñoz y Armando Herrera”, señaló.

 

El amor por la literatura transforma

Ariel es amante de la poesía y suele compartirlo en su clase. Poemas de Federico García Lorca o Martí, suelen ser lecturas que comparte con sus estudiantes. La poesía, para el profesor, es fundamental para generar curiosidad en su alumnado.

Recuerdo que nos pasaba a leer poesía. Me acuerdo que también nos hacía escribir. Siempre nos instó a leer y a escribir, a escribir y a leer. Su forma de enseñar me despertó algo que hasta entonces desconocía: el amor a la literatura. Ariel me dejó muchas cosas: aprendí a leer, a cuestionar, a llorar con un cuento, a sentir la poesía. Ariel, es un docente como pocos, trabaja por amor a la literatura”, comentó Lucía, una de sus exalumnas, a Once Noticias.

 Y es que Ariel, como aquel sembrador de ideas, que se basta de la sagrada alegría que entrega el pensamiento, afirma que la literatura es una herramienta fundamental en la vida humana:

La literatura siempre será transformadora. La literatura no es un paraíso, sino una herramienta problematizadora. Te brinda herramientas para un verdadero desarrollo humanista. Estoy convencido que un pensamiento crítico es indispensable y la lectura, la literatura, siempre lo alimentará”.

Lamentó que para muchas personas leer es perder el tiempo, “el mundo capitalista nos ha inundado con la falsa idea de que el tiempo es oro y leer, puede ser pérdida de tiempo. El progreso de la humanidad es por la cultura y no por el dinero. Leer nos da una perspectiva amplia del mundo. En los libros encontramos emociones, problemas y un sin fin de perspectivas del mundo. Por eso me gusta enseñar literatura”.

 

La satisfacción es ver aprender a los estudiantes”

Con respecto a la situación de la docencia en la máxima casa de estudios, lamentó que no existan buenas condiciones laborales: “Mi dentista dice que somos ‘profesores de resignatura’”, compartió entre risas.

Más adelante dijo que “hace poco contesté un cuestionario de la UNAM y una de las preguntas que nos hacían estaban relacionadas al salario. Económicamente no me reditúa, más que el gasto de gasolina. No obstante, mi mayor satisfacción es ver que alumnos y alumnas, aprendan en mi clase. Los salarios son malos, debe haber mejores condiciones laborales y frenar los abusos, las disparidades, la burocracia excesiva, los credencialismos. En aras de calidad se exigen papeles no conocimientos y experiencias”, enfatizó.

Ser docente es una profesión que se adquiere con la experiencia, con el tiempo, porque “no por tener doctorados, se puede ser maestro,” dijo Ariel.

Ariel Contreras, profesor y amante de la poesía de Miguel Hernández, considera que la educación es la base para transformar a un país, “es el factor de transformación del pensamiento humano. Nuestra tarea, como docentes, es conducir al conocimiento. Me honra ser profesor porque es un trabajo humanista, ese es su gran valor”, concluyó.

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