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Entrega de bienes estratégicos del país, sello del salinismo

Los años 80 registraban un cambio en todas las esferas de la vida, a nivel mundial, la idea de restringir el papel del Estado en la economía cobraba fuerza y en México con el gobierno de Carlos Salinas de Gortari el neoliberalismo encontró un aliado.

 

Los invito a que sigamos trabajando todos unidos como mexicanos, para forjar una patria mejor para nosotros, para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos’’, dijo el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.

Para José Luis Ávila académico e investigador de la UNAM, la privatización que impulsó Salinas iba más allá de una medida de saneamiento de la economía.

 

Las privatizaciones son un punto estratégico de una gran agenda, que es la agenda del neoliberalismo, crear una economía abierta de estado mínimo’’, aseguró José Luis Ávila, académico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Si bien la privatización de empresas comenzó en el sexenio de Miguel de la Madrid, es con Salinas que se profundiza la entrega de bienes estratégicos del país a privados.

 

Si yo tomo del 83 con Miguel de la Madrid al 94, pues en el 83 yo tenía 1115 empresas públicas, en 1994 tengo 219. Sin embargo, el que más vendió changarros, llamémosle así sí tú quieres, fue Miguel de la Madrid, pero quien vendió las grandes empresas fue Carlos Salinas de Gortari. Entonces el impacto es muy distinto’’, afirmó José Luis Ávila, académico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

A mediados de 1989, a unos meses de haber tomado el poder, comenzó el desmantelamiento, al decretar la privatización de Aeronaves de México y de Mexicana de Aviación.

Siguieron los ingenios azucareros, algunas plantas de Conasupo y después la empresa productora de autobuses y camiones DINA.

En esta oleada profunda de privatización se incluyó un sector clave: el de las empresas siderurgicas Altos Hornos de México y Sicartsa.

También una compañía de seguros, la constructora de carros de ferrocarril, la entrega de los aeropuertos y la concesión de autopistas.

 

Salinas no se detuvo

 

 Vale la pena compatriotas es para el bien de nuestra gran nación’’, afirmó el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.

Entregó Teléfonos de México y en 1991 llegó la reprivatización del Sistema Bancario Mexicano; se entregaron a privados 18 instituciones comenzando con Multibanco Mercantil de México, Banpaís, Banca Cremi, Banca Confía, Banamex, Bancomer, Banco del Atlántico, entre otras.

Sin embargo, para Patricia Armendariz, excolaboradora de Pedro Aspe, secretario de Hacienda en el salinato y exvicepresidenta de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, la privatización se enmarcó en un momento específico.

 

El movimiento privatizador en sí, no creo que podría ser un despojo al país o algo así, sino que obedeció a objetivos sanos’’, afirmó Patricia Armendariz, vicepresidenta de la CNBV en 1994.

Aunque reconoce, “pero lo más importante es que todo lo que probó la historia y probó este cambio de régimen, es que el movimiento privatizador, y en general que le apostó a la empresa privada como la promotora de desarrollo y bienestar generalizado, no funcionó’’,  afirmó Patricia Armendariz.

“Es interesante observar que el 66% de las empresas que se vendieron, incluyendo los bancos, beneficiaron alrededor de 23 familias, o sea que creamos una élite financiera que se beneficia de las privatizaciones, las compra porque son buenos negocios, aumenta su riqueza; y son los mismos que en 1995 de declaran en crisis’’, aseguró José Luis Ávila, académico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

A la llegada de Salinas al poder solo una familia, la regiomontana Garza Sada, figuraba en la lista de multimillonarios de Forbes, pero al término del salinato, en 1994, ya eran 23 clanes los multimillonarios, que en conjunto sumaban una riqueza de 41 mil 900 millones de dólares, mientras que en el país la pobreza alcanzaba a más del 50% de la población.

Por ejemplo; diez de ellos amasaron grandes fortunas en el sexenio privatizador, Carlos Slim Helú, que se benefició con la entrega de Telmex, logró una fortuna de 6 mil 600 millones de dólares; Emilio Azcárraga Milmo, del Grupo Televisa, registraba 5 mil 400 millones de dólares; Marcelo y Lorenzo Zambrano Treviño, dueños de Cemex, 3 mil 100 millones; Alejo Peralta, de grupo IUSA, 2 mil 500; Jerónimo Arango, de grupo Wal-Mart, 2 mil 200 millones; Alberto Bailleres Gonzáles, del grupo Bal, mil 900 millones de dólares.

Pablo Aramburuzabala Ocaranza, de Grupo Modelo mil 600 millones de dólares; Carlos González nova de Comercial Mexicana mil 500 millones de dólares; Enrique Molina sobrino Grupo Gemex-Pepsi mil 400 millones de dólares; Adrián Sada Gonzáles, Grupo Vitro, mil 300 millones

“Durante toda esta época no crecimos en términos reales casi nada y se profundizaron las diferencias sociales y se acentúo la pobreza’’, consideró Patricia Armendariz, vicepresidenta de la CNBV en 1994.

“Pues aplicamos una expresión de sabiduría popular, los bienes son pa’ remediar los males, teníamos un estado con muchas propiedades y un pueblo con muchas necesidades, procedimos mediante subasta pública a privatizar esos bienes’’, dijo el dijo el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.

Vender los bienes para remediar los males, suena a remedio de una familia, no de un estado, y una familia y un estado se administran de manera diferente, este es un recurso retórico del señor salinas’’, afirmó José Luis Ávila, académico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

“Haber entregado este capital productivo tan importante no es algo de lo que uno pueda encontrar beneficios tangibles, en cambio si tenemos el enriquecimiento de una oligarquía y de un puñado de familias, esto quiere decir que aumentó la desigualdad en México’’, concluyó José Luis Ávila, académico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

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