Hablar de Acapulco después del huracán “Otis”, es mencionar a miles de personas que están trabajando para que el puerto reviva, y dejar atrás la larga noche en que el viento los asustó tanto.
Es nombrar a las y los acapulqueños que con palas, escobas y maquinas, sus manos buscan recuperar su fuente de ingresos, retomar la vida y salir del aislamiento en que el huracán dejó a las comunidades más alejadas.
Ellas y ellos, ciudadanos, funcionarios de todos los niveles de Gobierno, Marina, Ejercito, organizaciones. El pueblo que se organiza, ayuda y colabora, ya sea entregando las Pensiones del Bienestar, o levantando el vuelo para llegar ahí donde el agua los encerró.
El Aeropuerto de Acapulco se ha convertido en un punto de distribución para el envío de despensas.
El Once acudió a las localidades más alejadas del puerto, específicamente al pueblo de Cacahuatepec.
“Pues dos o tres días no hubo paso, y pues es cierto, el arroyo en esos tiempos estaba la corredera de agua de la misma lluvia y uno no podía ni salir”, dijo María de Lourdes Delgado, habitante de Cacahuatepec.
Pero la ayuda llegó a Cacahuatepec.
“Pues para mí sería la primera. Muchos de mis hermanos, yo le digo hermanos, porque todos somos hermanos, pues no alcanzaron, se les dio más a los adultos mayores, porque ellos son los que más necesitan”, agregó María de Lourdes.
La Marina se desplegó para llevar despensas a las y los damnificados.
“La versatilidad de los helicópteros nos permiten llegar a lugares como este. Del aeropuerto a este punto que son aproximadamente 8 millas hicimos 10 minutos y 10 de retorno. Por tierra, haciendo un censo, dice el personal que se tarda hasta tres horas y media”, señaló Angelino Aquino, capitán de la Marina.
La Marina nuevamente levantó el vuelo, regresó a cargar al aeropuerto y partió a la localidad de Tasajeras, donde la gente limpió el predio para que aterrizara la aeronave.
Federico Valeriano, habitante de Cacahuatepec agradeció a la Marina “porque ellos son los primeros que han llegado hasta aquí”.
“Yo le pido al Presidente que nos ayude con alimentos, con vivienda porque mucha gente aquí perdimos vivienda. Y damos gracias por esta despensa que nos están mandando y que mi Dios los bendiga a toda la gente que está aportando”, expresó Guadalupe Venancio, habitante de Tasajeras, Acapulco.
Miles y miles de personas se unen para ayudar a los damnificados, unos en los lugares alejados y otros facilitando la entrega de apoyos, cómo las pensiones para los adultos mayores.
“Hoy sí me tocó pensión, fue un aliviane bueno. Con esto la hacemos gacha. Pa’ comer, para la casa, pues no alcanza, pues paga uno el agua, el gas; pero sí es una ayuda muy buena”, afirmó Alberto Abarca, damnificado de Acapulco.
Acapulco busca salir de la destrucción que generó “Otis” y su gente no deja de agradecer a quienes hoy les ayudan.