El megaproyecto, que pretende construir un tren que pueda atravesar el Istmo de Tehuantepec hasta llegar a Coatzacoalcos, facilita al mercado global una infraestructura ferroviaria, portuaria y carretera con la instalación de diez parques petroquímicos, metales, plásticos, hules y maquinarias.
Representantes de distintos pueblos, que conforman la campaña global “El Istmo es Nuestro”, denunciaron que existe despojo de tierras y recursos naturales, a través de violencia para la construcción de este megaproyecto.
Ante el inminente panorama de aniquilación a nuestros pueblos no podemos permitir la instalación de este megaproyecto ni utilizarlo para negociar porque con la vida no se negocia y sabemos que en este momento tenemos que estar con la naturaleza y no con la destrucción”, mencionó Libertina, de la Ixtepec, Oaxaca.
En los mecanismos que mencionaron en común los más de 15 expositores de esta conferencia fue la privatización de las tierras comunales.
Lo primero que hacen es llegar y ofrecer dinero, dicen que van a escriturar las casas, pero lo que eso significa es ignorar a nuestra máxima autoridad que es la Asamblea Comunitaria, esto va dividiendo a nuestras comunidades. La representación de nuestras autoridades también están manipuladas porque los gobiernos nos quieren imponer a representantes que nosotros no reconocemos como gente de confianza, pero a la hora de las asambleas y las consultas esas personas siempre están apoyado los proyectos destructivos”, mencionó el señor Guadalupe, uno de los integrantes de la campaña “El Istmo es Nuestro”.
Otro de los problemas que señalaron es que en el Istmo se está produciendo mucha energía que según el proyecto abastecerá a 18 comunidades de Santo Domingo Zanatepec.
“Ahora nos damos cuenta que esos generadores son para las grandes empresas que se van expidiendo y se llevan toda nuestra tierra para la construcción del Corredor Interoceánico. Es necesaria una transición energética que hoy despoja nuestro territorio para imponer sus grandes proyectos, por eso buscamos una reforma, para que la energía eléctrica sea un derecho humano y no un lujo a costos industriales”, señalaron los pobladores en la conferencia de prensa.
El tercer punto que explicaron fue sobre la escasez de agua debido a que grandes industrias mineras y energéticas han ido tomando y contaminando este recurso.
Sabemos que en promedio las minerías necesitan 250 mil litros de agua por hora, los llenan de químicos y contaminantes para sacar los minerales de nuestra tierra y en muchos casos los malos manejos llevan este veneno a nuestros ríos y lagos y así matan a nuestros animales, a nuestro maíz y a todos nuestros pueblos, si seguimos así, en 20 años ya no vamos tener agua ni maíz ni nada, pura tierra envenenada y seca nos van a dejar”, remarcó el señor Guadalupe.
La militarización es un conflicto que llega con la instalación de estos megaproyectos y con este también la contención de la migración centroamericana con las fuerzas armadas.
“Sabemos que estos proyectos tienen que ser custodiados, porque hay muchísimos intereses que no pueden verse interrumpidos por nuestras lucha indígena y de paso ponerme una frontera militar para los migrantes que quieren buscar una mejor vida”, expresó Libertina.
El señor Guadalupe señaló que existe un nuevo proceso de colonización, en el que las grandes empresas toman las buenas tierras para llevarlas a los países europeos.
“A través del tiempo, al dar nuestra tierra estamos entregando a nuestros pueblos con escrituras notariales. En 20 años se van a convertir esos terrenos en tierras europeas. Ellos saben que en México hay riqueza, por eso han vuelto a explotar nuestro suelo, no es justo porque terminemos como esclavos de todos los extranjeros con sus fábricas y sus industrias, por eso nos resistimos a este corredor (Interoceánico)”, explicó Guadalupe.