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Sobrevivientes de feminicidio exigen que se descongele la Ley Oropéndola

Tras su aprobación en 2022 por la Cámara de Diputados, la Ley Oropéndola se encuentra congelada en el Senado.

En México poco se habla de las mujeres que sobreviven a una tentativa de feminicidio. Se trata de mujeres que se enfrentan no sólo a la violencia de los agresores, que en su mayoría son parejas o exparejas, sino que atraviesan vacíos legales y una persistente impunidad, lo que obstaculiza que encuentren paz y justicia en sus casos.

Este viernes, un grupo de sobrevivientes, se reunió en la Glorieta de las Mujeres que Luchan, para exigir al Senado que descongele la iniciativa de la Ley Oropéndola.

Y es que, tras ser aprobada en la Cámara de Diputados, en abril de 2022, ésta permanece detenida en el Senado.

Por este motivo, las sobrevivientes realizaron una marcha hasta el Senado y entregaron una carta, para exigir que se apruebe la Ley Oropéndola.

“Para que las víctimas en feminicidio en grado de tentativa sean reconocidas y también tengamos el acceso a la justicia”, sentenció Ednita Montoya, sobreviviente a tentativa de feminicidio, originaria de Tuxtla Gutiérrez.

El grupo de mujeres denunció el omiso actuar del Poder Judicial les ha quedado a deber justicia.

“El poder judicial nos ha quedado a deber todo, así como la mayoría de fiscalías en el país, pero también el senado de la República que nos ha ninguneado al desoír esta serie de reformas que hemos bautizado la Ley Oropéndola”, sentenciaron en conferencia de prensa.

Sobrevivir a un feminicidio

Carolina Ramírez ahora se traslada en silla de ruedas. Las múltiples intervenciones quirúrgicas a las que se ha sometido, para reparar los daños físicos que le provocaron los golpes que le propinó su exesposo, la han debilitado, pero su fuerza viene del compromiso colectivo con sus compañeras.

Este viernes 13 de septiembre acudió puntual, desde Jalapa, Veracruz, a la cita en la Glorieta de las Mujeres que Luchan, en Paseo de la Reforma, junto a otras mujeres que como ella sobrevivieron a un intento de feminicidio.

“Este es un problema que no se ve y que no nos nombran”, lamentó Carolina. Y es que las historias de estas mujeres quedan invisibilizadas, pese a que este delito es el paso más corto al feminicidio, al grado último de la violencia extrema.

Al poco rato, Yeritza Bautista también acudió puntual con sus pancartas denunciando la omisión del Poder Judicial en su caso. La activista, con su llamativo pañuelo morado, comparte la idea de su amiga Carolina.

“Se minimiza el alto riesgo al cual nos enfrentamos nosotras al quedar vivas y el agresor en muchos casos prófugo e impune”, aseguró Yeritza al medio.

Al poco rato arriban otras mujeres que, al encontrarse en tan simbólico lugar, se abrazan y se comparten una torta, para solidarizarse con quienes no alcanzaron a desayunar por las prisas de la ciudad.

Se trata de mujeres de distintas partes del país. Como Ednita Montoya que viene de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, quien contó que a pesar la violencia que vivió con su expareja y de que trató de asesinarla, fue absuelto.

“Antes de separarme de él inicié dos denuncias penales. Me separé de él en 2015. En 2017 inicié una tercera denuncia. Fue vinculado a proceso en 2019 y fue absuelto en 2021, a pesar de que existían todas las pruebas, a pesar de las secuelas que yo tengo con respecto a la violencia”, lamentó Ednita.

Otra historia parecida es la de Karla Polet Villegas del Estado de México, quien sobrevivió a la golpiza que le propinaron hombres enviados por su expareja. Además a Karla le arrebataron a su hijo desde hace casi seis años. Cuando el agresor, quien es el progenitor, le arrebató a su hijo tenía 11 meses. Sigue buscándolo.  

“Por esta violencia vicaria tuve un intento de feminicidio. No puede ser posible que en el país, por el hecho de buscar a tu hijo, te deje totalmente vulnerable”, comentó.

Sobrevivir implica, para ellas, enfrentar secuelas que las marcan de por vida.  “Las secuelas que se van arrastrando son interminables: desgaste emocional, físico, económico, pérdida de empleo, muchas secuelas”, dijo Yeritza.

Esas marcas se profundizan al enfrentar violencia institucional, que se expresa en omisiones de las autoridades, archivan carpetas, ignoran a las víctimas o ni siquiera aplican la perspectiva de género cuando investigan.

“Nos revictimizan, nos ignoran, no nos escuchan. No nos dan acceso a la justicia y esto repercute en que finalmente los agresores nos asesinen o les hagan daño a nuestras hijos, hijos o familiares y este problema sigue creciendo”, lamentó Carolina Ramírez.

¿De qué trata la Ley Oropéndola?

“No quisimos ponerle un nombre de nadie porque esta nos representa a todas las sobrevivientes de feminicidio en México y oropéndola porque es un pajarito dorado que significa paz, libertad. también significa reparación”, explicó Carolina.

Esta ley se conforma de cuatro puntos clave, de acuerdo con las activistas:

Busca que se aplique la prisión preventiva oficiosa a los agresores, que el testimonio de la víctima sea valorado como clave, la punibilidad en el delito de tentativa y la reparación integral del daño.

“Estas sentencias hoy por hoy se miden con base en el feminicidio consumado. Lo que buscamos es que sea una sentencia independiente justamente considerando las agravantes que hay en la tentativa de feminicidio”, enfatiza Yeritza.

En México, en abril de 2022 se aprobó la tipificación de la tentativa de feminicidio, pero no ha sido suficiente para las mujeres que sobreviven a este crimen. Señalan que les permitiría por un lado, acceder a la justicia. Por otro, también ser nombradas, para reconocer que este tipo de violencia existe y es la antesala del feminicidio.

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