Tres trabajadores del Sanborns Lindavista fueron desaparecidos cuando salieron de trabajar hace dos años. Leonel Báez Martínez, Jesús Armando Reyes Escobar y Ángel Gerardo Ramírez Chaufón permanecen desaparecidos y la autoridad no ha logrado obtener información concreta de la suerte y paradero de los jóvenes, a pesar de las acciones de búsqueda que se han realizado. El 29 de noviembre de 2019, Leonel Báez Martínez y Jesús Armando Reyes Escobar salieron de trabajar del Sanborns a las seis de la tarde. Acudieron a la “Cervecería la 22”, que estaba a dos cuadras, en la esquina de Pernambuco y Montevideo. Ahí estuvieron con algunos compañeros de su trabajo. A las 9:35 de la noche se ve como Ángel va cruzando la calle, del Metrobús a la cervecería. Pero a esa hora Leonel y Jesús ya se estaban despidiendo. El celular de Jesús y de Leonel marcó su última conexión a las 21:45 horas. Para las 23:45 horas llegó a la cervecería quién era la novia de Jesús, porque se había preocupado de que él no pasó a recogerla y como había escuchado que el grupo iría por una cerveza, fue al lugar, pero la cadenera no la dejaba entrar. Después de insistir la dejaron pasar, lo buscó en todo el local, pero no vio a nadie. En la cervecería se hicieron tres diligencias con el caso. En la primera sólo asistió la Fiscalía de Ciudad de México para hacer una inspección en la que no se encontró nada ni se informó a las familias. La segunda fue a mediados del año 2020 cuándo elementos de la Fiscalía acompañados de las familias entraron a la casa vecina del local para verificar que no tuvieran conexión y haya sido por ahí por dónde sacaron a los jóvenes. La tercera diligencia fue un año después de la desaparición de los jóvenes. Una inspección ocular en la que la autoridad pidió permiso a los dueños del lugar; no llevaron ninguna herramienta más que un georradar que utilizaron para ver si en el piso del bar había algún enterramiento que no encontraron. Aseguraron el predio al localizar manchas de sangre dentro del baño de la Cervecería “La 22”. En febrero de 2020 tuvieron una reunión con el equipo de la Fiscalía de Investigación de Personas Desaparecidas, el Fiscal Willy Zúñiga sacó de la reunión a un familiar de cada desaparecido en el caso, y les dijo que ya había una vinculación de su caso, sin embargo, cuando las familias pidieron que les entregaran las pruebas de la investigación, el fiscal negó los dichos. Sobre las manchas hemáticas las autoridades les dijeron de manera informal que no pertenece a los muchachos, y aunque las familias pidieron que les entreguen los resultados, hasta el día de hoy no los han visto.
“Hubo muchas cosas que nos dijeron en económico como dicen ellos (extraoficialmente) y no dejan nada asentado en la carpeta, y por eso perdimos muchas pruebas, como por ejemplo las cosas que dejaron de uno de los muchachos para que le sacara el perfil genético y ahora las perdieron y dicen que no existe una cadena de custodia de lo que les entregaron ni de los resultados. Por eso ahora todo lo que nos dicen pedimos que sea bajo una entrevista porque si queda en su ‘económico’ no puedo usar esa información después, es mi dicho contra el suyo y ya perdieron pruebas importantes”, mencionó uno de los familiares.En otra de las acciones de búsqueda las familias recorrieron la Sierra de Guadalupe, pues según algunas pistas mencionaban que ese lugar podía ser uno de los posibles espacios para el ocultamiento de sus familiares. Fue el primer ejercicio de búsqueda en campo que hicieron las tres familias, recorrieron caminando y buscando entre veredas y tiraderos de partes de autos que anunciaban un contexto donde la impunidad se mostraba; no se encontró ninguna pista. Durante dos días trabajaron en el cerro, justo a inicios de la segunda oleada de la pandemia de COVID-19, eso llevó a que solo pudieran asistir doce personas del colectivo a la búsqueda de la enorme Sierra que une a la capital mexicana y el Estado de México. Se dividieron en dos grupos para que todos pudieran participar por las restricciones que les había impuesto la autoridad que en esa ocasión llevó a más de 30 personas entre comisiones de búsqueda, fiscalías, policías y demás funcionarios. Familiares y bomberos buscaban entre la maleza y las partes de auto regadas por todo ese polígono. Observaron cada pista que les llamara la atención y así poder trazar algunas hipótesis sobre la mecánica del lugar y tratar de encontrar caminos que los llevaran a un punto más específico. A dos años de su búsqueda en medio de caminos clandestinos e investigaciones que los pusieron en peligro no han logrado tener un abogado que realmente pueda llevar su caso, “pues los abogados de oficio nos piden amparos y resoluciones que puedan activar acciones de investigación y búsqueda”. La empresa nunca se acercó a ofrecer alguna orientación o apoyo y aunque eran sus trabajadores no se pronunció por los hechos. Las familias han organizado una jornada de protestas que inicio desde el domingo 28 de noviembre, frente a las instalaciones del Sanborns Lindavista, en donde pegaron fotovolantes y exigían que uno de los representantes de la empresa saliera para hablar con las víctimas. Elementos de seguridad privada del Centro Comercial Parque Lindavista retiraron los papeles y exigieron violentamente su retiro. “Nosotros no tenemos la culpa de eso, ojalá que nunca los encuentren”, gritó personal del centro comercial a las familias víctimas de desaparición. Familiares y amigos marcharon del antimonumeto de los 43 hasta el Zócalo capitalino exigiendo que alguna autoridad haga que los representantes del Sanborns puedan atender las demandas de la familia.
“No queremos dinero, queremos un abogado que nos ayude a sacar adelante el caso, eso es lo que le pedimos al Sanborns, son sus trabajadores, ellos salieron de aquí cuando desaparecieron y la empresa no se ha acercado ni siquiera a ver cómo estamos”, reclamó uno de los familiares.