La VI Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas tuvo tres hallazgos de restos humanos dentro de la colonia Iztaccíhuatl, en el municipio de Yecapixtla, en Morelos.
La colonia está sobre el libramiento de Cuautla (carretera Cuautla-Puebla), las calles estaban sin pavimento y en medio de las siembras de sorgo. En el corazón de la colonia hay una mina de cal que lucía abandonada y, según testimonios de vecinos, tiene más de dos años en los que ningún trabajador extrae material de ese lugar.
Las camionetas de la Brigada tomaron los caminos entre el sorgo y casas en obra negra. Comenzaron a rastrear entre la tierra.
Los caminos llegaron a la Calera. El terreno lucía extraño pues no había ningún camino plano, como cualquier mina donde pasan camiones y maquinaria. Más bien era un terreno lleno de montículos de tierra, como si fuera un cementerio.
En el borde de la mina, las familias comenzaron a escarbar sobre los montículos. Graciela Gutiérrez vio que una mariposa pasó frente a ella, vio la sombra que paseaba sobre el piso y cuando perdió de vista al insecto ella sintió escalofríos y por eso decidió clavar su varilla en la tierra; cuando la sacó para olerla se dio cuenta que ahí había algo que buscar, pues el olor a muerte delataba una fosa clandestina.
Abrió el piso, entre la cal y el pasto, develó el fémur de un ser humano. De ese mismo lugar, la señora Graciela localizó un pedazo de cinta canela.
Los elementos de la Fiscalía llegaron al lugar y dijeron que tendrían que resguardar la zona. Señalaron que las familias estaban cometiendo un delito por ayudar a localizar esa fosa, luego dijeron que resguardarían 50 metros cuadrados para poder levantar el resto óseo.
Las familias señalaron que aparte de revictimizarlas por las acusaciones, también impedirían su trabajo de búsqueda. Tras la acalorada discusión, las familias siguieron su trabajo junto al hallazgo y la Fiscalía armó un perímetro de un metro cuadrado, alrededor del fémur.
Los montículos de tierra estaban uno junto a otro. Un metro más al norte del primer resto encontraron tres huesos metacarpios (dedos del pie) y al siguiente se localizó otro fémur.
La noche llegó y la tensión por la inseguridad obligó a qué las familias se montaran de nuevo a las camionetas y salieran lo más rápido que podían de la colonia.
Pasadas las nueve de la noche, las familias se dieron cuenta que en el camino de regreso un retén de policías detuvo a un par de carros, que se quedaron rezagados del convoy, justo unas calles frente al lugar donde pernocta la VI Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas había un auto lleno de hombres armados que bebían y cantaban frente a una tienda de autoservicio.
Las buscadoras se quitaron las botas llenas de tierra, tomaron un baño, cenaron y planearon los ejes de búsqueda para el día siguiente.