Braulio Basilio Caballero tenía 13 años cuando fue desaparecido, en la letra “H” del paradero de Pantitlán, en Ciudad de México, el 28 de septiembre de 2016. Desde ese día, su familia no ha sabido la suerte del pequeño.
Esa tarde del año 2016, Braulio regresó de la escuela y pasó a su casa para llevarle la comida a su madre Fernanda Caballero. Tenía un poco de prisa porque la lluvia estaba por comenzar y después de comer tenía que ayudar a su mamá a recoger el puesto de tortas colocado en el paradero.
El niño llegó al local de Fernanda, habló con su madre unos segundos y luego cruzó la calle para revisar una bolsa de mandado; en ese momento, Fernanda agachó la cabeza para despachar alguno de los clientes, cuando levantó la mirada su hijo ya no estaba. Desde ese momento dejaron de saber de él.
Sobre el caso no se sabe nada, no hay un solo avance, ni una pista ni un dato ni nada. De hecho, cuando intentaron hacer la denuncia los canalizaron al Centro de Apoyo a Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA), donde no se emitió una Alerta Amber, incluso no dieron seguimiento diciendo que el niño se fue por su propia voluntad, según denunció la familia del pequeño desaparecido.
Ante la negligencia de trabajar, Miguel, el padre del menor inició sus trabajos de búsqueda junto con su familia. Pegaban boletines con la foto del niño y preguntaban a todos los comerciantes y funcionarios del Metro Pantitlán, pero no recibieron ningún dato que les pudiera ayudar. Cuando intentaron pasar a las instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC) se les impidió pegar los boletines. También les negaron el acceso a las cámaras de seguridad para ver los vídeos de esa tarde. Es un caso donde no hay un sólo dato que pueda explicar lo que sucedió con el menor que hoy en día tendría 18 años de edad.
Con la creación de la Fiscalía de Personas Desaparecidas de Ciudad de México, la familia pensó que la investigación podría avanzar, sin embargo, el ministerio público a cargo de su caso era David Basilio, quien, de acuerdo con la familia, no dio avance al caso en la CAPEA. Fue hasta abril del año 2019 cuando lograron la Alerta Amber.
Estos cinco largos años han sido de pena. Nos quitaron la poca estabilidad que teníamos. Estas personas (funcionarios de la fiscalía) están sentadas en sus oficinas, para ellas es práctico hacer oficios y supuestos avances que no han servido de nada porque hasta hoy no tenemos ni una pista de lo que pasó con mi hijo. Pierden evidencias, en mi caso fueron los videos del Metro y resulta que no hay responsables de quién los extravió, al final sí se logró sancionar a alguno de estos funcionarios, pero eso tampoco nos sirve de nada, porque aun así no sabemos qué pasó con mi hijo”, declaró el señor Miguel.
En su camino se encontraron con más familiares en situaciones similares, sin ser atendidas, sin avances y con pruebas extraviadas dentro de sus casos y demás abusos por parte de la autoridad. Fue así como nació el colectivo “Hasta encontrarles”, donde iniciaron con acciones de memoria como pintar murales con los rostros de las personas desaparecidas en los lugares donde fueron vistos por última vez, realizaron marchas y posicionamientos, para después organizar grandes búsquedas en campo.
Con los pocos recursos que la familia tiene han hecho algunas acciones de búsqueda y memoria, pero exigen explotar todas las líneas de investigación, autorización de fotovolante con recompensa, búsquedas interinstitucionales así como búsquedas en campo. Los padres señalan la importancia del análisis de contexto en torno a la alcaldía Venustiano Carranza para encontrar datos que ayuden a su localización. También exigieron que servidores públicos puedan garantizar a los futuros casos los protocolos inmediatos que marca la ley e iniciar las investigaciones reales para localizar a sus familias.
Tras la presión de organizaciones y asesores jurídicos han logrado mantener activa la carpeta de investigación de Braulio.
“Después de cinco años, esta es la primera manifestación que realizamos para recordarle a la fiscalía (capitalina) que Braulio no está presente. Hoy hace cinco años se le vio por última vez en Pantitlán, era un pequeño de 13 años que no le hacía daño a nadie, era un niño de segundo de secundaria. Le truncaron sus sueños. Han pasado estos mil 825 días, que para mí han sido eternos en cada hora. Nos hace falta Braulio. Mi hijo no se fue, a mi hijo lo desaparecieron”.
Era un estudiante y hasta el momento no tenemos ni una razón de mi hijo. Él no es un folder, ni un número, ni un recurso por gastar. Es un amigo, hermano compañero, un hijo. Es la vida de una persona, por eso le pedimos a Ernestina Godoy que salga y nos diga qué vamos a hacer para que avance mi caso. No sabemos si está bien o mal mi hijo. No tengo donde llorarle y ni siquiera en donde buscarle, lo único que hacen (las autoridades) es mandarnos a los servicios médicos forenses a ver fotografías de personas descuartizadas y quemadas, es un trauma estar yendo a ver eso, nos está afectando a toda la familia”, declaró la señora Fernanda a Once Noticias.
Sergio Miranda, de la Fiscalía General de Justicia de Ciudad de México, se ofreció para atender a la familia y al colectivo, sin embargo, las víctimas querían hablar con la titular de esa institución y con May Gómez Jiménez, fiscal de desaparecidos de Ciudad de México, quien en entrevista con Once Noticias mencionó que existen mesas de trabajo de manera periódicas, “ese es canal de comunicación que ellos siempre han mantenido”.
Eso se comenta sólo con los familiares por respeto a ellos y a las investigaciones se han hecho de manera coordinada. Yo solo espero la oportunidad para hablar con las familias por eso hoy mismo se acordará una reunión”, declaró el titular de la Fiscalía de Investigación y Persecución de los Delitos en Materia de Desaparición Forzada de Personas y la Desaparición Cometida por Particulares y Búsqueda de Personas Desaparecidas