La pandemia de COVID-19 y la invasión de Rusia a Ucrania han traído como secuela indirecta la escasez de alimentos básicos como el maíz, aseguró en entrevista con Once Noticias, Artemisa Montes, especialista en economía, en la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle.
La experta advierte que la escasez de alimentos era una situación que se podía prever a raíz de la pandemia, pues en el Observatorio Mexicano de la Crisis han realizado análisis de todos los riesgos que ya ha alertado el Fondo Monetario Internacional (FMI) cómo el del llamado “gran confinamiento” y uno de los temas era precisamente el incremento de los precios de los alimentos.
Artemisa Montes señala que ello se vivió como un efecto que vimos en la crisis de 2008, cuando el Índice de Precios al Consumidor de alimentos subió a su máximo histórico y precisamente se está alcanzando ahora nuevamente.
“Una causa son las secuelas económicas del COVID y el otro es deficiencia estructural de la economía mexicana”, afirma la experta, quién agrega que además de manera más indirecta también afecta la invasión de Rusia a Ucrania.
Asegura que el conflicto bélico influye indirectamente porque México prácticamente no tiene un comercio directo con países de esa región, pero a raíz de las sanciones que ha puesto Estados Unidos y países europeos a Rusia, eso ha forzado a los primeros a consumir sus propios productos, sus reservas y mucha de la producción de esos países se destinaba a la exportación.
Sin embargo, en este punto la experta hace énfasis en la falta de independencia alimentaria, que tiene México desde hace décadas, pues aunque la base de la alimentación mexicana es el maíz, gran parte de éste se importa.
De acuerdo con el Consejo Nacional Agropecuario, en México se consumen 45 millones de toneladas de maíz anualmente, de las cuales, 27 millones son producidos en el campo nacional, y el resto es de importación, principalmente de Estados Unidos.
“Esto de anaqueles vacíos y escasez lo vimos hace un mes o mes y medio en Estados Unidos y se podía prever en México, sobre todo si consideramos el nivel de dependencia que tenemos con ellos. Al reducir importaciones, Estados Unidos, de países de esa región cómo Rusia o Ucrania, reduce su capacidad”, asevera Artemisa Montes.
La experta de la Universidad La Salle señala que la escasez en los anaqueles en México es por ahora una situación temporal que no tiene mayor gravedad, es decir, los mexicanos no tienen que realizar compras de pánico, pues en los próximos días se comenzará a ver una estabilización.
Comenta que estamos entrando en el verano y tradicionalmente es la época de la cosecha, por lo que vamos a ver un resurgimiento de mercado por el ciclo natural, pero el tema para México debe servir como llamada de alerta, pues México debe buscar su soberanía alimentaria, que en pocas palabras es no depender de las importaciones.
Advierte que México tiene una gran vulnerabilidad ante estos fenómenos y no se puede decir que se cuentan con reservas, ya que éstas no llegarían siquiera a una semana, por lo que es urgente que se resuelva el tema del abandono del campo mexicano en el que está sumido desde la década de los años 70.
“En el Observatorio Mexicano de la Crisis estamos desarrollando un programa de recuperación socioeconómica con base en reconstrucción de cadenas productivas de México, concatenar actividades productivas de todos los niveles y uno de los problemas es la parte de alto coeficiente de importación, cualquier cosa que diga hecho en México tiene en promedio 80% de componente importado como materia prima, maquinaria, y eso ha destruido las cadenas de valor porque donde podría entrar un productor mexicano entra esa importación”, concluye Artemisa Montes.