La satisfacción y el placer son sentimientos que no pueden aprehenderse en términos abstractos, sino que deben ser ‘experimentados subjetivamente’, vividos”: Zygmunt Bauman.
Michel Foucaut, en su Historia de la sexualidad, decía que el régimen propuesto para los placeres sexuales parece estar centrado todo el tiempo sobre el cuerpo: su estado, sus equilibrios, sus afecciones, las disposiciones generales o pasajeras en que se encuentran aparecen como las variables principales que deben determinar las conductas. Es el cuerpo, en cierto modo, el que da su ley al cuerpo.
Y es así como Alain lo comprueba con su más reciente labor: “nací en Hermosillo, Sonora. De pequeño quería ser abogado, durante la adolescencia me interesé por la arquitectura. Aunque fue la ingeniería industrial la que me terminó atrapando. Estudié la mitad de la carrera en la Universidad de Sonora. En esa primera parte aprendí aspectos administrativos que me ayudaron a forjarme como emprendedor. Así fue como empecé a buscarme la vida para ser independiente”, relata el joven de 28 años, quien combina su residencia entre su lugar de nacimiento y Puerto Vallarta, Jalisco.
Alain inició su trayectoria emprendedora con la venta de tortillas, después pasó por la comercialización de suplementos para gimnasio, para continuar con una tienda de abarrotes.
Esta última tenía un margen del 30% de ganancia. No merecía la pena tanto esfuerzo, decidí cerrarla. Caí en depresión: aceptar el error no es fácil. Tantos años de trabajo con esos resultados, hicieron que decayera. Me desplacé a Puerto Vallarta. Allí trabajé en bares y daba masajes, pero llegó la pandemia. Volví a Hermosillo”, relató.
El destape
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), a los dos meses del comienzo de la pandemia de COVID-19, 10 mil empleos ya no habían podido sobrevivir a las nuevas disposiciones.
Aunque la misma estadística indica que un total de 163 compañías habían desaparecido al día durante abril y mayo de 2020 en todo el país, Alain apostó por el sector restaurantero.
“Contaba con una estufa, un jardín bonito y unas mesas. Tomé la decisión de hacer pizzas -modelo replicado de Puerto Vallarta y que en Sinaloa no existía, la situación económica en casa tampoco era fácil. Tenía que conseguir dinero. Como siempre, mi familia me apoyó. Una tía me dio salsas, mi abuela otras cosas, y así consolidé el negocio. Me fue bastante bien. Ya tenía una ganancia del 200%. Para verano quería empezar a hacer pan, pero en esa época no se consume mucho en el norte. Sabía que tenía que buscar algo más original. La primera clave: Sonora aún cuenta con una sociedad muy conservadora”, explica.
Alain afirma que, pese a los preceptos morales y sociales de su entorno, su homosexualidad jamás fue una barrera familiar.
“Creo que el haber sido tan independiente desde chico hizo que me ganara el respeto de los demás, incluyendo mi familia. Además, el haber salido de la ciudad me dio un panorama más abierto, mismo que no es muy frecuente entre los demás. De ahí el tabú”.
Onlyfans, una plataforma planteada con un sobrio logotipo azul cielo, que en la “o” lleva un candado, es el aposento de una de las redes más famosas y prometedoras de la actualidad para los servicios sexuales.
Según su último informe, en 2020 pasó de 20 millones de usuarios a 120 millones. ¿Su filosofía?: ser el escenario para generar, por el consumidor creador, contenidos sexuales y exclusivos para el público consumidor. Onlyfans fue creada en 2016, y aunque existen otras opciones, ésta es la más famosa, cobrando el 20% de los ingresos que se generan por cada usuario que suscribe a la cuenta de quien guste seguir a alguno de los generadores de contenidos, o como se les llega a nombrar: “streamer del porno”.
“Fue fácil integrarme a Onlyfans. Aunque la pizzería tenía buenas ganancias, era muy absorbente. El negocio fue sencillo: mostrarse ante un público en donde la sociedad es machista, la homosexualidad un tabú, y los chicos no se atreven a explorar su sexualidad. Antes no contaba más que con la red social Facebook para mi familia, e Instagram para mis amigos. Estos últimos me decían constantemente que, por mi apariencia, tenía que explorar Onlyfans. No quería, pero con tanta insistencia, me lo planteé. Pensé que quizás me estaba perdiendo de un buen negocio”.
“Como siempre lo he hecho con otros emprendimientos, hice cálculos. Con base en otras cuentas, principalmente de Twitter, vi qué tanto podría obtener de ganancias según los seguidores. Me pareció que mi imagen era un buen producto para vender. La situación económica empujada por la pandemia, más el impulso de amigos y conocidos, me hicieron hacer a un lado los miedos y prejuicios. Incluso decidí enfrentarme también para hacerle cara a estos últimos. De esta manera, abrí una cuenta en Twitter el 2 de febrero de 2021, simultánea en Onlyfans. Así empecé a promocionarme”, detalla Alain, quien actualmente cuenta con casi 34 mil seguidores en Twitter.
Negocio en potencia
Aunque Alain afirma que, en un principio consideró que recibiría críticas, se encontró más bien con respeto y aceptación.
Tanto amigos como familiares me extendieron su solidaridad. Incluso mis amigos del gimnasio y universidad me recomendaron o se suscribieron. Y es que es un negocio con poca inversión. Al principio subía unas cuantas fotos y la ganancia era muchísima. Yo solicito 12 dólares a quien se quiera suscribir a mi perfil. Recibo entre el 75-80% de ganancia. Onlyfans se queda con el resto”, comenta Alain.
“En un principio me llegaban seguidores desde Twitter. La gente que consumía mis contenidos era de Hermosillo, Puerto Vallarta y Ciudad de México. Actualmente se han sumado: Australia, Italia, Guatemala, Brasil y Estados Unidos. Es ahí donde uno se empieza a dar cuenta de las barreras que se pueden romper”.
Tim Stokely, consejero de legado de Onlyfans, señala que esta plataforma es una revolución de las relaciones entre creadores de contenidos y seguidores. Alan es fiel testigo de que así ha resultado: “Monitoreo todo el tiempo lo que funciona y lo que no. De repente me surgen las dos interrogantes: ¿ser auténtico o hacer lo que más vendo? Opto por lo segundo. Me interesa que mi producto se venda. En ese sentido trato de complacer a quienes me consumen”.
Un aspecto que me ha resultado curioso es que el erotismo y la seducción son la principal materia antes que el acto sexual. Muy alejados del pene, del ano o la vagina, hay gente que se erotiza con una axila o los pies, por ejemplo. Eso a mí jamás se me hubiera ocurrido. Detalles como que a mi público le guste verme sin gente, o tenga un 5% de mujeres, cuando expreso abiertamente que soy homosexual, también son datos interesantes”, concluye Alain, quien asegura tener claro que no le interesa volverse una persona famosa o personaje público, sino simplemente obtener dinero por su producto: su cuerpo, su imagen.
“Antes, pensaba varias veces en invertir en ropa o algún aspecto de mi físico, porque ‘tenía que ahorrar’. Ahora eso ya es un gusto, un placer; y a la vez, mi trabajo”, profundiza Alain, quien ha decidido finalmente dedicarse al 100% a Onlyfans, ya que, según su monitoreo, de lunes a jueves tiene mayor tráfico de visitas a su perfil, el fin de semana y días festivos, se reduce la afluencia.
“Quizás son los días en los que la gente va de la parte virtual a la real”, teoriza.
Ahora mismo, Alain asegura tener un constante incremento de seguidores, y por lógica, de ingresos.
“Los que constantemente consultan, se quedan, llegan nuevos, y así se van sumando las cifras. El contenido que me piden mayormente es fotos de las axilas. Pero siempre lo tengo claro: mi producto es mi imagen; Onlyfans, la plataforma”.
El otro lado de la moneda
Michel Foucault dice en su Historia de la sexualidad que las prácticas del placer se reflexionan a través de las mismas categorías que el campo de las rivalidades y de las jerarquías. Alain confirma dicha teoría al hablar sobre la manera en la que Onlyfans logra injerir, de manera progresiva y casi inconsciente, en la seguridad personal de quien genera los contenidos: “al final de cuentas uno se está exponiendo a una plataforma donde lo van a aplaudir, criticar… o no se sabe de qué manera lo van a tomar los demás. Existe siempre un cierto miedo en la no aceptación. Como cuando no queremos decir que somos gays por miedo al rechazo social y familiar. No tienen por qué meterse, pero de cualquier modo, afecta”
También viene la seguridad en términos de entrar en competencia por el físico; mantenerse sano y alimentado ya no se vuelven un gusto, sino una obligación. Empiezan los problemas de seguridad que hay que empezar a sobrellevar y quizás hay quienes no estén preparados para eso”, indicó.