Se cumplen dos años del asesinato de George Floyd, en Minneapolis, Minnesota, a manos de Derek Chauvin –uno de los cuatro policías que lo arrestaron–, luego de que el dependiente de una tienda, donde Floyd acudió a comprar tabaco, los llamó porque el afroamericano pagó presuntamente con un billete falso de 20 dólares.
Un video grabado desde un celular circuló por todo el mundo: en él, se observa, a lo largo de 9 minutos y 29 segundos, a Chauvin sobre Floyd. El policía recarga su rodilla sobre el cuello y la espalda del afroamericano, hasta arrebatarle la vida, pese a la súplica para que lo dejara respirar.
George Perry Floyd Jr, de 46 años, murió el 25 de mayo de 2020, a manos de un policía blanco por asfixia.
Sus últimas palabras, “No puedo respirar”, se convirtieron en un grito alegórico que denuncia la opresión que ha ejercido el sistema racial estadounidense.
El caso de George Floyd cimbró al país y encendió protestas contra la brutalidad policial y los asesinatos hacía personas racializadas históricamente, que traspasaron las fronteras. La indignación salió a las calles y se reivindicaron las consignas del movimiento Black Lives Matter (‘Las vidas negras importan’) y sobre la justicia racial.
Luego del homicidio de Floyd, tres agentes fueron encontrados culpables y fueron separados de su cargo. Derek Chauvin fue condenado con tres cargos por homicidio imprudente a 22 años y medio de cárcel, en abril de 2021. En abril de 2022, Chauvin y su defensa legal presentaron una apelación, sin que ahora haya respuesta. Thomas Lane, otro de los agentes, se declaró culpable de un cargo de homicidio involuntario en segundo grado.
Dada la indignación que causó el homicidio de Floyd hubieron algunas iniciativas como la impulsada por los demócratas sobre una reforma policial llamada Ley de Justicia en las Tácticas Policiales George Floyd, que buscaba, entre otras cosas, transparencia en la policía, la prohibición de técnicas agresivas utilizadas en detenciones –como la asfixia que asesinó a Floyd– y que se combatiera el sesgo racial que ejecuta la policía, pero no tuvo avances y el Senado no la aprobó –fue detenida por los republicanos–.
El asesinato de Floyd detonó un movimiento que gestaba esperanza, pero no hubo cambios profundos, dado que el sistema estadounidense está afianzado históricamente en premisas raciales, de clase y de género, explicó José Eduardo Múzquiz, maestro en Estudios Culturales (El Colef) y doctorante en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales (Universidad del Sur de California, LA), en entrevista con Once Noticias.
Avances ‘cosméticos’ en leyes locales
El especialista dijo que hubo algunos cambios modestos a nivel local, pero no federal. En tres escenarios se registraron estos cambios:
“A nivel local, algunas llaves de sumisión que utiliza la policía –como el que utilizó Chauvin contra Floyd– se convirtieron en ilegales. En varios condados ya no se pueden utilizar. También se restringieron ‘órdenes de cateo’, en donde la policía llegaba y tumbaba tu puerta”, señaló.
En el escenario político, luego del movimiento ‘Defund the Police’ (traducido como ‘Desfianzar la policía’), se redirigieron algunos fondos que iban hacía las policías de Estados Unidos, quienes son cuerpos altamente militarizados, a programas enfocados a juventudes en condiciones de precariedad.
“En la parte simbólica, se han eliminado símbolos confederados de banderas de Estados y municipales o de las fuerzas armadas”, agregó el especialista.
No obstante, estos cambios son ‘cosméticos’, dado que no son estructurales y que las historias de detenciones arbitrarias, violentas y con expresos sesgos raciales, se repiten a lo largo y ancho del país.
Por ejemplo, en el mismo año en que fue asesinado Floyd, se registró el asesinato de los afroamericanos Ahmaud Arbery (en Georgia) y Breonna Taylor (en Kentucky) a manos de policías.
Según un estudio de Mapping Police Violence las personas negras tienen 9.9 veces más probabilidades de ser asesinadas por la policía estadounidense, que las personas blancas.
De acuerdo con los datos de la organización, de 2013 a 2022, por cada millón de personas en Estados Unidos hay 62 asesinatos de personas negras; 37 de personas nativas americanas; 29 de latinos y 87 de personas originarias de las islas del Pacífico.
Además cada año aumentan estos asesinatos. En el año 2020, se registraron mil 132 personas que fueron asesinadas por la policía en Estados Unidos. En 2021, se registraron mil 145 asesinatos.
Hasta ese año, la concentración de asesinatos a manos de policías a nivel estatal estaba en: Nuevo México, Alaska, Colorado, Mississippi, Distrito de Columbia, Georgia, Alabama, Tenesse, Kentucky, Misouri e Idaho.
Con respecto al asesinato de personas negras, a nivel estatal, se concentró hasta 2021 en Montana. En el año 2020, se concentró en Utah, Nuevo México, Colorado, Wisconsin, Washington, Arizona, Oklahoma, Nevada, entre otros.
Cuanto más tarde la reparación del daño, habrá más sangre derramada
Múzquiz enfatizó que pese a que el apartheid finalizó desde los sesenta, la segregación por motivos raciales continúa y los discursos políticos lo afianzan a través de legitimar el uso desproporcionado de la fuerza policiaca.
Recordó que en los noventa el partido demócrata, se identificaba con la clase trabajadora y minorías raciales, pero al llegar Bill Clinton se prosiguió con un partido neoliberal, pero más compasivo y que eso tuvo repercusiones para los grupos minoritarios:
“en aquel entonces un joven senador Joe Biden, fue de los principales impulsores de una Ley del Crimen, para imponer sentencias mínimas por posesión de drogas. Fueron los jóvenes de grupos minoritarios, afroamericanos y latinos, quienes acabaron en la cárcel. Hay que recordar, también, que Hillary Clinton hizo énfasis en ‘los predadores’, refiriéndose a jóvenes pandilleros, que justificó prácticas de abuso policial. Los policías eran entrenados para cazar a las personas y se utilizaron estereotipos raciales para aplicar la ley”, enfatizó el especialista a Once Noticias.
Lamentó que en este momento ve difícil que se fortalezca un movimiento antirracial dado que Estados Unidos atraviesa un momento complicado, a nivel económico, político y social. Además enfatizó que también el movimiento ‘Black Lives Matter’ se debilitó luego del caso de corrupción por parte de Patrisse Khan Cullors, directora y cofundadora del movimiento.
“el sistema político estadounidense fue hecho desde el principio por hombres, blancos, dueños de propiedades y su riqueza fue construida a través del genocidio de nativos, la esclavitud de afrodescendientes y el despojo de las tierras mexicanas […]. Mientras se culpe a los individuos por las condiciones estructurales que los llevan a situaciones precarias, vamos a seguir viendo injusticia y muerte en Estados Unidos. El tema de las reparaciones, es un paso necesario y entre más se tarde ese proceso, más sangre se verá derramada”, concluyó.