Las personas que pertenecen principalmente a los grupos etarios menores de 50 años han sido la población más impactada durante el tercer rebrote de COVID-19. En Ciudad de México, los jóvenes capitalinos coinciden en que ha afectado su salud física, psicológica y la economía.
Héctor Martínez señaló a Once Noticias, mientras esperaba la recarga de sus tres tanques de oxígeno medicinal, que él percibe que ahora son los jóvenes los que se han visto mayormente afectados por la pandemia, “no estamos exentos de enfermarnos”, dijo.
El joven de 32 años, no se ha enfermado y mantiene al pie las medidas, pese a ello compartió que su padre falleció el año pasado, durante la primera ola.
Fue muy repentino, ni siquiera tuvo síntomas previos. Se sintió mal, pedimos ambulancia, nunca llegó y cuando llegamos al hospital ya había fallecido. Ese ha sido uno de los impactos que nos dejó la primera ola”, relató.
Para Héctor Martínez el impacto de este rebrote ha sido gradual, dijo, los contagios están fuertes, “pero no como antes. La segunda ola fue de un solo golpe y masivo. Ahorita yo creo que está más controlado”.
Además, consideró que las vacunas sí han ayudado “para no ponerse grave. Yo ya estoy vacunado con la primera dosis, me falta la segunda y pues debo seguir cuidándome”.
Él apoya a un amigo suyo y a dos familiares, con la recarga de sus tanques.
“Ha sido muy desgastante, sobretodo porque hay que estar buscando el lugar. Los fines de semana es más complicado. Por ejemplo, este establecimiento cierra el fin y es lógico, tienen que descansar. Entonces hay que buscar pero los precios aumentan”.
Ahora no se ha encontrado con desabasto, como en la segunda ola. Aunque persiste la diferencia de precios y el constante abuso de revendedores.
Los revendedores cobran muy caro, y por cómo está la situación, luego no hay dinero. Por ejemplo, aquí la recarga está en 140, hay otros lados hasta 300 pesos. Los tanques nos duran dos días, son 420 pesos. Son como mil pesos a la semana. Está difícil la situación, sobre todo yo lo veo en el impacto económico. Es mucho dinero y ahorita es difícil y mucho, porque no hay trabajo”, denunció.
Juan, dueño del negocio que provee de oxígeno industrial y medicinal, comentó que pese al aumento de contagios, hay menos ventas.
“Hemos visto que no han llegado tantas personas, hay menos que la vez pasada. Considero que el peor momento fue en la segunda ola, esa sí estuvo fuerte, muchas muertes y aquí, sí hubo desabasto y pues eso impactó en los precios. Nomás que ahorita le digo que yo veo como más controlada la situación, aunque veo que hay mucha gente joven que está enferma y sí hay casos graves”, detalló.
Dafne, de 18 años, llegó con sus hermanos y su mamá, desde muy temprano, a la explanada de la alcaldía Cuauhtémoc para hacerse la prueba de COVID-19, en uno de los kioscos que instaló el Gobierno capitalino.
“Llegamos desde las 8 de la mañana y todavía no hemos pasado. Hay un buen de gente. Las autoridades nos dijeron que dan 500 fichas, entonces por eso llegamos temprano, para alcanzar”, comentó.
Nosotros no salimos mucho, pero nos contagiamos por un chavo del trabajo de mi mamá. Tuvo síntomas y fue a trabajar enfermo. Mi mamá es asintomática, se ha hecho la prueba y sale negativa, y apenas nosotros empezamos, por eso venimos a hacernos la prueba”, explicó Dafne a Once Noticias.
Coincidió en que son los jóvenes los que más enferman, sin embargo, reconoció que también son quienes tienen menos cuidados. La diferencia en este rebrote es que “ahora ya todo está abierto, antes no estaba así, las calles estaban un poco más vacías”, apreció.
Según un informe de Unicef, realizado el año pasado, a 8 mil 444 adolescentes y jóvenes, entre 13 y 29 años, en nueve países y territorios de América Latina, arrojó que la crisis de COVID-19 ha tenido un importante impacto en la salud mental de las y los adolescentes y jóvenes de América Latina y el Caribe.
El documento expone que 27% sintió ansiedad y 15% depresión. Para 30%, la principal razón que influye en sus emociones actuales es la situación económica. Los resultados del sondeo, según Unicef, aunque no es representativa permiten tener una vista de los desafíos que enfrenta la juventud durante el contexto de pandemia.
Yo me aventé la preparatoria y la terminé en este año, gracias a Dios, pero fue muy complicado y difícil porque la hice en todo el año de pandemia. Yo estudiaba en casa. Ya me gradué. Me pone muy triste esta situación, el hecho de no ver a mis amigos, no poder graduarme como antes, cuando no había pandemia. Es muy triste, la verdad. Mi mamá es la que sale a trabajar mi hermana apenas encontró trabajo, porque no tenía. Sí, nos cambió la vida. Además hay nueva normalidad y hasta eso impacta porque hay que acostumbrarse y no es fácil”, añadió Dafne.
Pese a la situación, se muestra positiva, porque quiere volver a ver a sus amigos y seguir estudiando o encontrar un trabajo, para ayudar en casa.
Hasta el 10 de agosto, México sumó ya 2 millones 997 mil 885 casos confirmados por COVID-19, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud. También se han registrado 245 mil 476 muertes.
De la población que ha recibido las vacunas anticovid, más de 21% tiene completo su esquema.
Sólo en la Ciudad de México se han registrado 822 mil 336 casos confirmados. En el último día hubieron 4 mil 775 personas contagiadas.