La sextorsión fue el ciberdelito más reportado, en el período de 2020 y 2021, y las exigencias más comunes para no distribuir imágenes íntimas fueron transferencia de dinero electrónico o en efectivo, aunque 83% de los casos quedó en tentativa, de acuerdo al Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de Ciudad de México. Este ciberdelito es un cúmulo de diversos delitos que pueden incluir, además de amenazas y chantajes, explotación sexual, abuso sexual de menores, corrupción de menores, intercepción de comunicaciones o pornografía infantil. Cualquier persona puede ser víctima, sin embargo, menores de edad, mujeres o personas de la sexodiversidad suelen verse vulnerabilizados porque se trasgrede la libertad sexual y se asume desde una relación de poder. Según advierte la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), los agresores suelen actuar bajos los fines: satisfacción o dominio sexual, el lucro o el condicionamiento de conductas donde la exigencia es hacer o dejar de hacer algo. UNODC enfatiza que muchas veces parte de una estrategia, cuya finalidad es el ciberabuso sexual de menores de edad conocido por el anglicismo grooming (una práctica de acoso y abuso sexual en contra de menores a través de redes sociales).
Ciberviolencia de género
En la actualidad la exposición al mundo virtual implica una serie de responsabilidades que suelen no tomarse en cuenta, así lo considera Alejandra García, CEO de Custos Consulting Academy, agencia dedicada a la ciberseguridad. En entrevista, con Once Noticias, dijo que el mundo actual genera una presión para conectarse a través de la virtualidad, por lo que advierte que las personas deben concientizar que una imagen que se sube a las redes o al internet se queda ahí para siempre.“Las imágenes que subimos ahora ya forman parte de la identidad digital. Ya no es como antes, ahora quien quiera saber de ti o de tu perfil de trabajo, te buscan en internet”, de ahí que señala que es importante detenerse a pensar en lo que se comparte.En la actualidad las principales víctimas de los ciberdelitos son los y las menores de edad, también las mujeres, por lo que considera importante aclarar que la sextorsión tiene una marca de género, que además vulnera los derechos de seguridad de estos grupos. Al respecto, hasta 2015, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) contabilizó que al menos 9 millones de mexicanas, sufrieron ciberacoso. Los principales grupos etarios de las víctimas fueron los que van de entre 20 a 29 años y de 12 a 19 años, según detalla Alejandra García. Hasta 2021, según un informe de la Asociación de Internet MX, los ciberataques contra menores mostraron un aumento de 157% en un año y la pornografía infantil 73%. Alejandra García señaló que una práctica recurrente en lo que refiere a compartir imágenes íntimas es el sexting “hay acrónimos específicos como compartir el pack, los nudes, etc”, lo que considera que es una práctica normalizada que puede derivar en ciberacoso y luego en sextorsión. También otra práctica que reconoce la especialista es el online gromming, relacionado con el sexting, que es acoso y abuso sexual a través del cual el ciberdelincuente busca generar confianza en la víctima para obtener material sexual.
Vulnerabilidad a la intimidad
UNODC define a la sextorsión como el chantaje que realiza un ciberdelincuente con el objetivo de que la víctima realice una determinada acción o entregue una cierta cantidad de dinero bajo las amenazas de publicar o compartir imágenes o videos íntimos que de ella tiene. Las causas varían, así como las motivaciones y los daños que pueden provocar. Este ciberdelito se origina cuando existe material de imágenes íntimas que pudieron ser compartidas a través del sexting, para el consumo de las parejas, amigos/as, novio/ia y estos pudieron compartirlas con otras personas, también porque el material se pudo compartir voluntariamente en páginas personales o públicas; también se da por el robo y cooptación de las imágenes. Los ciberdelincuentes utilizan este material para chantajear a las víctimas bajo amenaza de generar daños o compartir dicho material con destinatarios específicos o de manera pública. Según datos del Consejo Ciudadano para la Seguridad, en el año 2020, señala que más de 65% de los casos registrados de sextorsión, los agresores tenían una relación con la víctima.Hay que denunciar
Ante ello, Alejandra comentó que todavía falta mucho para atender este ciberdelito, no obstante, resaltó la importancia de la denuncia y del logro de la Ley Olimpia, que castiga la violencia sexual digital.“Las sanciones van hasta 12 años de prisión con la Ley Olimpia. Tenemos también los días naranja, pero falta todavía mucho por hacer. La ley Olimpia debería tomar más fuerza. Hay que darle un empuje completo, debe preocuparle a todo el país”.La especialista recomienda bloquear el celular, leer términos y condiciones de las redes en donde se comparten imágenes. En mensajería recomienda utilizar el tema de doble autenticación y no ceder a los chantajes o amenazas, sino denunciar. A nivel individual indicó que hay que considerar lo que se comparte.
“La imagen es para toda la vida, toda la información que se sube en redes sociales y en el mundo virtual se queda ahí. Para salir al mundo virtual se necesitan herramientas y habilidades que implica responsabilidad y conciencia. También debemos fortalecer la cultura de la denuncia”, indicó.En la actualidad no existe una tipificación formal en los Códigos Penales del país para castigar este ciberdelito, aunque las personas que han sido víctimas pueden denunciar a través de la Línea de Seguridad y Chat de Confianza del Consejo Ciudadano (55 55 33 55 33), también a la Policía Cibernética que canaliza a otras entidades como la Fiscalía y se persigue como extorsión.