Tren Maya detona la economía en Hecelchakán, Campeche
La ubicación del paradero último del tramo 2, ya detonó el empleo para sus habitantes y detonará el crecimiento en la región.
Hecelchakán significa sábana del descanso, proviene de dos vocablos maya: helel, descanso y chakán, sábana. El Tren Maya hará parada ahí.
La ubicación del paradero último del tramo 2, ya detonó el empleo para sus habitantes y detonará el crecimiento en la región. Incluido el lugar donde se desempolva a los que ya se fueron.
Harold Amabilis, antropólogo campechano, asegura que quienes visiten la zona podrán contribuir al turismo de un pueblo que resguarda a la casa de los pixanes.
“Están los pixanes que son los espíritus de los difuntos, el cementerio de Pomuch es como una pequeña ciudad, cada uno de los nichos está configurado como si fuera el hogar de los pichanes”, dice Harold Amabilis.
Pomuch se ubica a escasos 12 minutos de Hecelchakán. Sus pobladores cada año realizan el Choo bá ak, que consiste en limpiar los huesos de sus difuntos el primero y dos de cada noviembre.
“Como ven están expuestos, a partir de los tres años cuando una persona fallece, se tiene sellado todo esto. A partir de los tres años donde ya se le puede sacar a los difunto, se les acomoda, se les limpia, se les acomoda de forma cuidadosa. Se les pone los paños, los paños son como la ropita de los muertos”, dice Amabilis.
Esta tradición turismo mayormente nacional, pero que con el tren se abre la posibilidad atraer el internacional, considera María Guadalupe, doña Luly como se le conoce en el pueblo.
“Yo soy doña Luli y soy bordadora de huipil de aquí (Pomuch). hago huipiles, ternos, pañales, chambritas, manteles, paños, para los huesos de cementerio”, cuenta María Guadalupe.
Doña Luly tiene abiertas las puertas de su casa, tan antigua que cuando llueve teme que se venga abajo, ahí tiene su máquina y lo que puede ser su pequeño taller, para hacer frente al calor, un ventilador de aspas y una hamaca, pero su casa es fresca. Hasta llegan los turistas, pero espera que lleguen más.
“Vienen y lo compran, hay veces que hay vestiditos hechos y vienen con sus niñas aquí han venido unos de Canadá. Van a venir más seguido, porque ahora hay la posibilidad”, agrega.
Ella sabe del tren maya por lo que le han contado.
Ahí mismo en Pomuch, algunos turistas aprovechan para conocer la oferta gastronómica y descubrir lo que se cuenta, que la receta secreta de su pan, es el polvo de huesos. Pero sólo es una leyenda, en la huachita, la gente se forma para comer un pan de pichón, un sawichón o una pata.
Aún sin operación del Tren Maya, las turistas llegan a este pueblo que dicen se verá beneficiado. El desarrollo de la infraestructura va acompañado de paquetes para detonar el turismo gastronómico, que elabora la Secretaría de Turismo. Hecelchakán será sin duda un referente.
Y es entre el olor a jugo de naranja, el comino, el achiote, la cebolla morada, la carnita, que los propios habitantes aseguran que con el tren no sólo llegarán los comensales.
El paradero de Hecelchakán también abrirá la posibilidad de que se conozca Xcalunkik, una zona arqueológica que queda a 20 minutos de la estación y otras zonas que como su palma de la mano conocen los pobladores.
Son los pobladores los que consideran que con el Tren Maya, mercado, pequeños restaurantes y hoteles, así como haciendas y tiendas de artesanía, tendrán un crecimiento.
Pero si queda duda, doña Rosa hace la invitación: “(Habla en maya) Cabrones que vengan a conocer Hecelchakán como es”.