La Compañía de Teatro Penitenciario presentó la obra “Macbeth”, pero con algunas adaptaciones, en dónde se plantearon problemáticas que se vienen arrastrando desde hace siglos pero que bien son contemporáneas en esta violenta sociedad. El conflicto y la violencia de la humanidad son el centro de la obra. Se desarrolla en el auditorio del penal de Santa Martha. Este contexto de la obra inicia mucho antes, justo a la entrada del penal. Dos custodios abren la puerta y bajo una pintura de la mujer maravilla registran a las visitas que pasarán a ver la obra. Familiares y amigos de los internos pasan y dejan sus identificaciones, para después ser revisados y fotografiados por uniformados de la Subsecretaría del Sistema Penitenciario. La puerta se abre y las visitas caminan en fila hasta llegar a una puerta con rejas de celda. De nuevo se registran y entran a un patio en donde hay puestos que venden cuadros de madera, pinturas, pulseras y demás artesanías que los internos hacen para sostener su vida. La música electrónica suena a todo volumen y uno que otro interno estaba recargado en las paredes hablando por los teléfonos públicos. Al final del patio, un pasillo largo lleno de talleres de carpintería, pintura y hasta herrería guiaban al auditorio dentro de esta cárcel. La obra comenzó y se mostró una versión contemporánea, con perspectiva de género, en Macbeth. Una mujer víctima de desaparición forzada que en el camino se empoderó, al punto de ser ella quien ordenaba las decisiones que el rey haría públicas, pero terminó sumergida en la enfermedad del autoritarismo y el poder, encontrando como única solución la muerte de quienes le causaban problemas en el reino o tenían alguna petición contraria a su voluntad. La muerte arrasó con el reino y las guerras reventaron no sólo al exterior sino en el interior de vida familiar. La violencia con la que inició el reinado de Macbeth terminó de la misma manera. Varios cuerpos sin vida en el escenario mostraban la brutalidad del gobierno que desapareció, mato, traicionó y se aprovechó de su gente. Los participantes de la obra fueron 20 entre directores, actores y actrices. Personal de luces y los músicos en vivo, todos ellos internos de la Penitenciaria, excepto cuatro de ellos, dos codirectores y dos actores.
“Esta obra nos ha cambiado, porque es nuestro momento de libertad, de salir de este lugar porque aunque estemos aquí tratamos de sentirnos libres”, dijo uno de los actores.Al terminar el evento, se limpió el lugar y los directivos del penal se retiraron.