En el Centro de Reinserción Social Tepepan, estudian 165 mujeres privadas de su libertad, entre ellas Marisol y Polet.
Marisol da clases de primaria tres horas a la semana, los lunes, miércoles y viernes; también de miércoles a viernes imparte la prepa abierta. E incluso, da un curso de matemáticas.
“Tengo mis alumnas, me conocen, ya de repente voy en el pasillo y hola maestra; es satisfactorio para mí el poderles enseñar, a lo mejor un poquito de lo que yo sé”, dijo Marisol, mujer privada de su libertad y maestra.
En el sistema penitenciario de la Ciudad de México más de 8 mil personas privadas de su libertad estudian algún curso, ya sea de un idioma como el inglés, o bien, alguna licenciatura.
Marisol estudió física y hoy comparte sus conocimientos; asegura que así la vida en prisión es más llevadera.
“Me gusta, me entretengo, me pagan una cantidad, me pagan un cierto sueldo por cada quincena, y entonces, este pues, estoy bien, o sea, me siento tranquila, este mis compañeras también son muy respetuosas conmigo”.
Para el Gobierno de la ciudad el programa de estudios forma parte del derecho humano a la educación.
En Tepepan cuentan con salones exclusivos, una biblioteca, salón de computación y otro con televisor.
Polet Lora utiliza algunos libros de aquí, para su licenciatura en derecho; cursa el octavo semestre.
Lora tiene 34 años de edad y lleva 14 años y siete meses en reclusión. Al penal de Tepepan llegó hace dos años.
“Las clases no las imparten los profesores, te dan tus antologías, te las mandan para que tú empieces a ver el tema, ellos ya sea que vengan ahorita, con lo de lo de la pandemia y todo eso se ha atrasado, pero ellos siguen en comunicación con nosotros y nos mandan todas nuestras copias o libros para que nosotros estudiemos y hagamos nuestras tareas”, comentó María Polet Lora, mujer privada de su libertad y estudiante.
Estudió contabilidad cuando estaba en libertad. Pese a que tiene una condena larga nunca ha renunciado a la preparación académica.
“Prepararnos, no quedarnos estancados, porque son oportunidades para seguir adelante y ya está de uno en seguir con tu vida, porque sí estamos aquí en este lugar, pero lejos de eso todavía tenemos más oportunidades que nos dan tanto el Centro como las personas, de los maestros que vienen a impartirnos clase”, expresó María Polet Lora.
La coordinadora del Centro de Estudios y Acción por la Justicia, organización civil, sostuvo que la Ciudad de México se ha esforzado por esta reinserción social. No obstante, hay muchos retos, pues no toda la población en reclusión pueden matricularse.
Argentina, señaló, es un ejemplo de cómo mejorar este programa educativo.
“Tiene una sede completa adentro de los centros penitenciarios, con biblioteca, cubículos, con espacios para hacer investigaciones y me parece que es hacia allá donde tendría que apuntar sobre todo las universidades públicas, aquí tienes una gran población estamos hablando de casi 200 mil personas”, enfatizó Ángela Guerrero, coordinadora de CEA Justicia.
Reclusas escriben libro “Desde adentro: libertad a través de la escritura”
Son 53 mujeres que desde prisión hacen escuchar sus voces, su sentir y su actuar…
Aunque sus historias son distintas, algo tienen en común: el deseo de libertad y de justicia que expresan en el libro “Desde adentro: libertad a través de la escritura”.
“Muchas como yo, hemos sido sentenciadas por el hartazgo de la sociedad antes de ser juzgadas, desde entonces, perdimos todo derecho, hasta para un debido proceso. Perdimos la identidad cuando decidieron que, entramos tanto solo a un expediente, un número más en la estadística gubernamental”, expresó Sara María Aldrete Villarreal, reclusa y coautora del libro.
Son 76 ensayos, cuentos y poesías que reflejan el día a día de los penales femeniles de Tepepan y Santa Martha Acatitla, de la Ciudad de México.
“Podrán entender muchas cosas que vivimos las mujeres en reclusión, podrán escuchar y leer nuestras palabras, podrán formar parte de nuestras vidas y podrán entender que la mujer que se encuentra privada de su libertad, al tener la oportunidad de hablar, es importante escucharla. ¿Por qué?, porque nosotras al ser detenidas sufrimos lamentablemente un proceso de victimización antes de llegar a reclusión, muy fuerte”, indicó María Enriqueta Hernández Hawk, interna y coautora de libro.
Esta obra es un esfuerzo conjunto entre la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México y la Subsecretaría del Sistema Penitenciario de la capital.
“El libro nos permite conocer cuáles son las vivencias, experiencias y los recuerdos de nuestras autoras en temas relacionados como el acceso a la justicia y el debido proceso, la libertad, el desarrollo de la personalidad, la maternidad, la vida en reclusión y la violencia estructural”, dijo por su parte Nashieli Ramírez Hernández, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México.
Ellas no obtendrán su libertad por la publicación de este libro, pero al menos fueron libres para escribir y soñar…