Contaminación acústica, enorme pendiente en todo el planeta

La crisis ambiental en el mundo puede percibirse de diversas maneras y una de las más desatendidas y poco valoradas, es la que resiente el oído.

La contaminación acústica es un enorme pendiente en todo el planeta. Lo reconoce la Organización Mundial de la Salud (OMS) y, de alguna manera, los gobiernos, incluido el de México.

Es un problema que se tiene identificado pero que resulta complicado atender. Y en ese sentido, nuestro país como otros, no le ha puesto la atención necesaria.

“Ese es el esencial, que el gobierno oficialmente ante el público, ante los ciudadanos reconozca, sí, tenemos un problema de ruido ambiental en la Ciudad de México, lo tiene que decir y es un problema de salud pública y un problema ambiental”, así lo comentó Fausto Rodríguez Manzo, jefe de Investigación de Análisis y Diseño Acústico UAM Azcapotzalco.

El doctor Fausto Rodríguez, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) elaboró, al comienzo de este siglo, junto con su equipo, un Mapa de ruido de Ciudad de México.

A partir de evaluar los niveles sonoros en las vialidades, sustentó lo que ya se suponía, que en todas hay contaminación acústica.

Esto no es menor. Los seres humanos debemos cuidar nuestro oído, porque es un órgano que, una vez perdido no se recupera.

“Ningún mamífero, los seres humanos somos mamíferos, ningún mamífero puede regenerar las células del oído interno, que son las que transforman el sonido en impulsos nerviosos y esas células se van gastando y se van perdiendo”, dijo Gonzalo Corvera Behar, director del Instituto Mexicano de Otología y Neurotología (IMON).

Rodríguez Manzo dice “no nos podemos aislar de él, no podemos ni siquiera cerrar los ojos, cerrar los párpados, cerrar los oídos, estamos expuestos a los sonidos que provengan de donde provengan”.

Organismos internacionales han identificado que, en el mundo, 120 millones de personas resienten en la salud los altos niveles sonoros, que se consideran nocivos y superan los 65 decibeles.

Es una estimación que, de acuerdo con los expertos debe replantearse, sobre todo porque en las ciudades es muy complicado hallar un sitio con muy poco ruido o que sea saludable.

Para muestra, lo que ocurre en la calle de Madero, en el Centro Histórico de Ciudad de México, donde los niveles sonoros nocivos, rondan los 70 u 80 decibeles.

“La calle de Madero, cuando usted va transitando por la calle de Madero, se empieza a incrementar el sonido de una manera estrepitosa, por qué, porque se trata de un cañón humano que es alto, angosto, de materiales duros por todos lados”, comentó el jefe de Investigación de Análisis y Diseño Acústico UAM Azcapotzalco.

Para los especialistas, sería deseable establecer un mejor diagnóstico de los impactos de la contaminación acústica, porque lo que sí se sabe es que incrementa o acentúa los problemas de estrés.

Y esto es grave cuando hay pacientes con otras afectaciones, como diabetes e hipertensión. La Organización de las Naciones Unidas(ONU) ha identificado que, al menos en Europa, el exceso de ruido podría estar asociado a 12 mil muertes prematuras.

“Hay investigaciones desde los años 90 en Alemania, en Berlín, donde se ha demostrado que el ruido mata, cómo que mata, sí, mata por acumulación, mencionó Fausto Rodríguez.

El director del Instituto Mexicano de Otología y Neurotología, comentó que “el ruido elevado constante sobre todo en la noche, empiezan a ser más frecuente problemas como presión alta, inclusive depresión, insomnio, sabemos que el insomnio puede ser otro factor de riesgo para la demencia”.

En México, existen leyes y normas que establecen los niveles saludables de contaminación acústica, incluso en lo laboral, se tiene identificado que un trabajador no puede permanecer en un sitio de 85 decibeles por más de ocho horas.

Lo complicado de esta situación no es entonces la ausencia de un marco legal. Lo delicado es cómo encausar acciones concretas en favor de la salud auditiva de la población.