Científicos desarrollan anticuerpos de alpacas y burros para enfermos de COVID
Científicos de Chile y Bolivia trabajan, separadamente, en el desarrollo de anticuerpos obtenidos de alpacas y burros para tratar a enfermos con COVID-19.
La Universidad Austral de Chile ha avanzado en una investigación con alpacas, captando el interés de una compañía de biotecnología alemana para una eventual distribución en todo el mundo.
Entre tanto, el estatal Instituto Nacional de Laboratorios de Salud (Inlasa) de Bolivia comenzó a producir un suero intravenoso obtenido de asnos, con la cooperación del Laboratorio de Ingeniería de Cultivos Celulares de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
Aunque estos estudios no están ligados entre sí, ambos fijaron su atención en las proteínas “spike” o “S” del coronavirus, las espículas de la envoltura que se adhieren a otros organismos permitiendo que se transmita el virus.
En febrero de 2020, cuando recién el COVID-19 causaba estragos en el mundo, el científico chileno Alejandro Rojas se dio cuenta de que una investigación que había iniciado tres años antes sobre anticuerpos de alpacas para combatir virus emergentes, podía tomar un camino inesperado.
Junto a su equipo de 12 investigadores comenzó a hacer estudios en “Buddah”, una alpaca macho de color marrón de cuatro años de edad, con financiamiento de la Coalición Coreana Contra Enfermedades Emergentes (Koicid), de la Universidad Austral y de fondos regionales de Valdivia.
Rojas explicó que para desarrollar el estudio adquirieron en un laboratorio chino la proteína espícula presente en la superficie del coronavirus. Con ella produjeron una vacuna que fue administrada a Buddah.
A las pocas semanas nos dimos cuenta de que la alpaca había generado anticuerpos, de la misma forma que hoy en día pasa con nosotros cuando nos vacunamos” contra el COVID-19, agregó.
Indicó que utilizaron anticuerpos de alpaca porque era más fácil obtener su información genética que los de otros animales.
En tanto, el Inlasa de Bolivia comenzó a trabajar en febrero en un suero de asnos para enfermos de covid-19.
Brasil le facilitó la proteína espícula que usó para inocular a media docena de burros para que desarrollaran anticuerpos destinados a producir un suero hiperinmune, señaló a la AFP Gil Patrick Fernández, director del Inlasa.
Al burro se inmuniza por cinco días con la proteína S. La S es la proteína que busca las células respiratorias, entonces cuando se presenta el virus [esa proteína] se adhiere a la membrana del tejido pulmonar”, dijo el especialista.
El burro va a producir anticuerpos, entonces va producir una ‘antiproteína S'”, añadió.
Fernández señaló que para esta investigación que se realiza en La Paz, el burro es ideal porque resiste los 3 mil 600 metros de altura de esta ciudad, soporta el frío andino y produce una buena cantidad de antiproteína.
El plan es producir un suero intravenoso que “agarra” la proteína espícula del coronavirus, “se adhiere y lo elimina” en un proceso denominado de “llave y cerrojo”.
Se tiene previsto producir el suero en frasquitos o “viales” de cinco centímetros cúbicos, similares a los de las vacunas anticovid.
Los anticuerpos derivados del sistema inmune de camélidos [andinos, como llamas y alpacas] son más simples que los nuestros y se pueden producir fácilmente en grandes cantidades”, explicó el académico Daniel Bórquez, del Centro de Investigación Biomédica de la Universidad Diego Portales de Chile.
Estos anticuerpos se pueden administrar al paciente en nebulizadores “lo que permitiría neutralizar a los virus que se encuentren en el tracto respiratorio, especialmente en los pulmones”, agregó.
La compañía germana NanoTag Biotechnologies, que produce reactivos basados en anticuerpos, se interesó por el trabajo de los científicos chilenos y firmó con ellos un acuerdo de cesión de derechos con fines de investigación.
En tanto, los investigadores chilenos llevan adelante ahora en la Universidad Austral un estudio clínico para determinar si es seguro administrar los anticuerpos a seres humanos para posteriormente implementarlo como terapia.
En Bolivia también se espera realizar ensayos clínicos para su uso en humanos, señaló Fernández.
Previamente, otra oficina estatal boliviana, la Agencia Estatal de Medicamentos y Tecnologías, debe autorizar los protocolos para su uso.
La idea es que se distribuya gratuitamente, bajo supervisión médica, en hospitales que atienden a enfermos de COVID-19.