María Antonia Márquez Hernández es la madre de Nadia Muciño Márquez una joven que fue asesinada el 12 de febrero de 2004. Apenas tenía 24 años y “los responsables de este asesinato son el que era su esposo Bernardo López Gutiérrez; su cuñado Isidro López, alias “El Matute”; y el Estado mexicano” sentenció en audiencia la señora María Antonia, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Nadia fue la mayor de cinco hermanos, pero desde joven se fue a vivir con López Gutiérrez, tuvieron tres hijos, que desde siempre presenciaron la violencia de su padre. Con tan solo dos, cuatro y cinco años fueron los únicos testigos de aquel crimen que se cometió dentro su casa.
“Hago responsable. Al estado mexicano por el asesinato de Nadia, porque antes de su feminicidio fue víctima de diversas violencias, incluso la secuestraron dos semanas”.“El 2 de junio de 2003 mi hija presentó una denuncia por este delito, pero las autoridades no investigaron ni dictaron medidas de protecciones y el secuestro fue reducido a un acto de violencia familiar prescribiendo en año de 2005 un año después de su asesinato. Mi hija y mis nietos huyeron después de esto, pero Bernardo los encontró y el 12 de febrero de 2004 Nadia fue asesinada, y los únicos testigos fueron sus hijos quienes presenciaron la crueldad de ese día. Desde esta fecha la vida de mi familia cambió, no solo por la ausencia en cuerpo de mi hija, también porque durante 17 años las autoridades han incurrido en negligencia, omisiones y actos de corrupción. Perdieron evidencias importantes, como la ropa de Nadia y la de los asesinos, no identificaron las lesiones en el cuerpo de mi hija, no resguardaron la escena del crimen y permitieron que la familia de los asesinos le prendiera fuego y perdieran evidencia”, señaló la señora María Antonia Márquez ante las autoridades internacionales. El cuerpo de Nadia fue encontrado con varios golpes y heridas contundentes en medio de una casa totalmente revuelta y desordenada, ella estaba de rodillas y con una agujeta amarrada a su cuello y a la perilla de una puerta. En el caso las autoridades dijeron que fue un suicidio, y según los diálogos de la audiencia en la CIDH argumentaron que el desorden de la casa en aquel día estaba porque era su forma de vivir, dijeron que no había huellas de lucha y que la sangre regada en el interior no era de una herida.
“Mis nietos quedaron bajo mi cuidado, Carlos y Uriel narraron con sus palabras el horror que vivieron, durante los siguientes años, tuvieron que contar la historia muchas veces incluso se llegó a la aberración de carearlos contra los asesinos y los 14 testigos de descargo. Yo he asumido la exigencia de justicia como parte de mi vida, improvise un taller de bordado para pagar los gastos de la familia y el proceso judicial. Pedí prestamos al banco para peritajes independientes que mostraban que mi hija había sido asesinada tal y como lo dijeron sus hijos desde siempre”, relató.Isidro López, alias “El Matute” fue arrestado y condenado a 42 años y seis meses, pero en el año 2010 un Tribunal de Apelación lo liberó argumentado que el testimonio de los menores no era válido porque “no podían distinguir la realidad de una fantasía” y además concluyó que Nadia se suicidó. La familia se inconformó contra la resolución, pero los tribunales la rechazaron.
“Como si ser la madre de una hija asesinada no me diera el derecho a exigir justicia”, reclamó en la audiencia.El caso está alojado con el numero 13 662 de la Corte Interamericana de Derechos humanos y fue admitido hasta el 23 de agosto de 2018 y hoy fue su primera audiencia.