José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix, mejor conocido como Guadalupe Victoria, fue la primera persona en ocupar el cargo de presidente de México.
José Miguel nació en Villa de Tamazula, Durango, en 1786. Quedó huérfano a corta edad y creció bajo la protección de su tío Agustín Fernández, por aquel entonces cura de su localidad natal, por lo que tras estar en un Seminario, en 1807 viajó a Ciudad de México para continuar sus estudios en Jurisprudencia en el Colegio de San Ildefonso.
Sin embargo, en 1811 abandonó la academia para unirse al movimiento de Independencia bajo las órdenes de José María Morelos y Pavón.
Fue su devoción a la Virgen de Guadalupe y el deseo de que triunfara la lucha independentista, lo que llevó a José Miguel a cambiarse el nombre por “Guadalupe Victoria”.
“Es un hombre famoso, tanto por ser el primer presidente, indudablemente y yo le añadiría por esa característica de ser republicano de corazón, que lo fue en realidad, y por su puesto la otra fama es por el nombre, adoptar un nombre de un culto religioso muy mexicano para con él nutrir la idea de que la Independencia tenía una clara visión del favor del cielo, esto es algo sumamente importante”, mencionó el abogado e historiador José Manuel Villalpando durante el programa original de El Once ‘Conmemoraciones-Guadalupe Victoria-.
Su valentía y éxitos militares contra el ejército realista en Oaxaca, Nautla y el puerto de Veracruz, lo llevaron a ser ascendido rápidamente al grado de coronel.
Victoria experimentó una prueba de resistencia, lucha y tenacidad cuando Morelos fue ejecutado en 1815, en Ecatepec. En ese momento, la insurgencia estaba debilitada por el fallecimiento de su líder, pero no derrotada, ya que Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria surgieron como líderes en la lucha armada contra las tropas realistas.
De la lucha armada a la presidencia de México
Cansado de Victoria, el Gobierno virreinal ordenó la búsqueda del insurgente. Los captores ya estaban tan fastidiados de no tener éxito en la búsqueda, que decidieron declarar que habían encontrado el cadáver del coronel.
No obstante, Victoria reapareció en abril de 1821, dos meses después de que Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero emitieran el Plan de Iguala que llamaba a México a convertirse en una monarquía constitucional independiente, idea que, al partidario de la República, Guadalupe Victoria, no le terminaba de convencer.
Las ideas republicanas de Guadalupe Victoria entraron en conflicto con Agustín de Iturbide, razón por la que este último ordenó su aprehensión.
Victoria logró escapar de la prisión y ante la caída de Iturbide, de marzo de 1823 a julio de 1824 se encargó del Poder Ejecutivo junto con Nicolás Bravo y Pedro Celestino Negrete.
“La República es el único medio para alcanzar la libertad”, señaló Guadalupe Victoria en una proclama fechada en aquellos años de lucha contra Iturbide.
¿Qué hizo Guadalupe Victoria durante su mandato?
A principios de 1824 se sancionó el Acta Constitutiva de la Federación (preludio de la Constitución mexicana de 1824) y en octubre se eligió a Guadalupe Victoria como primer presidente de la nueva República de México.
Una de las principales líneas de su gestión estuvo encaminada a obtener el reconocimiento de la independencia mexicana frente a otras naciones; asimismo, estableció relaciones diplomáticas con las principales potencias, particularmente con Inglaterra, de la que obtuvo un préstamo con el que pudo evitar la bancarrota de las arcas públicas; también se acercó a Estados Unidos y la Gran Colombia de Simón Bolívar.
Durante su mandato decretó por segunda vez la abolición de la esclavitud, dio una amplia amnistía a los presos de conciencia y respetó la libertad de prensa.
Con la rendición de la fortaleza de San Juan de Ulúa (1825), logró eliminar los últimos reductos del poderío español; dos años después decretó la expulsión de los españoles, medida de doble filo que supondría el éxodo del capital de muchos comerciantes acaudalados.
Logias masónicas en México independiente
En clave interna, la inicial unanimidad republicana dio paso a una lucha interna en los círculos del poder, que se agruparon en torno a dos logias masónicas: la logia yorkina, de tendencia federalista y liberal, y la escocesa, centralista y conservadora.
Aunque se hallaba más próximo a los yorkinos, Guadalupe Victoria adoptó uno posición conciliadora e intentó apaciguar las disensiones.
Todo fue en vano: en 1827 hubo de hacer frente a la rebelión de su propio vicepresidente, Nicolás Bravo, uno de los principales líderes de la masonería escocesa.
Victoria sofocó la sublevación gracias al apoyo de Guerrero y Santa Anna, y conmutó a Bravo la pena capital por el destierro.
Con ello, parecía imponerse la facción yorkina; sin embargo, hacia el final de su mandato, nuevas disensiones fueron causa de un accidentado relevo presidencial.
Los últimos años de actividad de Guadalupe Victoria
Manuel Gómez Pedraza fue elegido sucesor de Victoria, pero no llegó a jurar el cargo; las sospechas de fraude y las rivalidades internas motivaron el Motín de la Acordada (1828), que condujo a la elección de Vicente Guerrero como presidente (1829).
Guadalupe Victoria abandonó por unos años la vida pública y se retiró a su hacienda de Jobo en Veracruz. Posteriormente fungió como senador por Durango y Veracruz de 1832 a 1834 y simultáneamente combatió rebeliones en Veracruz y Oaxaca; más tarde sería investido gobernador interino de Puebla.
En 1838 asumió la comandancia general de Veracruz ante la amenaza de la guerra con Francia.
En 1841 contrajo matrimonio con María Antonia Bretón y Velázquez. Entretanto, un viejo padecimiento epiléptico había ido quebrantando su salud, por lo que falleció dos años después.
Meses después de su fallecimiento, el 25 de agosto de 1843, fue declarado “Benemérito de la Patria” . Su nombre se encuentra escrito con letras de oro en la Cámara de Diputados, así como sus restos descansan en la Columna de la Independencia.