La Pasión de Iztapalapa, que deja anualmente una derrama de poco más de 300 millones de pesos a esta demarcación, forma parte de la cultura del país, pero también está integrada a lo que se llama turismo religioso, rama de esta industria que va en ascenso y que cada año crece a un ritmo de dos dígitos.
De acuerdo con la Secretaría de Turismo, el turismo religioso representó el año pasado 20 mil millones de pesos, cuando en 2022 dejó sólo 16 mil millones de pesos, lo que significa un crecimiento de cuatro mil millones de pesos o de casi 30% en solo dos años.
Esta rama del turismo incluye visitas a catedrales o santuarios en su celebración anual, como la llegada de peregrinos a la Basílica de Guadalupe, el 12 de diciembre, pero también a los millones de turistas que acuden a alguna de las más de 100 representaciones de la Pasión de Cristo que se celebran prácticamente en todos los estados del país.
Este año, por ejemplo, el Gobierno de Jalisco informó que ya se tenía una ocupación de 100% en el pueblo mágico de Jalpa de Cánovas, población de menos de 650 habitantes, pero que recibe a más de cinco mil visitantes por sus rituales del Señor de la Misericordia.
Existen por lo menos 10 entidades en las que la Pasión de Cristo es visitada por turistas en esta Semana Santa, éstas son: Ciudad de México, Jalisco, Querétaro, Guanajuato, Zacatecas, Guerrero, San Luis Potosí, Estado de México, Puebla, Tlaxcala y Oaxaca.