–Lo que má’ e’traño de mi paí’ e’ mi bandera. Mira mae’tra, e’ que e’ muy bonita, por eso la he dibujao. Aquí me gu’ta, pero no e’ lo mi’mo que en Cuba. Allá e’tá mi’ mejol amigo. También e’tá mi abuela y lo’ primo’. Vamo’a la Florida, allá ya tenemo’ un tío y la tía, primo’ de mi papá. Pero mira, que llegamo’ hace día’ y yo no sé cuándo vayamo’ a cruzal–. 
Atina a señalar Dylan cuando entrega, en media cartulina, el dibujo de su bandera. Antes se había enojado porque otro niño de origen hondureño se lo arrebató, pero lo recuperó y aunque tenía algunas arrugas, el menor de 10 años, mostró orgulloso la bandera de su país de origen. También dijo que extraña el ajiaco, un platillo típico de la isla y bromeó, al ver a los cerdos comer en el Cañón, al señalar que también se le antoja “plobal el celdo”. Él y su papá buscan llegar a Florida, Estados Unidos. El estado de Florida es conocido como la segunda Cuba por la tradición migratoria cubana que se asentó en ese lugar. No obstante, fueron deportados por las autoridades estadounidenses y llevados a la ciudad fronteriza de Tijuana. Estuvieron un tiempo en un albergue y luego consiguieron vivir, momentaneamente, en un lugar en la periferia. Han decidio esperar para cruzar. El papá de Dylan mientras tanto trabaja en un restaurante ayudando en una cocina, en el centro de la ciudad. Dylan no comenta nada acerca de los motivos que los obligaron a salir, aunque afirma que su papá desea ganar en dólares. Él, por su parte, enfatizó que le gustaría conocer Disneylandia, porque ha escuchado que hay muchos juegos, es lo que comentan los niños y niñas del albergue. Ellos llegaron por una ruta que en los últimos años ha cobrado relevancia, la terrestre. Primero llegaron por vía marítima a Honduras y de ahí atravesaron vía terrestre hasta México. Una vez acá, tomaron un autobús que los dejó en la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez. Cuando fueron detenidos en Estados Unidos, fueron llevados algunos días a las congeladoras, para luego ser deportados a México hasta la ciudad de Tijuana. Dylan tiene resguardada en su memoria el avión que los trasladó, por lo que no es agradable recordarlo y tampoco comparte su experiencia de su trayecto.
Atina a señalar Dylan cuando entrega, en media cartulina, el dibujo de su bandera. Antes se había enojado porque otro niño de origen hondureño se lo arrebató, pero lo recuperó y aunque tenía algunas arrugas, el menor de 10 años, mostró orgulloso la bandera de su país de origen. También dijo que extraña el ajiaco, un platillo típico de la isla y bromeó, al ver a los cerdos comer en el Cañón, al señalar que también se le antoja “plobal el celdo”. Él y su papá buscan llegar a Florida, Estados Unidos. El estado de Florida es conocido como la segunda Cuba por la tradición migratoria cubana que se asentó en ese lugar. No obstante, fueron deportados por las autoridades estadounidenses y llevados a la ciudad fronteriza de Tijuana. Estuvieron un tiempo en un albergue y luego consiguieron vivir, momentaneamente, en un lugar en la periferia. Han decidio esperar para cruzar. El papá de Dylan mientras tanto trabaja en un restaurante ayudando en una cocina, en el centro de la ciudad. Dylan no comenta nada acerca de los motivos que los obligaron a salir, aunque afirma que su papá desea ganar en dólares. Él, por su parte, enfatizó que le gustaría conocer Disneylandia, porque ha escuchado que hay muchos juegos, es lo que comentan los niños y niñas del albergue. Ellos llegaron por una ruta que en los últimos años ha cobrado relevancia, la terrestre. Primero llegaron por vía marítima a Honduras y de ahí atravesaron vía terrestre hasta México. Una vez acá, tomaron un autobús que los dejó en la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez. Cuando fueron detenidos en Estados Unidos, fueron llevados algunos días a las congeladoras, para luego ser deportados a México hasta la ciudad de Tijuana. Dylan tiene resguardada en su memoria el avión que los trasladó, por lo que no es agradable recordarlo y tampoco comparte su experiencia de su trayecto. Cubanos refugiados en México
Cuba ocupa una las principales solicitudes de refugio en el país, es el tercero sólo después de Honduras y Haití. Hasta septiembre de 2021, 7 mil 683 personas cubanas han solicitado refugio ante la Comisión de Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), es decir aproximadamente, el 8.5% de las 90 314 solicitudes registradas. Además, en los últimos años las personas de origen cubano también han formado parte de las caravanas que han llegado al país. En 2018 y 2019, las caravanas centroamericanas atrajeron la atención debido al fenómeno de la masividad y llegaron a Tijuana, Baja California, y a Piedras Negras, Coahuila, principalmente. De forma simultánea llegaron también personas centroamericanas y cubanas en Ciudad Juárez, Chihuahua. Sin embargo, los cambios en la política migratoria obligaron a que las personas tuvieran que quedarse en las ciudades fronterizas. En el contexto último de COVID-19, las caravanas han sido disueltas por las autoridades mexicanas en la frontera sur. En el caso de Dylan y su papá, que decidió no dar su nombre por seguridad, llegaron en 2019, y hasta la actualidad están en México, pero tal como dijo el papá de Dylan, la situación para obtener refugio es complicada. Ellos, como muchas otras personas buscan llegar a Estados Unidos, porque se reconocen las redes migratorias, en el caso cubano, las que se han asentado en Florida, también en California, Nueva York y Texas, redes que tienen dos o tres generaciones.La migración de Cuba a México
La relación que tiene México y Cuba en el tema migratorio es una relación histórica e íntima que responde en gran medida a la cercanía geográfica. Por ejemplo, el Siglo XIX se registraba ya la presencia de figuras cubanas como José Martí o José María Heredia, por mencionar algunos de los más conocidos. En el contexto prerevolucionario, es conocido que un grupo de exiliados, entre ellos Fidel Castro, llegaron a México y desde aquí se preparó la Revolución Cubana. En este lugar conoció al Che Guevara. No obstante, fue después de 1959, con el triunfo de la Revolución, que se dio la salida masiva. Fue un momento coyuntural migratorio. Algunos estudios detallan que ésta fue la primera ola migratoria y estuvo detonada por los cambios sociales, políticos y económicos que se advertían en aquél país y que se extendieron hasta la década siguiente.No obstante, “los emigrantes tenían motivaciones de clase y políticas y estaban compuestos principalmente por miembros de la clase alta y media, así como por colaboradores del régimen de Batista y opositores a la Revolución”, afirma Marcos Antonio da Silva (Revista Novedades en Población, 2020).El sociólogo brasileño destaca que en total son tres olas migratorias y que Estados Unidos fue el principal país receptor. La segunda ola ocurrió en la década de 1980, derivada de la Crisis del Mariel. Según la Dirección de Inmigración y Extranjería, en ese momento, más de 125 mil cubanos salieron por el puerto Mariel rumbo a Estados Unidos. Las motivaciones que sobresalían eran políticas e ideológicas y de reunificación familiar (para reunirse con familias que salieron en el periodo anterior).
“La tercera y actual ola surge de la década de 1990, debido a la crisis económica cubana y sus efectos, causados por el fin del bloque soviético, y alcanza su punto máximo con la Crisis de los Balseros, en 1994, en que un número significativo de cubanos intentaron llegar a los Estados Unidos utilizando balsas y medios de transporte precarios”, afirma el sociólogo.