Reportajes especiales

Niños y niñas son fuertes ante COVID-19, afirman estudios

A partir de 2019 cuando se dan a conocer los primeros casos de COVID-19 en la ciudad de Wuhan, China, hasta la fecha, la enfermedad ha cubierto prácticamente a todo el planeta. Sin embargo, a cada sector de la población lo ha afectado de manera diferente; países y edades hacen la diferencia en el comportamiento de la pandemia, pero ¿qué pasa con los niños y las niñas en torno al SARS-COV-2?.   COVID 19, ¿peligroso para niñas y niños? De acuerdo con el doctor Rodolfo Rivas-Ruiz, pediatra y neonatólogo del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), los estudios que engloban la evidencia actual, indican que la mortalidad en niños es muy baja, de 0.12%. Incluso es menor que otras causas de neumonía en la misma edad. A lo largo del tiempo, el mundo ha convivido con otros tipos de coronavirus mostrando menor afectación en la población pediátrica. Algunas de las teorías que explican este fenómeno tienen que ver con el bajo número de receptores al virus que tienen los menores. “Sabemos que los niños tienen mucho menos receptores, no es que no se infecten, sino que la manifestación clínica que hacen los niños es menor”. En 2020, durante la etapa crítica de la pandemia, se realizó el estudio “Factores asociados con la muerte en niños con COVID-19 en México”. De éste se deprendió que, de la muestra de mil 443 niños confirmados, hubo una mortalidad de 1.9%. Este dato se comparó contra la tasa de mortalidad por otras causas no COVID, la cual fue de 1.4%, y resultó que el porcentaje fue similar.
No es que los coronavirus sean una causa de mortalidad fuerte de muerte para los niños, [pero comparado con] lugares como España donde se reporta que los niños de 0 a 9 años sin fallecidos; o sea de los pacientes fallecidos confirmados en México fueron 27, que representan 1.9% de todos los infectados, mientras que en España no se murió ninguno”, revela el estudio.
En este mismo estudio se buscó cuáles eran los factores de riesgo asociados a mortalidad. En primera instancia, el factor de riesgo más común fue la edad menor de cuatro años. Sin embargo, es el desarrollo de neumonía el factor más asociado al mal pronóstico. “No es tan solo que sean chiquitos, sino es que son niños que desarrollaron neumonía, porque tenían inmunosupresión, alteraciones cardiovasculares, y esas son las verdaderas causas por las cuales los niños murieron. Además, en México tenemos una tasa de obesidad espantosa […] ante eso lo que nosotros encontramos es que el riesgo cardiovascular fue uno de los factores que se asociaba a la muerte”, indicó el doctor Rivas-Ruiz. “No existe en el mundo mayor mortalidad para los niños por tener COVID-19, pero si detectas a un paciente que tenga neumonía o que tenga dificultad o sintomatología respiratoria, tienes que correr al hospital”. En el estudio también se revisaron condiciones de asma, diabetes, entre otros padecimientos y los resultados no arrojaron que hubiera alguna complicación por esta causa.   Afectaciones por  SARS-COV-2 En general, los niños con coronavirus sufren afectaciones menores, parecidas a una gripa, salvo que tengan un cuadro ya predispuesto a otras complicaciones. “Sin embargo, si desarrollan neumonía, ese sí es un factor importante, y entre los factores que llevan a ella, es la edad de menos de un año; o sea, los que más desarrollan neumonía son los niños menores de un año, entonces a ellos es a quienes más hay que cuidar”, precisa el artículo Factores de riesgo asociados con la neumonía por SARS-CoV-2 en la población pediátrica, publicado en un Boletín Médico del Hospital Infantil de México.    Ingresos hospitalarios y consultas En cuanto a los ingresos hospitalarios de niños por COVID-19 no han sido numerosos. “Por ejemplo, yo trabajo en Centro Médico Nacional Siglo XXI, ahí hay un hospital de pediatría, y no estaba lleno; estaban esperando que esto fuera una barbarie como el hospital de especialidades que estaba llenísimo, y no, no se llenó, hubo menos de un piso de ocupación”, afirmó el doctor Rivas-Ruiz. En torno a las consultas médicas de pediatría, éstas se han reducido significativamente durante el periodo de pandemia; los niños han enfermado menos que cuando asisten a la escuela.
Cuando van a la escuela [los niños] se enferman más, le da más gripa, les da más diarrea, se caen y les pasan cosas”.
Actualmente, en cuanto a la variante Delta ésta sí es muy contagiosa, pero no significa que sea más letal, en este sentido no hay datos que indiquen que ponga en mayor peligro a los niños. Comenta el especialista que como en todo, a lo positivo no se le hace caso y a lo negativo se le toma demasiada importancia.
De repente escuchas que un niño completamente sano murió por culpa del COVID, que es cierto, que puede pasar en 1 % de los casos, pero la mortalidad por esta razón es baja. La mortalidad debido a otras enfermedades como influenza, por ejemplo, bajó porque no estábamos tan expuestos”, señala.
  ¿Por qué no se ha vacunado a los niños?  De acuerdo con el doctor Rivas-Ruíz la vacuna todavía no tiene los estudios suficientes para tener una recomendación absoluta de seguridad. Las recomendaciones que se tienen actualmente son hechas a partir de estudios fase III, otorgados debido a la gravedad del problema, pero todavía no existe la autorización la cual requiere de estudios fase IV. Estas decisiones se toman a partir de una balanza de riesgo/beneficio, donde el beneficio en este caso es la disminución de la mortalidad y de las hospitalizaciones.
Lo que todavía no estamos seguros a pie de puntillas, es la seguridad de la vacuna; asumimos que no pasa nada, pero apenas llevamos de seguimiento un año”, comenta el doctor Rodolfo Rivas-Ruíz.
“La vacuna es segura desde el punto de las reacciones adversas a corto plazo, no sabemos qué va a pasar a largo plazo, asumimos que como otras vacunas no va a pasar nada. A eso se le llama Gestalt, es decir, tenemos vacunas que son similares y no han ocasionado ningún problema, luego entonces asumimos que ésta no va provocar tantos problemas. Y eso es perfectamente válido para la medicina, la medicina así se mueve”. Según la opinión del especialista: “la balanza riesgo / beneficio es a favor de la vacuna” En este corto periodo han existido algunos casos de reacciones adversas a las vacunas. El doctor Rivas-Ruiz comenta sobre la existencia de algunos casos, como en niños de 16 años con vacunas de Pfizer, que han derivado en miocarditis, o de la vacuna de Janssen, con la que se hubo presencia de coágulos que llevaron a detenerla, pero que se continuó con su uso y estudios, ya que no se encontró alguna asociación causal con la vacuna. “Sin embargo, la mortalidad en niños es baja, no están en tanto peligro, entonces, debemos de ser cautos con la recomendación de la vacuna en niños y esperar el resultado de los ensayos clínicos”.   Investigación en México  El doctor Rivas-Ruíz también dedicado al desarrollo de conocimiento, comentó que no se han realizado suficientes investigaciones en niños, lo que ha dificultado la toma de decisiones. “Se está haciendo investigación como se puede, o sea de urgencia; no se tienen todos los medios. Y con respecto a niños, debido a que no ha habido tantos casos, sí se han publicado unas cuantas cosas, pero no tanto. Nosotros somos quienes hemos publicado más al respecto, tenemos dos artículos en revistas mexicanas”.   Los niños y las niñas, una bomba de infección Eso es muy cierto, dice Rodolfo, pero para otras infecciones, virus como la influenza, por ejemplo, pero este virus no. Se han hecho estudios en escuelas en donde a pesar de estar enfermos los niños no contaminan a sus maestros, es decir, no tienen una capacidad infectante; niños menores de siete años. Un niño de 15 años ya requiere un trato como adulto.   El regreso a clases presenciales Sobre el regreso a clases, comenta el doctor Rivas-Ruíz a Once Noticias que del estudio también se puede desprender que aquellos quienes pueden tener riesgo son los menores de un año, o de uno a tres años, a los de más edad la afección es muy baja. Al hablar de un riesgo para el regreso a clases, quienes pueden ser vulnerables son los adultos, ya que son ellos quienes pueden tener una falsa percepción de que todo está bien.
Los niños no están protegidos al 100%, pero poniendo el regreso a clases en la balanza, los niños tendrían mayores beneficios al regresar a la escuela. Sin embargo, los niños no van solos a la escuela y esto podría incrementar los casos en adultos”, indicó. 
Y agrega, “yo creo que hay que modular los miedos que tenemos con los niños, eso es lo más duro. Tenemos mucho miedo, hay pocos datos, la información está a cuenta gotas, pero hay una avalancha de información desde Facebook hasta Tik Tok. Los medios de comunicación hablan de que no se está garantizando un protocolo para el regreso a la escuela, y tú dices, bueno es que no hay protocolos, no hay nada probado, no se sabe nada, pero sí tenemos esta evidencia donde a los niños no son tan afectados con este y con otros coronavirus”.  Por otro lado, sí se está viendo afectando el lado psiquiátrico de los niños, hay mayor cantidad de depresión, ansiedad, embarazos no deseados, obesidad por falta de movilidad, entre otras problemáticas. Tal vez el mayor reto en el regreso a clases para los niños queda en los ámbitos físico y emocional, más que de contagio. Éste último es para los adultos, de ahí la importancia de que sean ellos quienes mantengan la sana distancia y realicen los protocolos ya conocidos, entre ellos evitar la mala percepción de que todo está bien, cuando no está bien. “El problema del regreso a clases no está en los niños, está en los papás, abuelos y cuidadores”. Los estudios del equipo de médicos investigadores forman parte de la literatura sobre COVID-19 de la Organización Mundial de la Salud.

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