Reportajes especiales

Sierra de Guadalupe: un proyecto colectivo de conservación ambiental en la CDMX

En 1877 José María Velasco (1840-1912) pintó una de sus más famosas obras: “Vista del Valle de México”; lo hizo desde uno de los cerros que pertenecen a la Sierra de Guadalupe. Para lograr las distintas perspectivas panorámicas, caminó por las veredas de los cerros, para plasmar desde ahí “a la región más transparente del aire”, como la había llamado Alexander von Humboldt. Entre matorrales y magueyes inmortalizó aquellas evidencias paisajísticas del siglo XIX.

En la actualidad, la Sierra de Guadalupe es un Área Natural Protegida (ANP) que ha sido testigo de la explosión demográfica y la expansión de la ciudad. Su importancia radica en que es una cadena de lomeríos, de origen volcánico, inmersos en la zona metropolitana de la Ciudad de México (Alcaldía Gustavo A. Madero) y el Estado de México (municipios de Tlalnepantla, Tultitlán, Coacalco y Ecatepec). Ocupa una extensión de 7 mil hectáreas y cerca de 1 200 corresponden a la CDMX, por lo que es considerada la única ANP al norte del Valle de México.

Once Noticias conversó con el personal que trabaja en el Cerro Zacatenco, en donde se ubican las oficinas principales de la ANP a cargo de la Dirección General del Sistema de Áreas Naturales Protegidas y Áreas de Valor Ambiental, para conocer los proyectos que se impulsan en el plan de conservación de este espacio y para conocer los rostros que hacen posible que se mantenga el proyecto en pie.

El Área Natural Protegida Sierra de Guadalupe: antecedentes.

La relevancia de este espacio data desde la época prehispánica, cuyo sitio servía como centro ceremonial y de observación astronómica. El Cerro del Tepeyac, en donde se encuentra actualmente la Basílica de Guadalupe, era un centro adoratorio mexica dedicado a Tonantzin. Sin embargo, es hasta el siglo XVII que la Sierra aparece en los trabajos cartográficos. Más tarde, en 1867 aparece el primer mapa de la Sierra de Guadalupe, realizado por Ramón Almaraz. Es en este siglo que Velasco sube a los cerros, para plasmar los paisajes del Valle de México. A finales del XIX, el espacio comienza a experimentar disminución forestal y de fauna, aunque no es sino hasta el siglo XX que será mayor el deterioro ambiental.

Los primeros antecedentes de conservación de la Sierra de Guadalupe datan de la primera mitad del siglo XX, cuando “el 31 de mayo de 1923 las autoridades la decretan como Zona de Protección Forestal”, como señalan Granados y Campos, del Grupo Ambientalista Cerro de Guadalupe, en el 2005. Por su parte, Gerardo Velasco comparte a Once Noticias que:

en 1937 se da la primera acción [formal] de protección cuando se declaró Parque Nacional “El Tepeyac”. Fue porque Miguel Ángel de Quevedo vino a hacer una reforestación de eucaliptos. En ese entonces ese era el método de conservación. Abarcó aproximadamente 1500 ha.

A lo largo del tiempo se ha ampliado el suelo de conservación, por ejemplo, “el 10 de agosto de 1976, es convertida por decreto en Parque Estatal. Más tarde, en noviembre de 1978, se suman mil hectáreas.”, tal como señalan Granados y Campos (2005). Por su parte, Gerardo comenta a Once Noticias que:

En 1990 se declara Zona Sujeta a Conservación Ecológica Sierra de Guadalupe y La Armella. En el 2000, se incorpora la protección a otras zonas, por lo que se suman 668 ha más, a través del Programa General de Ordenamiento Ecológico del DF. En el 2006, se da la declatoria de Zona de Conservación Ecológica de la Armella y se suman 193 ha. Es la parte que colinda con el Estado de México.

El geógrafo y brigadista menciona que, desde la incorporación de las 668 ha, los poligonos se han modificado por el crecimiento de la población y su expansión en la zona. Comparte que “se debe de hacer un continum de todo el territorio, para lograr integrar el suelo de conservación a ANP.”

En la actualidad, la Sierra de Guadalupe, abarca 7 mil hectáreas y tal como comparte Juan Aguirre a Once Noticias, a través de un mapa de NDVI: “vemos que se ha restaurado y consolidado el bosque y el matorral, desde 1985 hasta el 2020, no obstante, aún falta muchísimo: lograr su conservación.”

Brigadistas forestales: los “héroes anónimos” de la Sierra

Actualmente son 80 personas las que laboran en la Sierra.Todas ellas distribuidas en los cerros que conforman al ANP, en la delimitación administrativa que pertenece a la alcaldía Gustavo A. Madero. Once Noticias conversó con los brigadistas forestales que son los encargados de resguardar a la Sierra de Guadalupe.

Gerardo Velasco Hernández es Jefe de Brigada del Tepeyac. Comparte a Once Noticias que lleva dos años como brigadista. Vive en la Cruz, “arriba de Martín Carrera, en el cerro Vicente Guerrero”, es vecino de la Sierra de Guadalupe. Entre sus funciones destaca la coordinación física de combate y prevención de incendios forestales, “además oriento actividades de investigación y difusión en la Sierra de Guadalupe. Los compañeros que están en mi brigada son especialistas en flora y fauna. Son personas con mucho conocimento, tanto técnico como teórico.”

Comenta a Once Noticias que antes sus labores eran más administrativas, pero a él le interesaba desarrollarse en la parte técnica: “aunque es menor la remuneración yo quería ver un área operativa y colaborar en los proyectos de conservación”, afirma Gerardo con su singular alegría.

Asegura que actualmente realizan algunos proyectos:

queremos que el suelo de conservación se incorpore al ANP. No se ha realizado, porque hay que hacer trámites con los poseedores de las tierras. El otro proyecto son los geositios en el Cerro Zacatenco.

La propuesta del proyecto de los geositios radica en revalorizar el espacio a través de la cuestión geológica: “la Sierra es la que tiene mayor antigüedad geológica. Su formación es la más antigua de la cuenca: entre 13 mil y 15 mil millones de años. Tiene la misma edad que el eje neovolcánico.” Considera que son muy importantes las rocas porque “la existencia de la biodiversidad está relacionada con el sustrato, es lo que permite que exista la vegetación.” Comparte que el tipo de roca en el cerro Zacatenco es andesita.

Otro de las voces que tiene relevancia en la Sierra es Guillermo Ortega, ya que conoce el lugar como nadie y es que lleva 30 años de trabajo en ella. “Yo amo la Sierra, por eso sigo aquí”, confiesa en voz alta y con tono de orgullo a Once Noticias. Y es que, aunque viva en el Estado de México, confiesa que le guarda mucho cariño. Entró a trabajar en 1991 como guardia forestal. Posteriormente, en 1993, lo cambiaron a policía ecológico.

En la charla, Guillermo comenta que cuando entró a trabajar:

Estaba todo invadido. Teníamos un total de 37 polígonos de asentamientos irregulares. Con el tiempo se fue construyendo el muro, para detener los asentamientos. Se fue recuperando la zona poco a poco, haciendo desalojos y desmantelamientos.

Comparte que cuando él llegó:

Eran tiraderos de basura. A la gente no le interesaba, no sabían que era suelo de conservación. No era ANP, era suelo de conservación. El 29 de mayo de 1990, se declara como ANP. Aparte eran como 13 polígonos expropiados: Cuatepec, Santa María Ticomán, Zacatenco, San Isabel Tola, todo eso se expropió y se declaró como ANP.

Explica a Once Noticias que la función de un combatiente forestal era complejo porque ellos se encargaban del monitoreo de asentamientos humanos irregulares, del combate y control de incendios forestales y de la vigilancia del muro. Entre las anécdotas que compartió recuerda cuando lo golpearon, en el Chiquihuite, por remover un asentamiento irregular, “también otra es cuando nos perdimos en un incendio. Duramos como cuatro horas perdidos en el cerro”, señala.

Confiesa que conoce todos los cerros. Su preferido es la Cruz, Peña Gorda y Tlalayotes “porque tiene una vista preciosa del mirador. Es todo lo que es la parte de la Sierra de Cuautepec. Es un lugar muy bonito. Joya de Nieves también es muy bonito. Hay muchos lugares. La Armella no tiene una vista bonita, porque ha sido invadida muchas veces.”

Considera que es importante cuidar la Sierra “porque es el último pulmón que tenemos de lado norte de la ciudad. Más para allá tenemos la Sierra, pero del Estado de México. Aquí nada más tenemos esta parte en la ciudad. Hay que darle más atención.”

Javier, Jesús y Pedro, forman parte también de las brigadas forestales. En conversación con Once Noticias, comentaron que ellos están de apoyo en Zacatenco, aunque la mayoría del tiempo están en Cuautepec, también en el Chiquihuite. Con su equipo especial, y sobre la camioneta que pertenece a la Unidad Zacatenco, bromean y tanto Javier como Jesús, dicen que Pedro es el que lleva más tiempo trabajando ahí.

Pedro comparte a Once Noticias que su labor “es estar al pendiente, nosotros le llamamos 13-50, es una de las claves que utilizamos, para estar pendientes de los incendios. También se pasan los reportes meteorológicos.” Comenta con tono de felicidad que a él le gusta mucho salir a campo: “cuando está cerca el incendio nos equipamos y ¡órale! vamos a entrarle para combatirlo.” 

Él también es vecino de la Sierra, vive en Cuautepec, “por la brecha que sube al Cerro del Chiquihuite, por ahí vivimos. Ahorita me queda lejos desplazarme hasta acá. Allá cubrimos turnos de 24 horas y descansamos 48, ese horario nos beneficia a nosotros, para realizar otra actividad alternativa.”

Comparte que él es carpintero y que comenzó a apoyar en la Sierra, en sus días libres y eso le ayudaba para acompletar su apoyo económico. Al respecto, confiesa que:

el apoyo es muy poco para los brigadistas, es muy bajo. En 2013 hasta el 2019 el apoyo era de 3 200 pesos al mes. En el 2020, con la nueva administración, ya aumentó. Casi, ‘ora sí que somos los héroes anónimos, pues luego no gozamos de un gran apoyo económico, pero el estímulo que tenemos es cuidar el medio ambiente, combatir los incendios y eso es lo que nos motiva. A veces nosotros compramos nuestro equipo de nuestra bolsa.

Pandemia y proyectos

La relevancia de la Sierra de Guadalupe radica en los servicios ambientales que proporciona (captura de carbono, regulación de microclima, espacios de recreación, riqueza en su historial cultural, etc). Además alberga flora y fauna silvestre, como afirma Juan Aguirre (geógrafo de la Unidad Técnica Operativa del Programa Altépetl) a Once Noticias:

tenemos fauna como víbora de cascabel, gavilán de Cooper y aves migratorias. En flora tenemos distintos tipos de vegetación como encinal, matorral xerófilo y pastizal. Aunque hay que destacar que tenemos pérdida general del ecosistema. A lo largo de su historia ha padecido degradación y una perturbación sustancial.

Actualmente, se impulsan algunos proyectos de relevancia como el inventario forestal de la ANP –a través de técnicas Percepción Remota, Sistemas de Información Geográfica y Fotogrametría Digital con apoyo de drones– y el proyecto de un Atlas de la Sierra 2020-2030. Juan Aguirre comparte que además buscan tecnificar algunos procesos, aumentar población y reinserción de especies, y actualizar listados de especies:

Aunque ha sido muy complejo porque nos enfrentamos un tanto al olvido: la Sierra es el rincón que las instituciones no voltean a ver, a pesar de la enorme labor colectiva que hacemos.

Debido a la emergencia sanitaria por Covid-19 de las 80 personas que laboran en la ANP, sólo la mitad asiste a trabajar, lo que ha impactado en la carga extraordinaria de trabajo para cuidar a toda la Sierra, en la que además, en esta temporada, prevalecen los incendios forestales.

Sobresale la dificultad para que las personas que colaboran en las brigadas accedan a salarios justos por las labores que realizan cuyo compromiso se impulsa a favor de la conservación del Área Natural Protegida de la Sierra de Guadalupe, el último relicto ambiental de la zona norte de la Cdmx.  

 

 

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