Sentada en un sillón amarillo, “Tesoro”, una mujer trans, cuenta de manera pícara: “Yo me quería parecer a Mar Castro ‘La Chiquitibum’”, lo dice y luego baila y canta: “¡Chiquiti bum a la bim bom vaaa!”.
Por tal motivo, relata, fue directamente a la Farmacia Paris, compro “el aceite” que horas más tarde esterilizó y se inyectó de manera clandestina, en las piernas y en los senos, para transformar su figura con el fin de ser lo más parecida a la joven torneada que saltó a la fama durante los comerciales de televisión que se repitieron insistentemente durante el mundial de fútbol de México en 1986.
Tras el primer pinchazo, “Tesoro” supo que estaba cada vez más cerca de representar a “la novia del Mundial México 86”.
Sus amigas le advirtieron que el “Gadital Yódico” que corría por sus venas, era un riesgo latente porque “a la piel se le hacían hoyos a la larga”, pero ella se repetía siempre: “Total cuando eso pase ya voy a estar muerta”.
De esta manera, con cada piquete dejaba en sus adentros un producto de calidad incierta, para incrementar el volumen de sus nalgas, piernas o pechos.
“Algunos de esos aceites me los inyectaban las doctoras de las vedettes que los traían no sé de dónde, eran de los caros, pero parecido a los otros”, señala Tesoro.
El precio de la belleza
En entre vista para Once Noticias digital, “Tesoro” compartió que a sus 20 años, su cuerpo fue la envidia de todas las “cuinas” o las “vestidas”, a causa de sus labios gruesos, senos elevados y amplias caderas.
Estos atributos le permitieron atraer la mirada de los hombres a su paso. Fue un sueño cumplido, aseguró, pues así dejó atrás “los días con hambre y sin monedas”.
“Desde que me inyecte al otro día y hasta la fecha, no he dejado de recibir un peso por como luzco, por como me veo”, refirió.
Pero casi nada es para siempre, “Tesoro” se responsabiliza por no tener los cuidados necesarios para vigilar su cuerpo que de a poquito se fue dañando.
“Todo es de como lo cuides, en el trabajo sexual te peleas, te arrastran, los policías en las redadas de una patada te tiraban o los clientes te daban tu chinga, pero también tu te la merecías porque los robabas, así era la vida de la calle, por eso no le tuve el mismo cuidado que una chica que no sale de su casa”, explicó.
“Tesoro” recuerda que primero fue un moretón en la nalga que se hizo cada vez más duro, luego la llaga que terminó explotando, por lo que se curaba con lo que podía: mertiolate, agua oxigenada, una pasta o un remedio recomendado por las comadres.
A los 30 años, comenzó a sufrir las graves complicaciones de inyectarse aceite. Cada vez que curaba sus heridas, estas se hacían más profunda. Pero aún con la piel abierta, “Tesoro” salía a las calles para buscar algún cliente y así poder comer.
“Me tenia que cuidar y esconder que estaba lastimada pero los hombres me tocaban y se llenaban de pus la mano, pensaban que era el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y se enojaban”, relató.
Los días pasaron, y las curaciones caseras lejos de aliviar, complicaron su situación, así que un día dejó todo y toco las puertas del Hospital Siglo XXI del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
“La infección ya había llegado hasta el hueso, yo me atendí en el Siglo XXI, pero fui demasiado tarde, dure seis meses internada. Mi situación no fue la misma que la de otras compañeras afortunadamente, a otras compañeras les decían: espérese y citas larguísima”, apunta.
“Tesoro” reveló que los días y las noches en el Siglo XXI fueron duros para ella debido al arrepentimiento que sentía de sus decisiones. “Ahí cuando estas entre cuatro paredes en el hospital oyendo el ‘tit’, ‘tit’ ‘tit’ piensas que no vas a pasar el día de mañana, estando ahí sientes que tienes los días contados”, añadió.
Luego una recuperación larguísima, acompañada de su pareja, “Tesoro” compartió su experiencia para evitar que a otras personas les suceda lo mismo.
Asegurar la integridad de las mujeres trans
La vida de “Tesoro” o Laura González, una mujer trans que se atrevió a romper esquemas en la década de los ochenta, es ejemplo vivo del daño que ocasionan los modelantes, -aceites- que se inyectan comúnmente de manera oculta o bien, con médicos.
Por ello, la diputada por el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), María Clemente García Moreno, presentó en conjunto con el diputado Manuel Reyes, presidente de la Comisión de Salud, una iniciativa para atender la salud de la población trans a fin de establecer un catálogo definido sobre las sustancias modelantes autorizadas, para evitar los riesgos a la salud.
La legisladora señala que las mujeres trans inyectan a sus cuerpos: aceites de cocina, de avión, biopolimeros, o guayacol (un extracto proveniente de un árbol llamado Guayacán, que si se infiltra en el cuerpo puede provocar abscesos y úlceras), lo que las pone en riesgo.
“En México cada año se hacen más de 900 mil procedimientos de este tipo, es decir casi un millón de personas, dos mil 500 procedimientos diarios se están realizando en este país en el que se esta administrado, a la gente todo este tipo de sustancia”, explicó Clemente.
En su opinión, esta “mala práctica médica” ocasiona la enfermedad por modelantes, en la que las partes del cuerpo se gangrenan. Para detener este padecimiento se realizan amputaciones de las extremeidas dañadas, pues en la mayoría de los casos en incurable.
¿Qué pide la iniciativa?
Derivado de ello, la diputada espera que su propuesta sea aprobada por las y los senadores que se estrenarán en el cargo el próximo primero de septiembre.
“Queremos dejar muy en claro que para este tipo de procedimientos se necesita autorización sanitaria y que tienen que se hechos por profesionales de la medicina como cirujanos plásticos que si están capacitados para alterar los cuerpos de las personas de esa manera”, enfatiza.
Esta iniciativa pretende castigar con penas de cinco a ocho años de prisión a quien realice procedimientos de modelamiento del cuerpo con sustancias ilegales.
Recomendaciones ante un procedimiento estético
Ante el elevado número de procedimientos inadecuados, la Comisión Federal para Prevenir los Riesgos Sanitarios (Cofepris) recomendó a la población que desee realizar un procedimiento estético:
- Evitar acudir con personas no calificadas, como cosmetólogos o esteticistas y sitios o establecimientos informales que ofrezcan este tipo de procedimiento.
- Acudir con los profesionales de la salud acreditados e investigar que se encuentre registrado en la página del Consejo Mexicano de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva (CMCPER), aún si se lo han recomendado para una valoración médica y determinar mejores alternativas.
- Asegurarse de que las sustancias que se utilizarán fueron adquiridas con proveedores autorizados y que cuenten con registro sanitario como dispositivo médico; evitando siempre entornos que no sean médicos.
Además, recordó que el personal de salud vinculado a este tipo de procedimientos debe de contar con estudios que lo avalen como cirujano plástico, expedidos por una institución reconocida y contar con registros de actualización en la materia ante asociaciones o colegiados de cirugía plástica, estética y reconstructiva.
De igual manera, sugirió a las y los usuarios: conocer las características químicas y de origen de las sustancias que se pretenden utilizar en cualquier procedimiento invasivo y los riesgos que conlleva la intervención.