Ciencia

Emiratos Árabes lanza bengalas de sal para exprimir lluvia de las nubes

Los Emiratos Árabes Unidos lideran el esfuerzo para sembrar nubes y aumentar las precipitaciones ante los embates del cambio climático.

Mientras un avión de doble turbohélice despega bajo el ardiente Sol del desierto con docenas de botes de sal adheridos a sus alas, el funcionario meteorológico de los Emiratos Árabes Unidos, Abullah al-Hammadi, escanea mapas meteorológicos en pantallas de computadoras en busca de formaciones de nubes.

A 9 mil pies sobre el nivel del mar, el avión lanza bengalas de sal en las nubes blancas más prometedoras, con la esperanza de provocar lluvia.

“La siembra de nubes requiere la existencia de nubes de lluvia, y esto es un problema, ya que no siempre es el caso”, dijo Hamadi, jefe de operaciones de mejora de la lluvia en el Centro Nacional de Meteorología de los Emiratos Árabes Unidos.

Los Emiratos Árabes Unidos, ubicados en una de las regiones más cálidas y secas de la tierra, han estado liderando el esfuerzo para sembrar nubes y aumentar las precipitaciones, que se mantienen en menos de 100 milímetros (3.9 pulgadas) al año en promedio.

Liberación de nanopartículas de sal

Los efectos del cambio climático, combinados con una población en crecimiento y una economía que se diversifica hacia el turismo y otras áreas, han aumentado la demanda de agua en los Emiratos Árabes Unidos, que ha dependido de costosas plantas de desalinización que utilizan agua de mar.

Los funcionarios dicen que creen que la siembra de nubes puede ayudar. Los científicos en Abu Dhabi combinan el lanzamiento de bengalas de sal higroscópicas, o que atraen agua, con la liberación de nanopartículas de sal, una tecnología más nueva, en las nubes para estimular y acelerar el proceso de condensación y, con suerte, producir gotas lo suficientemente grandes como para luego caer como lluvia.

“La siembra de nubes aumenta las tasas de lluvia en aproximadamente 10% a 30% por año. Según nuestros cálculos, las operaciones de siembra de nubes cuestan mucho menos que el proceso de desalinización”, dijo Hammadi.

Otros países de la región, incluidos Arabia Saudita e Irán, han anunciado planes similares mientras enfrentan sequías históricas.

Edward Graham, meteorólogo de la Universidad de Highlands and Islands en Gran Bretaña, dijo que la sal utilizada en la siembra de nubes en los Emiratos Árabes Unidos no daña el medio ambiente.

Foto: AFP.

“En términos de huella de carbono, los aviones que vuelan hacia las nubes son solo aviones pequeños, en comparación con los miles de millones de automóviles en el planeta y los enormes aviones que realizan viajes aéreos internacionales todos los días, es solo una gota en el océano”, señaló el experto.

Los pilotos con base en el aeropuerto al-Ain de los Emiratos Árabes Unidos deben estar listos para despegar en cualquier momento, sobrevolando el desierto amarillo rojizo antes de dirigir su avión hacia las nubes ubicadas en las pantallas de los meteorólogos.

“La siembra de nubes se considera el segundo desafío más difícil para los pilotos. Cuando hay una nube, tratamos de averiguar la forma en que debemos entrar y salir de ella y evitar tormentas eléctricas o granizo”, explicó el piloto Ahmed al-Jaberi.

La sequía supera barreras planetarias

En agosto, la sequía ha provocado que, por ejemplo, en Alemania el bajo caudal del Río Rin haya obstaculizado el tráfico de mercancías, o que en Francia se haya reducido forzosamente la producción eléctrica dada la dificultad para refrigerar el combustible nuclear.

Este año, además, se ha superado una “barrera planetaria” más -de las nueve que estableció el Stockholm Resilience Centre-: la relativa a la disponibilidad de agua, según reveló un estudio reciente liderado por la investigadora Lan Wang-Erlandsson y publicado en la revista científica Nature.

La investigación concluye que el uso de agua dulce de los humanos ha superado el límite de seguridad, una condición que “nunca habíamos experimentado”, según explicó en la inauguración del encuentro la doctora Wang-Erlandsson, quien también señaló al agua como posible causante del aumento en las concentraciones de metano en la atmósfera.

“La alimentación es agua, la energía es agua, todo está conectado con el agua”, dijo Wang-Erlandsson.

Foto: AFP.

Crisis hídrica en Ginebra

Ginebra, importante centro del multilateralismo, enfrenta retos sin precedentes.

“Vamos a experimentar el cambio climático en gran medida a través del ciclo del agua“, destacó la especialista Sandra Postel, fundadora del Global Water Policy Project, en la ceremonia, donde se han presentado los principales desafíos sobre los que se debatirá a lo largo de la semana.

Asimismo, subrayó el control de las inundaciones como algo de lo que “tendremos que ocuparnos cada vez más”, así como la reposición de las aguas subterráneas o el acceso universal a este recurso, entre los diversos temas que abordarán los expertos.

Además, Postel resaltó la importancia de la lucha por preservar este recurso como una de las “tres crisis existenciales” que afronta la humanidad -junto con el cambio climático y la pérdida de biodiversidad- y ha incidido en la necesidad de dar con soluciones que atajen esos tres retos “simultáneamente”.

“En 2022 el problema del agua no es aplicable solo a una determinada población. Ahora no es necesario vivir en una zona árida o semiárida para tener problemas de escasez de agua”, señaló por su parte la analista de Unión Africana, Hafsa Malim.

Para la experta, un asunto clave en la conferencia será determinar cómo se pueden escalar las soluciones que se han probado eficientes en diferentes países y comprobar si de verdad se pueden adaptar a otros contextos.

Sequía en China

La mitad del territorio de China está sufriendo sequía, incluidas partes de la gélida meseta del Tíbet, en medio de una ola de calor sin precedentes en el país, de acuerdo con datos oficiales.

Un gráfico del Centro Nacional del Clima mostró el miércoles pasado que amplios sectores del sur de China, incluidas partes del Tíbet, se encontraban en condiciones de sequía de “grave” a “extraordinaria”.

En la zona más afectada, la cuenca del Río Yangtsé -desde la provincia de Sichuan en el suroeste hasta Shanghái en la costa este- viven alrededor de 370 millones de personas y acoge grandes centros industriales, como la megaciudad de Chongqing.

La segunda economía mundial se vio afectada recientemente por temperaturas récord, inundaciones y sequías, fenómenos extremos que los científicos aseguran que serán más intensos y frecuentes por el cambio climático.

El sur de China atraviesa su ola de calor más larga y sostenida desde que empezaron a registrarse datos meteorológicos hace más de 60 años indicó el Ministerio de Agricultura.

Expertos señalan que la intensidad, la extensión y la duración de esta ola de calor pueden convertirla en una de las peores del mundo.

La Administración Meteorológica de China prevé que las altas temperaturas se mantengan por encima de los 40 ºC en Chongqing y en las provincias de Sichuan, Jiangxi y Zhejiang.

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