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Ignacio Allende, un gran motor para el movimiento independentista de México  

Por haber sido el principal promotor del levantamiento y por su preparación militar, Allende pudo haber sido jefe de la lucha armada.

Ignacio María de Allende y Unzaga nació el 21 de enero de 1769 en San Miguel el Grande, actual San Miguel de Allende, Guanajuato. Hombre criollo de gran carácter, proveniente de buena familia, hábil en la caballería, el toreo y la charrería. 

Conocido solamente como Ignacio Allende o Allende, fue un militar y revolucionario que se destacó como uno de los caudillos principales de la primera etapa de la Guerra de Independencia de México. 

Fue hijo de María Ana de Unzaga y del español Domingo Narciso de Allende; creció en el seno de una rica familia dedicada al comercio y la agricultura. 

Allende cursó sus estudios en el Colegio de San Francisco de Sales donde conoció a los hermanos Aldama, quienes, también destacarían en el movimiento independentista. 

Desde muy temprana edad, Ignacio Allende estuvo particularmente interesado en las armas. En 1795, comenzó su carrera militar ingresando al ejército y en 1797 obtuvo el grado de capitán. Durante sus constantes traslados militares fue conociendo y relacionándose con distintos miembros de grupos liberales y masones, los cuales compartían sus pensamientos independentistas y de libertad.  

El primer biógrafo de Allende, Benito Abel Arteaga, lo describe como: “alto de pelo rubio y crespo, lo mismo que la barba, blanco de ojos garzos y muy vivos, nariz aguileña, aunque ligeramente torcida por habérsela quebrado en una de sus diversiones de campo; su boca bien formada, si bien animada siempre por una sonrisa equívoca que así anunciaba la condescendencia como también desdén de contextura atlética”. 

El joven Ignacio siempre se distinguió por intrépido, lo que le hizo popular entre sus amigos. Era un verdadero juan-sin-miedo que gustaba de exponerse al peligro en busca de la estimulante adrenalina.  

Fuera de su carácter arrojado se conoce poco de su juventud, y a diferencia de sus hermanos, Ignacio no fue a la capital a estudiar, pues era obvio que su temperamento no compaginaba ni con la vida de sacristía ni con la del roedor de biblioteca. 

Fue a partir de 1806 que se unió al movimiento independentista al lado de Miguel Hidalgo y Costilla. En 1809, formó parte de la conspiración fallida de Valladolid, dando como resultado la captura de sus dirigentes y obligándolo a escapar a San Miguel.  

Junto con Juan Aldama, convenció al cura Miguel Hidalgo para encabezar un levantamiento que se llevaría a cabo a finales de 1810.  Sin embargo, fueron descubiertos, obligándolos a lanzar el grito de Independencia el 16 de septiembre de 1810. 

Fue capitán y mano derecha del cura Miguel Hidalgo durante la Guerra de Independencia. Ayudó a la toma de la Alhóndiga de Granaditas y participó en la victoria en el Monte de las Cruces.  

Allende el estratega 

Allende, por haber sido el principal promotor del levantamiento y por su preparación militar, era quien naturalmente podía haber sido jefe de la lucha armada; pero Hidalgo, por su carisma, decisión e influencia sobre el pueblo, fue reconocido como cabeza de esa gesta, por el liderazgo que generaba para reunir en el movimiento a un gran número de personas.  

Los jefes insurgentes eligieron a Hidalgo, capitán general; y a Allende teniente general. Luego del levantamiento del 16 de septiembre, Ignacio Allende planeó la batalla del Monte de las Cruces, el mayor triunfo de las tropas insurgentes de la primera etapa independentista.  

Posteriormente fue derrotado, en la defensa de Guanajuato, decidiéndose a abandonar la dirección política del movimiento para dedicarse sólo al mando militar. 

Estando en la batalla de Puente de Calderón, a las afueras de Guadalajara, actual estado de Jalisco, volvió a demostrar su capacidad al rechazar en tres ocasiones a los realistas, pero desafortunadamente el ganador de aquella lucha finalmente fue el Ejército Virreinal, bajo el comando de Félix María Calleja. 

Hidalgo renunció entonces, y Allende fue investido con el mando de tropas insurgentes. Marcharon hacia Saltillo, siendo traicionados por Ignacio Elizondo en Acatitla de Baján.  

El hijo de Allende murió en la refriega. El comandante insurgente fue aprehendido, junto a otros líderes y parte de la tropa, se les condujo, a pie y encadenados a Chihuahua, lugar en donde fue sentenciado a muerte y pasado por las armas el 26 de junio de 1811, con Hidalgo, Aldama, Jiménez y Santamaría. 

A Ignacio Allende se le reconocía popularmente por su ética y caballerosidad en el mando. Fue partidario del orden y respeto a la población civil y no castigaba ni ejecutaba a sus presos. Un militar cuya en defensa de la libertad, igualdad, y democracia, encabezo la revolución de Independencia de México. Sus restos reposan en el Ángel de la Independencia. 

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