Internacional

Lula da Silva y Jair Bolsonaro miden fuerzas previo a elecciones en Brasil

Este sábado 1 de octubre se espera a final de la tarde, la publicación del último sondeo del Instituto Datafolha, referencia en Brasil.

Luiz Inácio Lula da Silva y Jair Bolsonaro queman sus últimos cartuchos este sábado en Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil, antes de medir sus fuerzas el domingo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales.

Bolsonaro, de 67 años, chaqueta negra y sin casco, encabezaba una caravana en moto hasta el Parque Ibirapuera, pulmón verde de Sao Paulo, para un mitin frente a seguidores. A lo largo de la vía, brasileños que vestían camisetas amarillas y verdes y ondeaban banderas de su país aplaudían y pedían selfies con el mandatario.

A unos 5 km, votantes del expresidente Lula, de 76 años y al frente de los sondeos, comenzaban a congregarse en la emblemática avenida Paulista, escenario de las grandes manifestaciones en la megalópolis, para una “marcha de la victoria” en el último día de campaña.

¡Brasil, urgente, Lula presidente!” y “¡Jair, hora de salir!”, gritaban los primeros manifestantes que se congregaron en el acto del candidato de izquierda, que apuesta por llevarse la presidencia en la primera vuelta.

Bolsonaro lo arruinó todo, es hora de que Lula regrese para que podamos intentar rescatar estos ocho años y enviar Brasil nuevamente al frente”, dijo Anderson Momesso, de 52 años.

Bolsonaro incrementa presencia

El presidente de extrema derecha ha recorrido varias ciudades del país sobre dos ruedas con sus seguidores, incluso en Guaranhuns, en Pernambuco (noreste), donde Lula creció antes de mudarse con su familia a Sao Paulo escapando de la pobreza.

Su equipo de campaña espera que esta ruidosa demostración de un último impulso al excapitán del Ejército, que partirá después a Santa Catarina, en el sureste, para un último acto que pondrá fin a mes y medio de campaña.

La carrera electoral tuvo este año un incremento de la seguridad, cuatro años después de que Bolsonaro fuera acuchillado en plena calle antes de las elecciones de 2018.

Los anuncios en radio y televisión están prohibidos desde el jueves, pero los eventos en persona y la distribución de material electoral serán permitidos hasta la noche del sábado.

Esperan publicación del último sondeo

El sábado también se espera a final de la tarde la publicación del último sondeo del Instituto Datafolha, referencia en Brasil.

Esa encuestadora ubicó el jueves a Lula al frente con una amplia ventaja de 14 puntos sobre Bolsonaro, 48% a 34%.

Para obtener un tercer mandato desde el domingo, el expresidente (2003-2010) debe aunar al menos 50% de los votos válidos (sin nulos ni blancos).

En la encuesta del jueves, Lula aparecía justamente con 50% de esos votos. El margen de error es de más o menos dos puntos porcentuales, lo que crea incertidumbre sobre la posibilidad de un balotaje, previsto el 30 de octubre.

Confiado en un triunfo en la primera vuelta, su Partido de los Trabajadores obtuvo permiso para reunir a sus seguidores en la Paulista la noche del domingo para celebrar.

Las últimas horas de campaña “serán muy tensas, todo el mundo observará los más mínimos detalles que podrían mover la aguja para un lado u otro”, dice Jairo Nicolau, politólogo de la Fundación Getulio Vargas.

Lula y Bolsonaro intercambian acusaciones durante último debate

El exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva y el actual presidente Jair Bolsonaro, favoritos en las elecciones brasileñas del próximo domingo 2 de octubre, intercambiaron insultos y acusaciones en un belicoso último debate.

El tradicional debate de la TV Globo, el más esperado antes de las elecciones, era el segundo duelo televisivo con la presencia de los dos punteros en las encuestas y se anticipaba electrizante, visto como la última gran oportunidad para atraer el voto de los indecisos.

En su primera intervención, Bolsonaro acusó a Lula de haber sido el jefe de una “pandilla” de ladrones, durante los gobiernos de su Partido de los Trabajadores (PT) (2003-2016), incluso tachándolo de “mentiroso” y “traidor a la patria”.

Hacía referencia al escándalo de Petrobras, por el que el otrora obrero metalúrgico fue encarcelado por 18 meses en 2018 y 2019, antes de que su condena fuera anulada por la corte suprema.

Lula, quien había sido criticado por eludir las acusaciones de corrupción en el primer duelo televisivo, decidió esta vez ir al ataque.

Si se viese en el espejo y supiese lo que pasa en su gobierno, lo que fue la pandilla de la vacuna”, lanzó el expresidente, acusando a su rival de irregularidades durante la compra de antígenos contra el COVID.

Los sondeos reflejan incluso la posibilidad de que Lula gane en la primera vuelta el domingo, según una encuesta publicada este jueves 29 de septiembre por el Instituto Datafolha, que le da una ventaja de 14 puntos al exmandatario y 50% de los votos válidos.

El 2 de octubre, el pueblo te va a mandar a casa”, agregó el izquierdista, lamentando a un presidente que “miente a toda hora, descaradamente”.

No existe nada contra mi gobierno”, dijo Bolsonaro, quien siguió arremetiendo con el micro apagado, lo que le valió un llamado al orden del moderador.

Los ánimos luego se calmaron, pero en las más de tres horas de discusiones pocas propuestas concretas fueron presentadas por los siete candidatos presentes (de los 11 en lista).

¿Qué proponen ambos candidatos?

Programas sociales y economía

Actualmente, más de 33 millones de brasileños pasan hambre y 9.9 millones están desempleados en este país de 213 millones de habitantes.

El principal caballo de batalla de Bolsonaro para combatir esto es el programa de transferencia de dinero Auxilio Brasil, una reformulación del Bolsa Familia creado bajo la administración Lula (2003-2010), aumentado a 400 reales mensuales (77 dólares) durante la pandemia y a 600 reales (115 dólares) este año.

Su programa menciona como prioridad la generación de empleos, especialmente para jóvenes y mujeres, y cita la libertad económica como promotora del bienestar social.

El candidato ultraderechista promete eximir del impuesto a la renta a quienes ganen hasta cinco salarios mínimos y mejorar la infraestructura en las regiones menos desarrolladas, además de ampliar el proceso de privatizaciones.

Lula, por su parte, promete lanzar un Bolsa Familia “renovado y ampliado”, agregando a los 600 reales mensuales otros 150 (28 dólares) por cada hijo menor de seis años.

Su propuesta económica tiene como pilares la inversión pública y la mejora del salario mínimo (mil 212 reales unos 236 dólares) para restaurar el poder adquisitivo de los brasileños frente a la elevada inflación.

El líder histórico del Partido de los Trabajadores (P) también se plantea implementar una reforma tributaria “para que los pobres paguen menos y los ricos paguen más”. Lula ha dicho que trazará un plan para reducir el endeudamiento que afecta a casi 70% de las familias brasileñas.  

Por ello, propone una nueva legislación laboral “para ampliar la protección social”, revirtiendo los retrocesos de una reforma de 2017.

Medio ambiente y Amazonía

Blanco de fuertes críticas internacionales, la política ambiental de Bolsonaro prevé continuar con las operaciones militares “Verde Brasil” y “Guardianes del Bioma”, criticadas por ambientalistas por su alto costo y baja eficacia para combatir la deforestación, los incendios y la criminalidad en la Amazonía.  

En su programa, afirma que “buscará acelerar el desarrollo de acciones de reducción y mitigación de gases de efecto invernadero”, al tiempo que reconoce la lucha climática como parte inexorable de la solución para el futuro del planeta, afirmaciones vistas con escepticismo por los especialistas.

Mientras que Lula promete combatir frontalmente la minería ilegal, los incendios y la deforestación en la selva amazónica, fortaleciendo los órganos de preservación y control, debilitados durante la gestión de Bolsonaro.

Asimismo, pretende destrabar los recursos millonarios del Fondo Amazonía, financiado por Noruega y Alemania y paralizado desde 2019. También promete cumplir las metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero asumidas en el Acuerdo de París y asegurar la transición energética del país.

Relaciones internacionales

Lula apunta a recuperar el protagonismo global de Brasil con una política externa activa y altiva, ampliando acuerdos comerciales internacionales y retomando la cooperación “sur-sur” con América Latina y África, así como el fortalecimiento del Mercosur, la Unasur, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y el Brics.

“Viajaré para restablecer la relación que Brasil tenía con todos los países de Europa, de Sudamérica, con Sudáfrica, con China, con los países árabes, con Estados Unidos”, dijo Lula durante la campaña.

Bolsonaro defiende nuevos acuerdos bilaterales y multilaterales, y apuesta por concluir el proceso de ingreso de Brasil a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), para atraer inversiones, capital y fortalecer los lazos con los países industrializados.

Seguridad

Bolsonaro promete aumentar la inversión en órganos de seguridad pública como policías estatales y Fuerzas Armadas. Además, defiende una flexibilización aún mayor del acceso a las armas, para ampliar el derecho fundamental a la legítima defensa y la libertad individual.

Lula, en cambio, dice que es necesaria una nueva política sobre drogas que sustituya el actual modelo bélico de combate al narcotráfico con estrategias que privilegien la investigación y la inteligencia para desarticular las organizaciones criminales.

Minorías

Lula promete defender “los derechos y territorios de los pueblos indígenas” y quilombolas  (descendientes de esclavos) y se comprometió públicamente a crear un Ministerio de los pueblos originarios, encabezado por personas indígena.

Así como políticas de salud, educación, empleo y seguridad para la comunidad LGBTIQ+ y la ampliación de cupos sociales y raciales en universidades.

Por su parte, Bolsonaro no menciona a la comunidad LGBTIQ+ en su programa. Sobre los indígenas, reivindica su “libertad” de hacer un “uso responsable” de los recursos naturales, “equilibrando protección ambiental con crecimiento económico justo y sustentable”.

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